trozos de Cristal [libro 2 - Saga Cristal]

Capitulo 1

1

 

Christian dior, Nueva York.
16 de Mayo, 2018.

 

Boneka se miró un poco horrorizada en el espejo. Otras veces había confiado en el gusto y diseño de Dominique Jones, pero ahora se empezaba a cuestionar su cordura, cinco vestidos contando aquel y ninguno le gustaba en lo absoluto.

—¡Boo! —Exclamó Julie —¡Sal ya! ¡Queremos verte!

Mirándose a sí misma por última vez en el espejo, decidió salir.

—No creo que este sea mi estilo.

Con las manos colocadas en sus caderas, visualizó en un instante el rostro de las dos mujeres frente a ella.

Ambas estaban... impactadas.

 —Bueno —repuso Julie —, es un tanto... —hizo una pausa con una mueca en su rostro —... distinto —intentó disimular.

 —No me esperaba algo así —Linav ladeaba la cabeza no muy convencida.

Su mirada fue directo hasta Seth, quien se encontraba unos pasos más atrás del asiento donde se encontraba Linav y Julie.

El estómago de Boneka se revolvió al ver la sorpresa en su rostro, pero en el momento en el que llevó una mano hasta su boca para reprimir una risa, no pudo evitar sentir que se caería.

—¿Qué? —Preguntó dirigiéndose a él, cruzándose de brazos — ¿Qué es tan gracioso?

Ya estaba cansada de ver sus muecas todo ese tiempo y que no dijese nada en lo absoluto.

Seth intentó ocultarlo pero no parecía conseguirlo.

—¡Habla, Guardaespaldas! —exclamó siendo consciente de que también estaba a punto de estallar en risas.

—Lo siento, señorita Boneka —se disculpó mirándola a los ojos—, es solo que no puedo evitar pensar que parece como si Lady Gaga hubiese querido interpretar a Piolin con bases en la guerra de las galaxias con desorden mental.

Y fue entonces cuando Julie y Linav comenzaron a reír también.

No lo pudo evitar, ella también comenzó a reír.

—Se me había olvidado que podías llegar a ser muy ocurrente – bromeó Linav.

—¿Qué tal les ha parecido? —preguntó Dominique con una gran sonrisa en su rostro.

Se miraron las caras los unos a los otros.

—Lo siento, Dominique —se disculpó Linav—, pero ese no es su estilo.

La  mujer se vio un tanto decepcionada.

—Está bien—se repuso inmediatamente—, tengo algo más para ti.

Boneka miró a Seth otra vez, este la estaba mirando de regreso. Por primera vez en mucho tiempo, se estaba dando aquel lujo. Sus ojos verdes resaltaban como luces en la habitación, al menos para ella. Sentía como si el aire escapara de sus pulmones, no podía entender como, después de todo ese tiempo, estaba causando todo aquello en ella.

Una tela azul obstaculizó su camino.

—Pruébese este —animó Dominique.

Intentando no parecer molesta por la interrupción, tomó el vestido y se adentró al probador. Se quitó el vestido y puso visualizar sus piernas en el espejo.

Nunca podría usar algo más arriba de las rodillas en público. Sus piernas poseían unas extrañas cicatrices que se extendía a lo largo y ancho, además de poseer en sus muslos un color completamente diferente al color de su piel.

Resistiendo el impulso de golpear el espejo, tomó el siguiente vestido.

Le asombró el hermoso color, parecía más índigo que azul. Le fascinaba. Se lo colocó tomándose todo su tiempo, no poseía cremallera haciendo más fácil la tarea. Se vio en el espejo y quedó fascinada. Este se amoldaba a su figura, de alguna manera lograba dar la impresión de que su cintura era más chica.

Suspiró. Espero que le guste a Seth.

Tratando de dejar los pensamientos a un lado, abrió la puerta y dio unos cuantos pasos hacia el frente.

—¡Es bellísimo! —exclamó Julie.

—¡Ese debe ser! – agregó Linav aplaudiendo.

Boneka solo se concentró en la expresión de su amor perdido. Seth ladeó la cabeza, entrecerró sus hermosos ojos verdes, examinándola de una forma pícara, no bastando eso alzó las comisuras de sus labios tan solo un poco, como una sonrisa coqueta.

Todo se desconectó dentro de la cabeza de Boneka. Sintió cuando sus rodillas golpearon el suelo.

Se había caído.

—¡Hija!

Sus pies se habían enredado, entre ellos o con el vestido, no estuvo muy segura. De lo único que fue consciente fue de la vergüenza que sentía.

—¡Boneka! – Exclamó Linav acercándose — ¿Qué ha sido eso?

Seth coqueteó conmigo. Quiso decir.

—Una caída, por si no lo notaste – respondió en cambio un poco enojada.

—Tranquila – habló Linav ayudándola a colocarse de pie.

Se sentía estúpida.

—¿Está bien, Señorita Boneka? – preguntó Seth a unos cuantos de ella.



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En el texto hay: psicopata

Editado: 22.09.2020

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