Tron: el codigo fantasma

introduccion

Una de las cosas más impresionantes en nuestro planeta son las fronteras que hemos construido, y también el hecho de que existan lugares donde no hay leyes, donde se puede hacer lo que se quiera.
Uno de esos lugares donde los límites no llegaban eran las aguas internacionales, donde se encontraba un barco a la deriva, bien equipado, como un fantasma sobre el mar.
Allí habitaba un grupo de personas con un objetivo claro: revivir la red.

Luca Valen, Aubrey Holmes y Olen Young trabajaban todos los días para ver hecho realidad un sueño que escucharon cuando eran niños. Querían traer de vuelta aquellas cosas que existían en la red al mundo real, no para cambiarlo, sino para devolverle un poco de alegría.
Los tres tenían habilidades diferentes, pero compartían el mismo sueño: ser parte de algo más grande.
Sin embargo, había un problema. Dillinger Corp estaba detrás de ellos, tratando de impedir que derrumbaran todo lo que habían construido, solo por el capricho de unos cuantos idealistas.

La noche del 26 de octubre no era diferente a las otras.
Estaban llevando a cabo algo que hacían cada mes: se sentaban a desconectar los servidores de Dillinger Corp de la red original.
Computadores, cables regados por todos lados, tazas y herramientas llenaban el espacio. En medio de ellos, una persona intentaba conectarse, escribiendo líneas de código con esfuerzo, mientras los otros dos hacían lo posible para mantener la conexión estable.

Después de un tiempo, alguien dijo:
—La conexión es estable.

Los otros dos dedicaron toda su energía al computador principal.
—Si logramos quitar su conexión a la red —dijo Luca—, podemos separarlos. Solo tenemos que usar el código fantasma para dividirlos.

Aubrey, que estaba a su lado alistando las armas por una posible emergencia, respondió:
—Esperemos que ese cabrón no nos encuentre. Si lo hace, te puedo asegurar que no vamos a salir de esta. Pero estamos preparados para eso.

Luca, sin quitar la vista de la pantalla, replicó con calma:
—Eso no va a pasar. Está tan ocupado tratando de acaparar toda la red que se olvidó de lo importante. Nos está dejando la puerta abierta para entrar. Está mostrando su lado débil, y debemos aprovecharlo. Así que no creo que vayas a necesitar eso.

Olen, ocupado en la parte técnica de la misión, intervino:
—Por lo menos sabes qué hacer si se dan cuenta de que un ratón se coló en su casa, ¿verdad? Porque si lo hacen, me voy a enojar mucho contigo, bro. Me tardé años arreglando todos esos cables. Nos estamos quedando sin equipo de mantenimiento.

Por un momento, Luca sonrió con orgullo.
—Ya verás que eso no va a pasar.

El sistema estaba casi fusionado cuando llegó el momento de usar el código fantasma, el cual se guardaba en una memoria.
Pero había un problema: el orden no era una virtud de ninguno de los que estaban en ese barco, y eso iba a cobrarles factura.

Luca extendió la mano hacia Olen, esperando que le pasara la memoria.
—La memoria, operario.

Olen se rascó la cabeza y comenzó a buscar por todos lados, pero solo veía cables cortados, tazas de café y platos sucios esparcidos por la habitación del pequeño barco.
Ese desorden iba a jugarles en contra, porque mientras Olen buscaba la memoria, Julian Dillinger ya los había encontrado.

Todo por una simple distracción: horas antes, Olen había tenido hambre y, como todo estaba mezclado —platos al lado de los computadores—, no notó que la memoria estaba junto al sándwich que se estaba comiendo. Al moverlo, la memoria cayó debajo de una mesa.

Luca comenzó a desesperarse. No tenía un plan alterno para algo así.
Lo bueno era que Olen sabía lo que debía hacer: conducir el bote hasta un lugar seguro y dejar todo atrás para que Dillinger no los rastreara.

Luca estaba enfadado. Tenía que dejar tirado todo su trabajo, incluso el código fantasma.
Debían abandonar el lugar por un tiempo, algo que lo estresaba, porque no sabía si Julian Dillinger iba a destruir su laboratorio.

Aubrey trató de calmarlo, diciéndole:
—No podemos llorar por algo que se pudo evitar. Tenemos que ser más cuidadosos y organizados.

Luca refunfuñó:
—El orden no es un lujo que pueda darme. Perdemos tiempo organizando.

Ella respondió firme:
—Pero si no lo hacemos, esto va a volver a pasar. Y nunca llegaremos a ningún lado.

Olen los interrumpió, con tono pensativo:
—Tenemos que contratar a alguien. Pero no puede saber nada. Tiene que pensar que es una oportunidad única… algo como salvar ballenas o ayudar a una causa noble.
Necesitamos apoyo.

Los tres se miraron y, por primera vez en mucho tiempo, estuvieron de acuerdo.



#342 en Fanfic
#1849 en Otros
#328 en Acción

En el texto hay: fanfic, disney, tron

Editado: 03.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.