Trono de Cristal

No es un sueño

A pesar de que tenía los ojos cerrados podía sentir una brillante luz pegarle directo rostro, un momento. ¿Esa era la luz del sol? ¿En qué momento?

Lo último que recordaba era entrar en un árbol, ¿De verdad? ¿Qué se había fumado para creer que entró en un círculo de setas y el árbol se abrió? — Un momento ¡Lo que estoy tocando ahora no es corteza!

Izel abre los ojos de golpe y se levanta, ciertamente era de día, para nada estaba dentro de un oscuro árbol sino tirada en un césped brilloso y húmedo. Miró en todas direcciones solo para notar que el árbol al que ‘’Entró’’ No estaba, más bien ¡No había ningún tipo de árbol a los alrededores!

Desesperada se levanta rápido del suelo, su ropa estaba llena de charco y pasto, trató de sacudirse. — ¡¿Dónde diablos estoy?! ¿Me morí? ¿Es el cielo? ¡¿Qué me hizo tomar Minerva?! Cielos voy a matarla cuando la encuentre ¡¿Cómo voy a llegar a mi casa?!

Empezó a caminar tratando de encontrar algún sitio que le fuera fácil de reconocer o alguna salida, probablemente se adentró demasiado en el bosque y ahora estaba perdida.

Pero ni una ni la otra, ¿En dónde estaba?

Todo lo que sabía era que aquel no era el dichoso bosque en el que se estaba realizando la fiesta, ¿O sí? Nunca había visto una parte parecida a una pradera. — Si logro salir viva de aquí juro que la haré pagar por su broma pesada. — Se tocó los bolsillos. — ¡Mi celular, que bien! Puedo usar el GPS para volver a casa o llamarle a alguien para que me venga a buscar, está completamente vivo de batería así que…

Un momento, ¿Cómo siquiera iba a dar dirección para que fueran a por ella?

¡Claro! Entre en lo más profundo del bosque, encontrará un camino de farolas colgando, llegue al círculo de setas y espere a que el árbol se abra para que le sirva de ascensor. — ¡Esta porquería ni siquiera tiene cobertura!

De nada le servía.

Definitivamente iba a morir ahí.

Ese fue su pensamiento extrIzelsta durante todo el tiempo en que estuvo vagando, arrastrando los pies cuando ya no podía más ni con su propia alma. Sin embargo una luz al final del camino apareció de repente cuando logra ver un pequeño pueblo de personas ¿Bajitas? Más bien, enanos.

Literalmente enanos, le llegaban a la altura de la rodilla. Todos vestían de colores poco vistosos como marrón o gris peo también dominaba el blanco, las mujeres usaban enormes vestidos como salidos de época medieval y peinados con el cabello completamente recogido, a diferencia de Izel, quien llevaba Jeans gastados y su blusa blanca teñida de marrón por el lodo, peor es nada, trató de acercárseles pero todos huían de ella, hablando una lengua que tampoco comprendía.

— ¿Inglés? ¿Francés? ¡¿Qué están diciendo?! ¡Por favor, necesito ayuda para volver a mi casa, se los suplico!

— Hey, gigante. — Un anciano de más o menos estatura se me acercó, su barba larga y enredada era color blanca, y se apoyaba en un bastón para caminar— Estás pisando mi huerta, y tus lágrimas marchitan mis flores ¿podrías largarte? — Ok, esta gente es bastante antipática.

¿A quién le importaba? ¡Hablaba su idioma!

— Oh, lo siento — Quité el pie de su huerta, el daño no fue más allá de aplastar un par de tomates y aun así aquel abuelo bufaba con cada movimiento que la torpe Izel hacía. — N-no fue mi intención.

— Ya, no te preocupes. — Aunque ablandó el ceño no quería dejar de mirarla como si la fuese a asesinar, pero trató de ser comprensivo con la llorona gigante. — Eres demasiado grande para estar aquí, seguro perteneces a Cadmus. Aunque, a juzgar por tu ropa no pareciese, es que ¡Mírate! Como salida de una cueva, y las personas que salen de cuevas se ven mejor que eso.

— ¿Eh? ¿Qué clase de chiste malo es ese? — Izel observó sus manos — Si, estoy bastante sucia.

— ¿De dónde eres, jovencita? — El Anciano me miró, extrañado.

— Pues, según yo soy de Mánchester — Él se confundió aún más. — ¿Inglaterra...? Uhm... ¿Planeta tierra?

— Pero que nombres tan raros te inventas ¿No estarás ebria de casualidad? — A esas alturas ni siquiera ella lo sabía, él empezó a empujarla hacia una dirección desconocida, pero lejos de su preciada huerta. — Ven, creo que tengo algo que pueda ayudar a que te ubiques un poco, criatura extraña.

¿Criatura extraña?

Ya estaba ofendiendo, y apenas llevaba unas dos horas y media -Estando consciente- allí.

Trató de ignorar el comentario porque estaba necesitada de la ayuda, ambos e detuvieron en una especie de biblioteca con forma de hongo, estaba ya bastante vieja y el blanco en la base estaba sucio. — ¿Nunca la usan? — Comentó al notar las paredes cubiertas parcialmente con moho, eran de madera.

— Aquí las personas creen saberlo todo, dicen que no necesitan leer más nada. — Respondió él una vez que entraron los dos — Esta biblioteca ha estado abandonada por tantos años... Le hace falta algo de cariño.

Izel solo asintió ante sus palabras, él la invitó a sentarse en una silla de madera. Lo hizo lo mejor que pudo porque era pequeña y rasposa, ideal para enanos malhumorados.

— Entonces, ¿de qué parte de Cadmus eres?

— Creo que no me ha entendido —enderezó la espalda para observarle con seriedad. —No pertenezco a Kharuf

— Cadmus, el reino de Cadmus Mylius. ¿Cómo no vas a ser de allí?— Corrigió toscamente. — ¿De dónde saliste, entonces?

— ¡No lo sé! S-solo quería ayudar a despertar a mi amiga en aquella fiesta, seguí un extraño camino, entré accidentalmente a un círculo de setas y luego el árbol me....

— Alto. — Detuvo la plática de repente — ¿Círculo de setas? — Izel asintió — ¿Estás demente? ¡Entraste por un portal de hadas desde un universo paralelo y totalmente diferente al nuestro! ¡¿Sabes lo riesgoso que es?!




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