Una fogata de dos metros de diámetro se encontraba en una zona alejada de la vegetación en la reserva natural Rosewood junto a un largo arroyo y mesas de camping de madera. Encontré más adolescentes de los que había visto en el instituto en mis cuatro meses de clases y no me fue difícil entender que más de un pueblo se había reunido allí esa noche para celebrar el cambio de calendario.
Avancé junto a Tyler, hombro con hombro, detrás de la linda pareja que se había formado entre Theo y Sophie. El calor de las llamas llegaba hasta nosotros y compensaba el clima frío del invierno. La música estaba bastante alta por lo que había que hablar a gritos para poder escucharse y el alcohol circulaba en vasos rojos de plástico.
—¿Quieres una bebida? —preguntó Tyler inclinándose hacia mí.
—Una, dos, las que sean necesarias.
Él río sin comprender los motivos ocultos detrás de mis palabras y extendió su mano en mi dirección. No tardé en tomarla y nos dirigimos juntos hacia una de las mesas donde se habían depositado las bebidas. Tyler preparó un brebaje de vodka y bebida gasificada de lima—limón y me entregó un vaso que estaba cerca de rebalsarse. Acerqué mis labios al borde y le di un largo sorbo para no mancharme con el líquido.
—Esto está horrible —confesé con una carcajada débil y luego le di otro sorbo porque no pensaba desperdiciarlo—. Pero me lo beberé.
—¿No es whisky exportado de Escocia y añejado en barricas de roble? —soltó con burla y se ganó un leve empujón por ello.
—Cuando bebas whisky de calidad me entenderás.
—Cuando quieras puedes regalarme uno, G.
Alzó el vaso y chocó el mío haciendo un brindis. Llevé la bebida a mis labios y los arrugué al sentir el fuerte gusto que arañó mi lengua y garganta al trazar un camino hacia mi interior.
—En verdad es un asco —secundó.
Su risa me pareció chistosa y me encontré riendo con él. Bebimos nuestro primer trago de la noche de pie junto a la mesa de bebidas y tras preparar un segundo remplazando el refresco por jugo de naranja, nos encaminamos hacia unos troncos dispuestos alrededor del claro para ser usados como asientos. No habíamos encontrado a Sophie y Theo a primera vista por lo que supuse que debían haber encontrado un rincón oscuro donde besuquearse hasta que les sangraran los labios.
—Entonces… —comenzó Ty—. ¿Taylor y tú terminaron?
Negué con la cabeza. No habíamos terminado porque para ello deberíamos haber tenido antes una relación y lo nuestro fueron citas sueltas sin título ni obligaciones. Habíamos sido dos personas pasando el rato, conociéndose de una manera distinta y más íntima y besándose cuando había oportunidad.
—Él está… ocupado.
—¿Se ha enojado contigo?
Me miró con confusión y atención, negué con la cabeza una vez más.
—Promete no decir ni una palabra, ni siquiera a mí cuando vuelva a estar sobria.
—Lo prometo.
—El esposo de su tía materna fue quien causó el accidente de mis padres —confesé en un susurro contra su oreja.
—Vaya, eso sí que es una mierda.
Asentí energéticamente y llevé el vaso plástico a mis labios para no tener que volver a hablar sobre ello.
—Es una lástima, ¿sabes? Creí que Taylor sería tu primer beso del 2020.
Poco me faltó para atragantarme con la bebida, pero eso no me impidió que mientras tragara le dedicara una mirada de asombro. El alcohol había comenzado a hacer efecto en él o simplemente se había olvidado de todo y recuperado su actitud coqueta.
—¿Por qué es una lástima? —conseguí articular.
—Porque ahora no tendrás excusa para que yo sea tu primer beso.
Solté una carcajada que me hizo doler la garganta a causa de mi casi muerte prematura por asfixia y luego le dediqué una mirada mientras batía mis pestañas como niña tonta.
—¿Quieres besarme, Ty?
—Cada minuto del día.
—¿Y por qué no lo has hecho?
La curiosidad había podido conmigo y superado a la vergüenza que, si bien calentaba mi rostro, no parecía importar en ese momento.
—Porque esperaba que me dijeras que habías hablado con Tay.
—Pero tú hablaste con él, ¿no?
Asintió y dio un trago a su bebida.
—Sí, pero quería que fueras tú la que dieras el visto bueno.
Terminé el jugo diluido con alcohol de un trago mientras pensaba qué decir a continuación. Allí estaba Tyler luciendo tan perfecto como siempre con el cabello moviéndose lentamente a causa de la brisa invernal y con los ojos reflejando la danza incansable de las llamas. Mi corazón lloraba la pérdida de Taylor; sin embargo, mi cuerpo respondía a su presencia. Mi cerebro parecía estar callado a causa del vino, las cervezas y el vodka. Podría decirle que no y él aceptaría mi negativa ya que no era de la clase que presionaba o podría decirle que sí y olvidarme de todo por unos segundos.