Fechas: De mediados a finales de los 00, pero realmente eran una serie de tendencias estéticas y vitales que llevaban años latentes en la sociedad española. Algo así como los polvos que trajeron los lodos bakaladeros.
- Apariencia: Corte de pelo estilo cenicero, cejas recortadas, collares, abrigos de plumas, pantalones de chándal blancos, zapatillas que como las mires de más igual te llevas una hostia y mazo de besos con mazo de sentimiento.
- Hitos: Mujeres, Hombres y Viceversa.
- Máximo exponente: Andy y Lucas.
Los canis y chonis son una tribu urbana surgida en las zonas de extrarradio, relativamente nueva y que no sólo marca un estilo de moda sino un modelo de vida.
Los denominados canis y chonis tal y como los conocemos empezaron a surgir en España a finales de los años 90 del siglo XX en comunidades como Madrid y Andalucía, extendiéndose, y con ellos sus costumbres, al resto del país en muy poco tiempo.
Canis y chonis: parecidos pero no igualesEstas tribus suburbanas conocidas como canis y chonis tienen muchas características comunes, aunque se dice que los chonis derivan de los canis, por lo que aunque parezcan muy similares no se les puede meter en el mismo saco. Sus características más comunes y aparentes son las referidas a la vestimenta.
Esta se compone de camisetas sin mangas en el caso de los canis, sudaderas sin camiseta debajo en el caso de los chonis, y en ambos pantalones caídos con cinturones muy grandes y calzoncillos de ‘marca’. Las chicas llevan vestidos de la longitud de las camisetas normales y las camisetas del tamaño de un sujetador corriente, pero siempre acompañados de multitud de complementos enormes y coloridos.
En cuanto al look de los canis y chonis se puede decir que hay varios tipos. Uno de ellos es con el pelo rapado por el lateral y el flequillo levantado, que tiene variantes como la coletilla en trenza o suelta. Las chicas, por su parte, llevan moños enormes o flequillos que les tapan la cara.
Estilo de vida
Una de las aficiones que tienen tanto unos como otros es la de agujerearse el cuerpo, aunque sobre todo la cara, y tatuarse cosas como seres mitológicos, tribales por todo el cuerpo, los nombres de sus novias o sus madres en el caso de los varones; y en el de las féminas, tribales en la parte inferior de la espalda.
Los canis y chonis, tanto de género masculino como femenino, acostumbran a ser los denominados ‘nini’, ni estudian ni trabajan. La mayoría del tiempo lo pasan en parques públicos haciendo botellón, en la salida de un colegio pegándose con algún pobre niño que se ha atrevido a mirarles mal, o en frente del espejo del baño de su casa haciéndose fotos sacando morritos para colgarlas en su perfil en las redes sociales.
Por último hacer una mención al curioso y único lenguaje de los canis y chonis derivado de su falta de estudios. Su lenguaje oral está destinado a la provocación y la confrontación directa con otros individuos, por medio de expresiones e insultos varios, combinado con una serie de movimientos gestuales que no hacen sino reforzar ese deseo de buscar pelea.
Respecto a su lenguaje escrito, hacen un uso abusivo de haches intercaladas en palabras que no las tienen, y alternan minúsculas a mayúsculas sin ningún orden concreto.
Los canis, al igual que en la mayor parte de las tribus urbanas, están compuestos por una mezcla de personas: niños que no tienen en claro lo que hacen, no todos son delincuentes, pero a su vez tampoco son unos santos.
Se les relaciona fuertemente con la delincuencia.
La especie de los canis se caracteriza por las manadas. Un cani jamás va sólo.