Poison hizo su aparición al final del festival, los niños se habían ido y sólo quedábamos adolescentes y adultos. Me encontraba de pie junto a Theo, Sophie y Tyler frente al escenario y sonriendo como idiota al ver a Taylor salir con pasos seguros hasta posarse frente al micrófono. Mientras se acomodaba la guitarra eléctrica nuestros ojos se encontraron, mi corazón pareció hincharse y detenerse para luego bombear sangre con rapidez. Su mirada verde me producía taquicardia y esperaba acostumbrarme pronto o de lo contrario moriría joven.
—¿Has hablado con Tay? —susurró Tyler en mi oído, inclinándose hacia mí con disimulo.
Despegué mis ojos de la banda para posarlos sobre él. Llevaba las manos en los bolsillos con una posición tranquila, no se veía nervioso por lo que acababa de preguntar ni tampoco como si esperara una respuesta positiva. Parecía como si todo le diera igual, como si aceptar tener algo con él fuera sinónimo de cumplir con una actividad habitual. Su postura relajada me decepcionó porque dentro de todo mi egoísmo de adolescente caprichosa esperaba que sintiera algo, que demostrara algo.
—No, claro que no.
—¿Y cuándo lo harás?
—Cuando se presente el momento, Tyler. No me presiones —sentencié.
Volví mi atención hacia delante y las primeras notas de Love Of My Life comenzaron a sonar. Se me erizó la piel al escuchar la primera estrofa, el sonido delicado de la voz de Taylor que transmitía una profunda emoción como quien cantaba a un viejo amor. Me gustaba eso de su voz, podía transformarla para hacerte sentir felicidad, miedo, amor o tristeza.
—¿Sabes que esta es la primera vez que canta esta canción en un concierto?
—Tyler, ya basta.
—¿Qué? Es un dato curioso, cuando sea famoso sus fanáticas pagarán mucho dinero para saber estas cosas sobre él, te estoy brindando la oportunidad de conocerlas sin pagar.
Rodeé los ojos.
—Claro, es que tienes un corazón desinteresado y por eso utilizas ese tono de burla.
Rió entre dientes. Había dado en el blanco, no estaba compartiendo aquello conmigo para informarme sobre la banda de Taylor sino para presionarme a hablar de él. La noche anterior parecía tan lejana, se había comportado como un amigo ejemplar; no obstante, ahí estaba soltando comentarios que me harían sentir culpable y me llevarían a confesarle todo a su amigo. Y claro que tenía la intención de hacerlo, de hecho pensaba hacerlo esa misma noche luego del concierto cuando Taylor y yo volviéramos juntos a casa en mi vehículo, pero no me gustaba sentirme apurada y mucho menos si quien lo hacía era Tyler.
—Si canta una canción de Ed Sheeran o Bruno Mars me deberás una pizza.
—Sabes tan bien como yo que las canciones las eligió la directora, no él.
Lo espié por el rabillo del ojo y me percaté de que se había encogido de hombros.
—Quizás o también existe la posibilidad de que esté cantándote una serenata.
—No eres gracioso, Ty. Eres un idiota que me está haciendo pensar si se cayó de cabeza cuando era pequeño, si no lo amamantaron cuando nació o si simplemente lo hace por gusto.
Theo nos echó una mirada confundida al escuchar mis palabras y tuve que fingir una sonrisa para que creyera que estaba todo en orden. Me pareció que le dedicó una advertencia silenciosa al castaño, pero no lo pude determinarlo con seguridad porque tenía toda mi atención en Taylor. La canción cambió entonces a Grenade de Bruno Mars y contuve la necesidad de suspirar con pesadez.
—Te lo dije —canturreó en mi oído.
Me removí en el lugar como si eso fuera suficiente para borrar sus palabras. La manera en que me habían hecho sentir y cómo mi cuerpo había respondido al contacto de su aliento cálido contra mi piel no ayudaba a mejorar la situación. Di unos pasos hacia adelante, adentrándome entre la pequeña multitud que escuchaba a la banda con atención y fingí mi mejor sonrisa cuando la mirada de Taylor recayó nuevamente sobre mí. Una mirada de confusión que expresaba su desconcierto al verme alejarme de nuestros amigos.
El concierto se extendió por al menos una hora. Luego de tocar otras canciones famosas aprobadas por la directora y el administrador del pueblo, habían pasado a deleitar a su audiencia con melodías de su autoría, mucho más entretenidas y con un ritmo más acorde a su estilo. Para el momento en que finalizó, estaba casi en primera fila con una sonrisa tonta en el rostro.
—¿Todo en orden, pequeñita?
—Sí, Theo. ¿Ya se van?
Paseé mi mirada entre Sophie y Theo que habían abandonado la vergüenza y el secretismo por esa noche y se encontraban de pie uno junto al otro mostrando con orgullo sus manos entrelazadas. Lucían como una pareja tierna de anime, él muy alto y musculoso debido a años de entrenamiento y ella menuda, pequeñita y con mucho cabello. Incluso había armado mi propio ship esa noche: Sheo. La pareja prometía y yo me había convertido en su fanática número uno.
—Sí, Sophie llevará a Tyler a casa también. Envíale mis saludos a Taylor y a la banda.