Actúa sin sospechas.

Me desperté en la madrugada con el cabello despeinado. 
-Ahss,  doy asco. -dije mientras me quitaba el vestido para ducharme.

Lloraba mientras el agua caía en cada parte de mi cuerpo y pensaba.
-Todos me odian. Soy un monstruo. ¿Por qué a mí? ¿Qué hice para merecer esto?

Me descontrolé y salí de la ducha buscando una navaja para cortar mi piel pero no pude buscarla en la cocina pues mi hermano estaba ahí así que me la ingenié y busqué un pincho.

Si parece tonto pero era mejor pues nadie se daría cuenta. Tenía mucho miedo pero mucha rabia a la vez.

Le quité la cabezita y lo coloqué en mi pierna izquierda, lentamente, deslizándolo con fuerza para para poder cortarme. Lo hice varias veces respirando hondo hasta cansarme.

-¡Ahhh! Ya vasta. -complacida me acosté en la cama.

Al otro día ya era Viernes. Me desperté temprano con dolor de cabeza, me alisté y bajé a comer una granola con leche.

-Hola mamá, hola papá, hey tonto. -saludé a todos.
-Hola hija. 
-Hola nena ¿cómo te fue anoche?
-Mmm, bien. -mentí.

Acabé de desayunar y me fui en bicicleta a la escuela.

-Amiga. -gritó Brook y mis girlas, corriendo hacia mi.
-¿Cómo te fue? -pregunta Kamila.
-Pésimo. 
-¿Y se besaron? ¿Te tocó? -ellas me cuestionaban apresuradas.
-¡No! Nada pasó. Lo odio. -dije entrando a clases.

Todos mis compañeros se reían y me preguntaban ¿cómo me había ido anoche? Hasta que la maestra Colins los calló. Ella era la única maestra que me apoyaba y me entendía siempre.

-¡A ver! Todos se callan. Empiecen a escribir la pág. 130-131 de su libro de Historia y las preguntas al final. ¡A-Ho-RA!

Todos se quejaron menos mis amigas y yo.

Las clases pasaron y solo faltaba la de Formación. La que más me agradaba. Ese día era en grupos de dos para hacer un proyecto pero desgraciadamente la maestra los elegiría. Yo deseaba quedar con una de mis amigas.

-Señorita Newman, le toca con Ángel -la maestra nos asigna mientras él caminaba hacia mi con una sonrisa boba.

-¡Ahss! Lo que me faltaba, el ridículo este conmigo.

-Y tú deseándome. -dijo en forma burlona.
-Uy, me escuchó. -pensé.

Trabajamos sin hablar hasta que se acabó la clase.

-Estás muy callada, ¿te comieron la lengua? Hoy en mi casa a las 3:00 p.m. Te espero. -al finalizar me dijo. 
-Ni pienses que iré. -negué.
-Mmmm, pues si no vas, perderás la calificación. -dijo inteligentemente yéndose a su casa.

Yo me fui tambien a casa. Dieron las 3:00 p.m. y aún no estaba arreglada. Me duché y me fui para la casa de Ángel.

Toqué el timbre. 
-Pasa boluda. Estoy arriba. -gritó.
-¿Dónde estás? -le pregunté y subí las escaleras.

-Por aquí. -respondió estresado mientras yo caminaba hacia su recámara.

-¿No haremos el proyecto aquí o si? 
-¡Claro! Aquí siempre hago la tarea. 
-Tú nunca haces la tarea.
-Bueno... Cuando la hago.

Me quité el abrigo y lo puse en el suelo junto a mi mochila. Hacíamos el proyecto, se trataba de idear como poder ayudar a las personas.

-Tengo una idea. -dije sonando inteligente.
-A ver.... ¿Qué tienes? 
-Pues, ¿que tal si hacemos un video en la cual vamos a un horfanato y le regalamos peluches a los niños y hacemos actividades por un día para ellos?
-¿Y de dónde sacaremos los peluches? 
-Pues tendremos que esforzarnos.
-No me gusta la idea.
-Que pena. Lo haremos o ¿tú tienes una idea mejor?
-Mmm, pues...
-Párale que das pena. Ya está decidido. Consigue la cámara.

Días después hicimos el proyecto. 
-El video quedo genial, ganaremos A+. -dije emocionada en mi casa.

-Ni para tanto, mira que desastre hiciste ahí. -Ángel se enoja.
-Sólo me divertí con los niños. Mira, están felices.
-Como digas, adiós. -dijo yéndose para su casa al anochecer.