CHRISTIAN
De camino al aeródromo, hicimos una parada para dejar a Idara en el aeropuerto, porque decidió no viajar con nosotros. Me pareció algo innecesario, ya que el piloto bien podría haberla llevado a Atenas después de dejarnos en Washington.
Inicialmente, la idea era viajar mañana por la mañana, pero cambié de parecer. No sé qué piensen los demás, pero siempre he creído que la mejor hora para viajar es durante la madrugada.
Me habría encantado que este fuera un vuelo tranquilo. Uno en el que cada quien estuviera en su propio mundo, dándome la oportunidad de relajarme un poco antes de enfrentar a Fallon. Pero no fue así, porque desde el momento en que dije que pensaba viajar a Washington, Christopher y Steve no han dejado de fastidiarme con sus comentarios y preguntas.
Confío en que tomé la mejor decisión. Me consta que ninguno de los dos está preparado para esto, pero es algo que no podemos evitar.
—¿Estás nervioso? —él y Steve se miraron de manera divertida. Sé que lo están disfrutando.
—¿Por qué debería de estar nervioso? —Llevaba un buen rato sumergido en la lectura. Cerré el libro, colocando el marcador en la página en la que me quedé, y levanté la vista, esperando una respuesta.
—Vas a conocer a tu esposa —dijo con naturalidad—. ¿Eso no te pone un poco nervioso?
—¿Y? —Respondí restándole importancia.
—¿Qué va a pasar después de eso?
—¿Después de qué? —pregunté sin entender.
—De que se conozcan, Christian.
—Todo va a seguir igual, Steve —aclaro—. No tengo intención de llevarla conmigo a Atenas… si eso es lo que estás insinuando.
—Pensé que tendrían una luna de miel. Sería bueno que se tomaran el tiempo de conocerse.
—Para conocernos no necesitamos una luna de miel.
¿Luna de miel? Debe tratarse de un chiste.
¿Qué tanto debemos conocernos? No veo la necesidad, porque no tengo intención de comenzar una relación de marido y mujer con ella. Así que lo poco que lleguemos a saber uno del otro será más que suficiente.
El hecho de que vaya a verla no implica que algo vaya a cambiar entre nosotros. Las cosas van a seguir tal como están: ella en Northern Prairie con su madre, y yo en Atenas, siendo uno de los solteros más codiciados. Esta visita no cambia nada.
—¿Vas a hacer algo especial?
—¿Algo especial? —hice mi mayor esfuerzo para no reír—. ¿Ustedes piensan que voy a declararle "mi amor" y decirle lo feliz que soy al ser su esposo?
—No estoy sugiriendo que lo hagas, pero, ¿con cuántas has salido desde que estás casado, Christian? —se hizo el pensativo—. Cierto... Con ninguna.
—Aaaawww... Ternurita —añadió Christopher, con un tono lleno de burla—. Inconscientemente, ya le estás siendo fiel.
—No estoy de humor para sus estupideces. —Rodé los ojos y me puse de pie—. Todavía nos quedan tres horas de vuelo y siento que quiero lanzarlos fuera del avión.
—Ya vamos a dejar el tema —hizo su guitarra a un lado para ponerse de pie y obligarme a sentar nuevamente—. No te enojes.
—Tengo una pregunta que está pidiendo salir a gritos.
—¿Ahora qué?
—¿Idara realmente se fue porque necesitaba un descanso o no quería verte junto a tu esposa?
Me sorprende que pregunte eso.
Idara no es de las mujeres que sienten celos de otras, aunque me he divertido provocándola con eso en ocasiones. Y, en mi opinión, no tendría por qué sentirse así. Aunque nunca se lo he dicho, siempre la he admirado como mujer y como persona. Es increíblemente segura de sí misma y sabe perfectamente lo que vale.
Estoy seguro de que no se sintió mal porque voy a buscar a Fallon. De hecho, ella siempre estuvo en desacuerdo con que mantuviera el matrimonio en secreto.
—Por supuesto que no —aseguro—. No habría motivos. Fallon fue solo un negocio.
—Si tú lo dices. La conoces mejor que nosotros.
—Entrando a un tema más importante... ¿Vas a decirle a Fallon lo de su padre?
—No creo que eso sea lo más adecuado, Steve.
—Pero tiene derecho a saberlo.
—En eso estamos de acuerdo. Aunque, debo decir que no es algo de lo que deba enterarse a través de mí.
—¿Eso significa que vas a buscar a Miranda para decirle?
—Es lo mejor —ambos hicieron un gesto de desaprobación—. ¿Qué? Ese es un problema familiar, que su madre se encargue de decirle.
—Ser su esposo te hace parte de la familia.
No consigo entender por qué siguen hablando como si existiera algún tipo de afecto entre ella y yo. Su única familia es su madre. Que hayamos firmado un papel no significa que seamos una pareja ni mucho menos una familia.
Además de hablar con Miranda, también tengo pensado conversar con mis padres. Sé que no les debo explicaciones, porque soy un hombre adulto y yo decido sobre mi vida. Lo que realmente quiero es que mi padre deje de insistir en que debo casarme.