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16 Años después de la tragedia.

Era un día radiante y acogedor, era el día maravilloso para cambiarse de casa.

Dos jóvenes ilusionados por empezar una nueva vida estos se habían casado y jurado lealtad, hasta que la muerte los separe, ellos eran el claro ejemplo del Amor, eran verdaderos, se amaban, sin mentiras, sin rodeos eran ellos dos con cualquiera que se le pusiera enfrente y ¿porque no? Eran ellos contra el mundo también.

Estaban decididos a empezar a vivir como un matrimonio, habían visto una publicación de una casa que se encontraba en venta, era grande y hermosa, pero tenían una duda aquella casa pasaba de un dueño a otro, ninguno duraba más de un mes en ella, ellos no sabían el porque pero no era como que les importaba, estaban dispuestos a empezar su vida de casados y a vivir una vida feliz con sus pequeños, los cuales aún estaban pero estaba bien, ellos se entendían perfectamente eran una pareja de admirar.

- Cariño puedes venir - dijo el chico con una sonrisa de oreja a oreja.
- Voy Espérame un segundo- grito ella, el se encontraba en el piso de arriba asi que ella tendría que subir, ella llegó y miro asombrada el cuarto de ellos era hermoso el chico había echo un buen trabajo habían fotos de ambos y eso era realmente bonito y cursi a la vez pero que importaba el era para Ella y ella lo sabía y adoraba la idea de que así fuera.
- Oh vamos cariño es perfecto- dijo ella con lágrimas en sus ojos.
- Lo se- sonrió el, - estaremos bien ya verás- dijo mientras la abrazaba, el la amaba y sabía que ella lo sabía.
- Tendremos que apurarnos Cariño tenemos muchas cosas por hacer- dijo ella mientras se alejaba del chico, se retiró y se dispuso a bajar las escaleras para poder seguir, pasaron las horas estaba anocheciendo, el sol se ocultaba y estaba feliz al fin de cuentas habian terminado de acomodar todo la casa había quedado perfecta y eso ambos lo sabían.

-Cariño- dijo ella - deberíamos bañarnos y salir un rato a fuera a tomar el aire fresco, fue muy agotador el día de hoy, pero no me arrepiento de nada.

El chico asintió y se dirigieron al cuarto se bañaron y bajaron, el aire era hermoso, realmente hermoso, las estrellas brillaban con intensidad y ellos, ellos estaban feliz a ambos les gustaba el cielo, y eso les daba calma.

Ella sabía pero no había encontrado el momento perfecto para decirle, lo miro, el era perfectamente imperfecto para ella de eso no había duda, tocó por un momento su abdomen sabiendo que ahí se encontraba el fruto de su gran Amor, ella esperaba que fuera sorpresa y ocultaba muy bien el que ella estaba embarazada tenía 3 meses y aún no había dicho nada pero estaba bien, quería que fuera especial y lo haría, esa misma noche bajo la luz de la luna estaba nerviosa pero sabía que su joven amado estaría feliz. 
Y si ellos dos llevaban mucho tiempo de relación ambos tenían 23 años y la mayoría de estos habían estado juntos brindandose un amor mutuo y verdadero.

-Cariño tengo algo que decirte- dijo ella mientras buscaba la mirada del chico, Aquella mirada que decía lo mucho que el la amaba, el asintió y la chica hablo un poco nerviosa, - Estamos Embarazados- dijo ella con lágrimas en los ojos, pero no de tristeza si no felicidad, los ojos del joven dijeron todo estaba feliz se sentía el hombre más afortunado del mundo y ¿como no? Si iba a ser padre con el Amor de su vida, esa noche ambos estaban alegres, eran más felices, estaban completos.

Pero lo bueno no dura para siempre es algo que todos sabemos algo dentro de la casa despertó y con el otra más de sus Tragedias el  odio era alimentado con el amor de otros y el deseo de terminar con este era inevitable, ellos no sabían lo que les aguardaba la casa, ¿cómo lo sabrían? Nadie les había advertido y para su desgracia era algo que tenían que averiguar por su propia cuenta, algo los acechaba, y ellos no tenían ni la menor idea que esa era la casa de las pesadillas y muy pronto acabaría con sus sueños también.