Tressa de cabeza

Capítulo 12

Para el miércoles al mediodía ya estaba más tranquila, había calmado mi enojo y me había concentrado para enfocarme en seguir mejorando mis habilidades, poder ser útil en un futuro y estar mejor preparada para la universidad. Además, lo había analizado y no tenía tiempo para concentrarme en una relación amorosa ni mucho menos. Debía enfocarme en lo importante y ser consciente de ello.

Una vez finalizada la jornada escolar, nos dirigimos hacia el gimnasio los tres juntos, con Baco tecleando en su celular y Aimon repasando la rutina nuevamente para ver si realizaba algún ajuste. Si bien había quedado cansada del lunes, le dije que me había sentido cómoda con los pesos y con los ejercicios, lo cual provocó que sonriera levemente. Y eso hizo que yo sonriera, y me maldijera mentalmente por ello.

Luego de cambiarme, me dirigí a las bicicletas fijas, y mi cara no tuvo disimulo al encontrarme con una alegre Isa andando entre Aimon y Baco. Sentí como el rojo se apoderó de mis pómulos y enseguida tuve que calmar mi respiración porque comencé a ponerme invisible. Necesité contar hasta treinta para lograr regularizar mi pulso y que mis tobillos tomaran nuevamente su color. Con la mejor sonrisa fingida que me salió, me coloqué al lado de Baco y comencé a pedalear, no sin antes mirar de reojo a Isa que lucía preciosa. Tenía su pelo atado en una cola alta con gel, dejando su hermoso rostro al descubierto sin ninguna gota de sudor. Se había puesto un corpiño deportivo color verde militar, que resaltaba sus atributos y cruzaba por la espalda con cuatro tiras finas. Tenía una calza larga haciendo juego, y unas zapatillas negras que terminaban por completar su outfit.

No pude evitar mirar mi atuendo, nuevamente la calza corta negra y la remera rosa fluorescente, parecía muy niña a su lado y eso me hizo sentir algo incómoda. Y mi pelo azul, suelto por la altura que tenía, ya se había comenzado a pegotear en mi nuca. Me sentía un bicho feo, y me molestaba de sobremanera porque nunca me había comparado como lo estaba haciendo. Intenté concentrarme y disipar esos pensamientos de mi cabeza, por lo que comencé a pedalear más rápido, cómo si ello realmente fuera a servirme de algo.

Durante los diez minutos de pedaleada, mi mente divago entre mi color de pelo, la ropa de mi armario, lo esbelta que era Isa, lo bien que le quedaba todo, la envidia que le tenía por no sudar ni un poco, su pecho que seguro sería talle 100 mientras el mío apenas llegaba al 85, la ropa que me gustaría tener para la siguiente vez, en qué había pensado al comprar un remera fucsia teniendo el pelo teñido de azul, entre muchas otras cosas autocompasivas y destructivas. Cuando terminé, bajé de la bicicleta y fui a armar la barra para volver a hacer hip trust, mientras Isa le preguntaba algo a Aimon y Baco los miraba riendo de lado. No estaba soportando la situación y mis movimientos fueron demasiado bruscos, tanto que solté, sin querer, uno de los discos sobre mi pie. No pude evitar soltar un quejido de dolor, había caído sobre mi empeine directamente y luego había caído al suelo, golpeando mi dedo meñique a su paso.

—¿Estás bien Tressa?— preguntó Aimon con notable preocupación.

— Si que me duela como el carajo quiere decir bien, sí, estoy bien — respondí aún frotando mi empeine.

— Lamento no haberte ayudado a armar la barra, me desconcentré— dijo pasándose la mano por el cabello con frustración—. Prometo que no volverá a suceder.

—Está bien, puedo sola, pero soy torpe— dije para liberar un poco la tensión.

—Me dejaste a media explicación Aimu— apareció Isa tocando el hombro de Aimon—. No voy a terminar de entender el ejercicio sino— dijo haciendo puchero.

Quería agarrarle su perfecta coleta rubia y tirarla al piso, me estaba generando mucha violencia, una que nunca me había generado nadie. Estaba a punto de explicarle lo que había sucedido, y decirle que su nombre no era Aimu sino Aimon, cuando él le respondió.

— Mi responsabilidad aquí es Tressa, podes pedirle ayuda a Baco.

— Pero es muy malhumorado, yo quiero que me expliques vos— al puchero le sumó una arrastrada de pie por el piso, cual niña de cinco años.

— Lo siento pero aquí estoy con Tressa, y sino, también hay un entrenador que puede ayudarte allí en el mostrador— finalizó dando la vuelta y enfocándose en mí nuevamente—¿Recuerdas la técnica o te ayudo?

Toma esa, rubitonta, no todo es morrito y ser bonita. Me sentía victoriosa, aunque debía aceptar que el hecho de que me nombrara como su responsabilidad había sonado poco romántico y demasiado formal. Que no éramos nada, lo sé, pero hubiese sido un golpe más elegante decir que prefería ayudarme a mi. Y sonaba como si fuese una niña a la cual debía guiar y corregir.

— Solo no recuerdo en qué ancho debe poner las piernas y a que altura colocar bien la barra— respondí con sinceridad.

Los primeros tres ejercicios de mi rutina los pude realizar con calma y normalidad, con Aimon a mi lado realizando los suyos, turnándose con Baco. Isa había encontrado un hombre musculoso, moreno y de ojos claros que encantado había aceptado ayudarla. De todas maneras, pasaba todo lo que podía por en frente nuestro y le hacía seña de corazón partido o señalaba sus ojos y los de Aimon como si lo estuviera vigilando. Él la miraba sumamente extrañado, sin entender nada de lo que estaba sucediendo. Yo solo podía disfrutarlo sin evitar que se me escaparan sonrisas. Al sexto gesto por parte de Isa, Aimon me miró con las cejas entornadas. Le caía una gota de sudor desde la sien del lado derecho, pero realmente se veía sexy.

—¿Me podes explicar qué le pasa a Isa? Siento que está enojada por no haberla ayudado, pero fui muy claro con el porqué no podía.

Ay jesús, ese chico era diez veces peor que yo entendiendo indirectas. No pude evitar reírme, y al ver la segunda gota cayendo por su frente, en un acto reflejo yo limpié mi nuca con la camiseta. Genial, bien sexy y conquistador Tressa, esa es mi chica. Maldije internamente mi torpeza y le respondí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.