Algunas veces utilizamos “que”, cuando debería utilizarse la secuencia “de que”.
Por ejemplo: “Ya es hora que me llame” es un queísmo ya que la expresión correcta desde el punto de vista gramatical sería “Ya es hora de que me llame”.
Aunque el queísmo implica un uso inadecuado del lenguaje, se trata de una manera de simplificar el habla que es muy frecuente a nivel coloquial. Por eso es habitual encontrarse con diferentes ejemplos de queísmos sin que se repare en el error.
Una regla para determinar si hay que emplear la secuencia “de que” o sólo la conjunción “que” consiste en reemplazar la oración subordinada por el pronombre “eso”. Cuando el resultado carece de sentido, es necesario utilizar “de que”. Si retomamos el ejemplo anterior, veremos que “Pretendo convencerme eso” no tiene sentido; en cambio, “Pretendo convencerme de eso”, sí lo tiene. Por lo tanto, debe utilizarse “de que” (“Pretendo convencerme de que actué bien, pero no tengo dudas”).
«La recepcionista nos ha informado de que el hotel está cerrado», aquí hay dequeísmo y debería ser «La recepcionista nos ha informado que el hotel está cerrado».