Tthor Prayer y la paila de Orffelios

11- carta para Wilgenyna

Tthor sintió que realmente sería así, desde la primera imagen que tuvo Meaghdose, que consistía en un grupo de casitas apiladas, con techo de junco y madera,  De todas ellas salían chimeneas de tubos que largaban humo blanco y denso. En esa parte, las viviendas eran un poco más sofisticadas que las que Tthor había visto cuando desembarcó del “Tormenta e Impulso”.

- Primero, desayunaremos algo en el pueblo.

- ¿Podemos ir al…”Tréboles a secas”?

- ¿Cómo es que sabes de ese lugar?- Darius lo miró sorprendido.

- Murk me lo nombró cuando me hablaba de Meaghdose.

- ¿Sabes? “Tréboles a secas” era uno de los lugares favoritos de tu padre.

Tomaron un camino de arbustos bajos, con ramas secas y troncos nudosos.

- ¿Cómo puedo ser descendiente de una familia importante y ni siquiera puedo caminar sin tropezarme? 

- Cuando yo tenía tu edad, Tthor, me metía en muchos problemas y me vivían retando. Pero a diferencia de ti, yo me lo buscaba; tú solo pareces tener mala suerte. Pero las cosas siempre mejoran. Piensa en cosas agradables. ¿Algo bueno te ha pasado?

Tthor asintió. 

- Conocerte ha sido muy bueno.- aseguró el niño.

Darius lo miró sonriente.

- Y también fue muy bueno conocer a Murk. Y me gusta este lugar, me gusta el frío y me gusta que el sol no me queme la piel. Asmodeus y Rémona también han sido muy buenos conmigo…

- Y supe que ya has conocido a Lee-Won…

- ¡Sí, claro! Él también me agrada.

- ¿Lo ves?- le dijo Darius- ¡No todo está mal!

- ¿Cuánto tiempo nos quedaremos en Warghost mi madre y yo?

- Hasta el día de la Coronación, en Abril.- dijo Darius indicándole el camino, que ahora se bifurcaba en varias direcciones.

- Casi cuatro meses.- calculó  Tthor- O sea que tendré que volver a Viper Tive Rd. para iniciar las clases, el año que entra.

- ¿Extrañas?- quiso saber Darius.

- Solo a Wilgenyna. A propósito, quisiera enviarle una carta.

- Claro, allí está el correo.

- Pero…no tengo papel ni lápiz ni tampoco dinero…- dijo Tthor algo molesto.

- No te preocupes, allí tienen todo. ¡Vamos!

El correo resultó ser un lugar fascinante para Tthor. Era un sitio amplio, con raros mapas por todos lados y carteles de diferentes colores con frases como: “Correo Real de Mercurio” o “Somos rápidos y eficientes. Ninguna carta se nos ha extraviado desde 1.307”.

- ¡Vaya! Sí que parecen eficientes.

- Allí tienes papel y lápiz. - Darius le señaló un mostrador de madera oscura. 

Tthor se ubicó en una de las sillas de respaldo alto y miró las paredes. Había relojes que marcaban las horas en las diferentes partes del mundo y uno gigante de arena que parecía vaciarse velozmente. 

- Ése indica el tiempo propio de nuestro pueblo. El mismo Orffelios lo construyó.

- ¿En qué año estamos aquí?

- Hoy es once del winal Mel del año 665. El día del nacimiento de Orffelios se convirtió en el meridiano 0º, es decir un nuevo calendario.

 - Debe de haber sido muy importante ese Orffelios.

- Sí, Hiram Abiff Orffelios fue el primer Rey de Meaghdose y el que logró la paz entre los Asís y los Vanir, los fundadores de este lugar. Aunque solo por un par de siglos. Algo de su sangre corre por tus venas. Tú eres un Asís.

- Después de 665 años , no creo que quede mucho de eso…- pensó Tthor un poco desanimado.

- ¿Sabes, Tthor? – le dijo Darius- Creo que tu problema no es ni el sol, ni el grupito de tu escuela que te perseguía aquel día en el que te conocí, ni que te mareas, ni tu madre… Tu problema es que escuchas demasiado a los demás y crees todo lo que te dicen, especialmente, todo lo malo…

Tthor reflexionó un momento. Las palabras de Darius le hicieron recordar la conversación que había tenido con Murk.

- Te dejaré tranquilo para que puedas escribir. Haré unos mandados y te vendré a buscar. Aquí te dejo algo de dinero. Los billetes con bordes dorados son Neogalls, los de borde plateado son Kelsics y los ocres son Tunks.  

- Gracias, Darius.- dijo Tthor mientras elegía un par de hojas con el membrete del correo: una letra M surcada con dos alas doradas. 

Luego, de un lapicero, escogió un lápiz negro con pequeñas lechuzas pintadas en blanco. Y empezó a escribir.

Después del tercer intentó, Tthor comenzó a ponerse nervioso. Quería escribirle a Wilgenyna pero después de tres o cuatro frases, se arrepentía de lo escrito y arrugaba la carta. La primera le pareció muy triste, con todas las penurias , peligros y accidentes…Las otras dos , demasiado optimistas. Pues no tenía la intención de que su prima creyera que la estaba pasando muy bien y que no la extrañaba. En realidad, el rostro de la niña, surcado de lágrimas era en lo único en lo que pensaba desde que había llegado al pueblo.

Suspiró, tomó una nueva hoja y escribió: 

     “Querida prima: 

                               No he dejado de pensar en ti desde que llegué. El lugar es interesante pero lo sería más si estuvieras aquí conmigo.

                               Sé que no la debes estar pasando bien. Te envío unos chocolates que sé te harán sentir mejor. En una próxima carta te contaré todo sobre este lugar. Te extraño y lamento que nuestro plan haya fracasado. Te escribiré pronto. 

                                 Tu primo que te adora, 

                                                                      Tthor. 

P.d. ¡Feliz Navidad!” 

Darius regresó unos minutos después de que Tthor terminara la carta. Le enseñó al niño cómo se preparaban los envíos, lo que resultó ser para Tthor un método bastante extraño: se enrollaba la hoja y se la guardaba en forma vertical en unas especies de vasijas con tapa en forma de cabeza humana, con sombrero con alas, llamados Canopus. Tthor agregó las choco-telarañas que le había guardado a su prima. Luego, un empleado bajito y calvo selló el borde de la tapa con cera derretida y pegó una etiqueta en la panza del recipiente alargado. Tthor, siguiendo las instrucciones de Darius, escribió allí:




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