Tressa de cabeza

Capítulo 7

Estuve toda la maldita mañana intentando pensar una excusa decente para mi salida. Realmente podía decir que saldría con Eve, pero dadas las circunstancias del día anterior mi madre probablemente no me creería. Decidí que lo mejor sería que mi amiga viniera un rato antes a mi casa, en plan nos juntamos a ver algunas películas y charlar de estupideces, para más tarde decidirnos a ir por helado. No podía pedirle a Eve que hiciera eso por mi porque debería contarle todo lo del día anterior y no quería meter la pata. También debía evitar que mi madre mencionara a los muchachos, por lo menos por el momento, para que ella no supiera que ellos habían pasado por allí. Debía evitar a toda costa que ellas dos cruzaran palabras, iba a ser tarea difícil y debía ser muy cuidadosa. Consideré varias ideas para llevar a mi amiga a casa y terminé decidiendo por la que más me molestaría luego, pero la que mejor la mantendría encerrada en mi habitación.

Tecleé un mensaje a mi amiga cerca de las doce del mediodía, la cita con los muchachos era a las cinco. Amiga ¿Podrás venir antes a casa? Estoy en crisis y no sé que diablos ponerme. Sabes que me tardo con estas cosas así que cuanto antes vengas mejor. La respuesta de Eve no tardó en llegar: Estaré allí a las tres, llevaré mi ropa porque yo tampoco me decido. A decir verdad, mi amiga tenía un cuerpo envidiable, y realmente todo le sentaba de maravillas. Creo que incluso se hubiese visto espectacular con un pepino en la cabeza. Su cabello rubio y sus labios carnosos hacían juego con sus anchas caderas y su pequeña cintura. Por suerte ella nunca había sido demasiado egocéntrica, lo que lograba conquistar el corazón incluso de las personas que la consideraban demasiado hegemónica o superficial.

Avisé a mi madre que mi amiga llegaría a las tres mientras me encargaba de poner la mesa para almorzar. Me preguntó qué haríamos y mentí diciendo que cambiaríamos algo de nuestra ropa, lo cual hacíamos de verdad de vez en cuando. Necesitaba justificar la mochila o el bolso que mi amiga llevara, mi madre se fijaba hasta en los detalles más absurdos.

Logré subir a Eve a mi pieza sin que mi madre y ella pudieran cruzar más que un hola.La primera parte estaba hecha. Mi amiga entró a mi pieza y comenzó a sacar su ropa para dejarla sobre la cama. Había llevado cinco remeras y dos jeans para elegir.

—Considerando que tú tampoco sabes que elegir, pienso que podríamos ir un poco a juego o complementarnos. El atuendo que más me convence por ahora es el jean negro con el top verde militar — dijo mientras me lo mostraba.

—Me parece que eso irá genial, además el top te queda de maravillas — me sinceré.

—Bien, entonces tu vístete igual con jean negro, pero elije otro color para la prenda de arriba. Creo que el blanco irá bien con tu cabello — dijo abriendo mis cajones —. Déjame ver si encuentro el top que estoy pensando — dijo mientras revolvía todo.

Me dirigí a mi placard y tomé mi jean negro más corto. En realidad, ningún jean iba más allá que la parte de arriba de mis tobillos, mi contextura y mi altura me dificultaban mucho la búsqueda de pantalones acordes. Solían quedarme todos cortos de piernas y los que me quedaban largos me iban enormes. No hacía tanto calor como pensé que haría, por lo que el jean negro me pareció una buena opción para mantener mis piernas calentitas contrarrestando el helado.

—Lo encontré, te pondrás este — sentenció Eve con un crop top blanco entre las manos.

—Pero, es demasiado formal — dije tratando de escaparme de aquel top.

Siendo sincera, era un top maravilloso, blanco con breteles finos, escote en v y un leve volado al final. Pero mi intuición decía que, si llevaba algo que expusiera tanto mi pecho, la mirada de Baco se desviaría recordando lo que había pasado el día anterior. Recordé uno un poco más discreto y lo saqué de mi cajón. Era blanco crema con breteles anchos y una lectura en el pecho, el escote era mucho más reservado.

—¿Qué opinas de este? — pregunté a mi amiga —. Creo que es un poco más urbano.

—Está bien, tú ganas — sentenció rendida —. Pero la próxima vez que veas a Aimon prométeme que te esforzaras un poco más.

—Eve no empieces — la acusé con el dedo dejando mi ropa a un lado —. Sabes bien que estoy haciendo esto por ti y no por Aimon.

—Vamos, por lo menos dale una oportunidad. Parece el tipo de chicos que acompañaría bien tu vida, se nota que es tan perfeccionista como tú — dijo mi amiga divertida.

—Yo no soy perfeccionista — me quejé acomodando mi ropa para que quedara derecha —. Bueno, puede que solo un poco.

—En fin, ¿Le has dicho a tu madre o se supone que es plan de chicas? No quiero meter la pata.

—No le he dicho nada, ya sabes lo pesada que se pone con la gente y más si recién aparece en mi vida. Es una mujer exhaustiva.

—Lo sé querida, pero es tierno que te cuide de ese modo — dijo mi amiga suspirando.

—En fin, que no se te escape ni una sola palabra, por favor — pedí.

Eve me había facilitado la situación y no había tenido que mentirle, me sentía aliviada. Estuvimos un rato conversando sobre la escuela y los trabajos que tocaba entregar la semana siguiente. Aprovechamos y adelantamos un poco de uno que se hacía en parejas. Cuando se hizo la hora nos despedimos de mi madre diciendo que iríamos a tomar helado y volveríamos más tarde, porque probablemente iríamos a dar algunas vueltas por el centro. Ella creyó aquello y me pidió que no volviera de noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.