Capitulo 9. Llego el día.

Adriana.

Capitulo 9.

Me desperté temprano, anoche no dormí mucho que digamos, no dejaba de pensar en Sebastián, después de esto sí lo vuelvo a ver tendré que decirle que estoy casada, qué nervios, el día llegó, hace unas semanas lo veía tan lejano, ahora se que nadie me salvará de esto.

Viendo el lado bueno ya me están arreglando; maquillaje y peinado.

Mi cabello liso, con mi velo de encaje bordado y mi corona, maquillaje en tonos suaves.

Estoy feliz a pesar de las circunstancias a la hora estoy lista, es tiempo de ir a la ceremonia.

Que empiece el espectáculo.

Tuve opciones de joyas familiares para utilizar que me vi en obligación de descartar, no es que no me gustaran, sino que no me siento cómoda utilizando lo que usaron novias que se supone se casaron por amor. Entonces preferí escoger todo de cero con una joyería con la que he trabajado anteriormente.

Me observo ya completamente en el espejo de mi cuarto por última vez, sonrío y abrazo a una versión de mí que tenía tanto miedo que llegara este día y hoy está lista para enfrentarlo.

—Estas hermosa amiga—llama mi atención Nicole dándome un abrazo antes de salir de casa de mis padres, regresamos apenas desperté.

—Gracias por estar aquí hoy, a pesar de las circunstancias en que se va a llevar esto.

—No importan las circunstancias yo te apoyo, y sabemos el motivo, tranquila no te preocupes, quien quita y pasa algo y no hay boda—comenta en un tono pícaro arreglándose su maquillaje.

—Que podría pasar que evite mi querida “boda”—cuestiono haciendo comillas con los dedos en “boda”.

—Tu futuro esposo, tal vez, tiene muchas ex si aparece una resentida con un argumento válido, quizás te salves, recuerda que ya don Arturo pagó las deudas, y tu no estarías incumpliendo tu parte—me hace caer en cuenta, tiene razón yo firmé un contrato dando mi palabra de que me iba a casar un vez pagadas las deudas, pero ahí no dice si la boda la impiden ellos, ya veremos.

—Me diste una señal de esperanza, pero no creo que nadie se atreva, esa familia es muy poderosa, capaz de destruir la vida a cualquiera, nadie se va a meter en este asunto créeme.

—Bueno con suerte quien quita y más tarde vamos de escapada a las vegas—intenta ponerme el brazo en el hombro y cae en cuenta que no puede y se aparta, me río, yo siempre hago lo correcto, Nicki es un poco más salvaje por decirlo así.

—Ya equis, vamos se hace tarde—me ayuda a bajar las escaleras agarrando mi falda para que no me tropiece, mama y papa me esperan en la puerta sonriendo, Cristina y Laura salen de la sala con mis maletas y un vestido que no se ve, que es el usare mas tarde.

Es real, no puede ser.

Subo con papá a la limusina blanca de novia que alquilaron para mí, mamá, mis hermanas y Nicole van adelante de nosotros.

Llegamos hay muchas personas, ambos tenemos familias grandes, amigos, más diplomáticos entre otras personas importantes como invitados, esa fue una de mis razones para elegir un lugar grande y un menú variado.

Estamos esperando que terminen de organizar a los invitados para bajar, no he visto al novio ya que estamos lejos de la entrada, según papá para que siga siendo sorpresa.

¿Para qué demonios tiene que seguir siendo sorpresa?, ni que sea un príncipe o algo por el estilo ¿o si?, ay no, o esta loco.

—Ya todo listo, pueden bajar—nos avisa mamá por teléfono.

—Vamos princesa—papá me tomó de la mano y bajamos, se que me veo como princesa de cuento y todo mas no lo siento, esto sólo me parece una simple actuación, pararme en frente de todas estas personas a decir sí acepto a alguien que no quiero, parece una traición a mi misma, todo sea por mi familia.

Caminamos hasta casi el inicio de la alfombra, en un punto donde no nos vemos, para darle tiempo a la orquesta que comience a tocar la canción que escogí, observo que si son muchas personas, mis damas ya ubicadas de el lado en que me toca pararme, los caballeros del lado del novio, y un novio de espaldas.

Empieza la melodía de la canción, los invitados se levantan para recibirme, sonrío desde el inicio del pasillo, cuando falta poco para llegar noto que el novio se mueve, se va a voltear, ya veremos quien eres, ¡OMG!, ¿me están jugando una broma, cierto?, y ese hombre vestido de novio es… Sebastián, ¿por que no me dijo?, bueno en realidad ¿yo quería saber?, ¿debería haber investigado?, no importa, me relaje en realidad, los nervios se fueron, me siento mejor por alguna razón, y doy a relucir una sonrisa sincera que él me devuelve, siento algo de remordimiento al hacerles pensar a estas personas que nos queremos y a parte que no nos conocemos como tal, pero con esa cruzada de sonrisas creo que soy buena actriz, confirmo mi vida no es normal.

—Te entrego a mi mayor tesoro—pronunció mi papá hacía Sebastián.

—La cuidaré con mi vida—le responde serio y sonríe cuando papa baja la guardia.

Me da la mano y regresa esa energía que me llega al cuerpo cuando estoy cerca de él, el juez empieza a hablar de lo que significa el matrimonio mientras Sebastián y yo estamos frente a frente tomados de las manos, el miedo se fue, si tengo una oportunidad de ser feliz la usaré, hasta ahora todo va bien.

—Señorita Adriana Valentina Castillo Vega, acepta como esposo al señor Sebastián Antonio Hamilton Morales—pregunta el juez.

—Si acepto—digo sonriéndole a Sebastián, firmo y me pone el anillo plateado con incrustaciones de piedras.

—Y usted señor Sebastián Antonio Hamilton Morales, acepta como esposa a la señorita Adriana Valentina Castillo Vega—pregunta el juez.

—Si acepto—respondió sonriendo con esa sonrisa que lo caracteriza, firmó y le puse el anillo.

—Si hay alguna persona que conozca algún motivo para que esta ceremonia no se lleve a cabo, hablé ahora o calle para siempre—anuncia el juez hacia los invitados, ya en realidad no espero que nadie diga nada, y no quiero que digan nada, ya tome mi decisión de intentarlo, aunque mi vida no es normal, quien quita y llegue alguien.