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Casa Blanca, Washington D.C.
Viernes, 18 de Mayo, 2018.
—Tomo este mechón y lo paso por debajo de este, luego tomo un poco de acá y lo uno aquí y.... ¡Ah!
Boneka soltó su cabello con frustración, estaba intentando hacerse una trenza que mantuviera todo su cabello lejos de cara pero, ya era el quinto intento y menos le resultaba.
Se lanzó de espaldas a la cama, colocó la almohada sobre su rostro y de nuevo gritó.
Seguía enojada y realmente ofendida por la reacción de Seth la noche anterior cuando ella había salido del cuarto de su hermano a las doce treinta, su mirada parecía estar a punto de incendiar la casa entera aún cuando todo su rostro estaba tan inexpresivo como para que Lucas lo notase.
Él estuvo esperando pacientemente fuera de la puerta las cuatro horas que ella estuvo allí en el reencuentro con Lucas, o quizás había ido y venido un montón de veces, de cualquier forma, no había motivos para que él le dijese de esa forma tan brusca, lo que le había dicho justo antes de que ella entrase a su cuarto.
—No creo que sean prudentes cuatro horas encerrada en una habitación con un hombre.
Boneka se giró hacia él completamente desconcertada.
—Es mi hermano, recuerdo que estuviste allí cuando lo explicaron —respondió a la defensiva.
—Aún así, ¿por qué tardaste tanto allí dentro?
La voz de Seth concordaba con lo que expresaban sus ojos, un enojo floreciente e irracional, sin embargo, no estaba gritándole, por el contrario, su cuerpo reflejaba calma, lo que era aún peor.
—No es tu problema lo que yo haga o no —se quejó abriendo los brazos—, estaba reencontrándome con mi hermano, restaurando una relación primordial en mi vida que estaba deteriorándose, deberías estar feliz por ello y mi progreso.
—¿Estabas restaurando tu relación? —pareció como si le hubiese dicho la cosa más alarmante del mundo.
Boneka se quedó en silencio un segundo analizando y dándose cuenta que aquellas palabras no habían ayudado precisamente.
Restaurando una relación. Encerrada en un cuarto. Con un chico. Cuatro horas. En la noche.
Eso no sonaba realmente inocente y esperanzador como había planeado.
—No me mires así —caminó hasta él—, ¡él solo es mi hermano y lo quiero como tal!
—Pero a penas te haz enterado de ello hace unos pocos meses
—Yo... él solo... no es como si... —Boneka había dejado de encontrar las palabras exactas.
¿Y cómo podría si Seth estaba de pie a escasos centímetros de ella? Tanto así que debía alzar toda su cabeza para observar su rostro.
Había algo que le hacía querer dejarle en claro que solo eran amigos y hermanos nada más. ¿Qué acaso no era obvio?
—Solo lloramos sin parar ante los recuerdos de Paris y nada más, ¿está bien? —dijo suavemente.
Seth respiró profundo y poco a poco llevó una mano hasta el rostro de Boneka, la caricia le había transmitido una electricidad que encendió cada célula de su piel.
Frunció el ceño mirándola a los ojos y sin decir nada más, Seth se giró y la dejó allí de pie en la puerta de su habitación.
—¿Lo ves? ¡Estaba celoso! Pero sinceramente no creo que de Lucas en sí, sino del hecho que Lucas sí puede pasar tiempo contigo a solas y él no —Había dicho Linav unas horas antes cuando la había visitado en la tarde.
Con la ayuda de Linav, había terminado un hermoso regalo que había hecho para el cumpleaños de su padre. Era un álbum con fotos de ellos dos desde que era una bebe, sacando del camino a Lanny y dejando a su verdadera familia: Lucas, Julie, Linav y Paris.
Luego de envolverlo, lo habían dejado en el escritorio presidencial para sorprenderlo.
—Eso no es una opción —se negó Boneka—, estar celoso significaría que está interesado en mi y no es así.
—En serio, voy a resistirme a golpearte solo porque podría dejarte un ojo morado que no combinaría en lo absoluto con tu vestido de esta noche, pero no puede ser que estés tan ciega.
Luego de una larga discusión donde ella negaba aquello y Boneka realmente no quería hacerse ilusiones con simples hipótesis y especulaciones, habían comido, reído y bromeado como no lo habían hecho en un buen tiempo, Linav era su mejor amiga y esa tarde podía afirmarlo sin duda.
Se levantó de la cama y continuó arreglándose para el cumpleaños de su padre. Boneka decidió dejar de lado sus sentimientos por Seth y concentrarse en que se sentía entusiasmada, le gustaba cómo se veía en el vestido y le gustaba arreglarse delicadamente.
Ya estaba lista para cuando tocaron la puerta.
Sintió un vuelco en su corazón y se apresuró a abrir.