- Hace casi doscientos años, los Vanir y los Asís, las dos familias fundadoras de Meaghdose, se pelearon definitivamente. Dicen que por asuntos de poder; una rivalidad que siempre existió pero que, por alguna razón que ya nadie recuerda, terminó en guerra.
Tthor escuchaba con mucha atención a Darius. Ambos estaban sentados en una mesa apartada, lejos de la bulliciosa barra del bar “Tréboles a secas”, un lugar amplio, con piso de tierra y ventanas mugrientas. Su dueño atendía las mesas a una velocidad extraordinaria.
Tthor detuvo su mirada en un par de personas sentadas a unos de metros de él. Le pareció que vestían bastante raro y fumaban de extrañas pipas unidas a botellas de vidrio transparente, llenas de un líquido burbujeante. Cuando el tabernero se les acercó, Darius ordenó dos “médium”.
- ¿Qué es un “médium”?- quiso saber Tthor.
- Corma batida con leche. Te encantará…
El tabernero les llevó dos grandes jarrones de barro cocido llenos hasta el tope con un líquido humeante. Darius tomó un largo trago de corma y siguió con su relato:
- Tú solo debes preocuparte por una parte de la historia. Mejor dicho por una persona: Ördel Domtrov. Era un hombre cruel, egoísta y se creía con derechos que no tenía. Él se tomó muy a pecho lo que sus antepasados propusieron: la limpieza del pueblo.
- ¿Limpieza?
- Hace cien años, los Vanir, propusieron “la limpieza”. Quisieron liquidar a todos los Asís. Mataron a la mayoría y solo quedaron unos pocos descendientes. Hace trece años, Domtrov se propuso terminar el trabajo que habían iniciado sus antepasados. Persiguió y mató al último de los puros Asís que quedaban: Samej, tu padre.
Tthor sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. El corazón se le aceleró y sintió la boca seca. Bebió un trago de corma y respiró hondo.
- Y ahora…¿ese Domtrov es el rey?
- Por San Orffelios, ¡claro que no! Por alguna razón, la piedra de Faíl , que es la piedra que ruge cuando un rey legítimo se sienta en el trono, no rugió…
- ¿Por qué no? ¿No era “puro”?
- Sí, lo era. Pero no pertenecía a la línea directa de descendencia. Al no rugir la piedra, Domtrov supo que había alguien de línea más directa que él, quien le impedía ser el monarca. Ese alguien eres tú, Tthor. Al menos eso creemos…
- ¿Eso creen…? Pero, ¡no puedo ser yo!- dijo Tthor sintiéndose ridículo- Yo soy…muy torpe y enfermo y, además, mi madre no es de aquí. Ella misma me lo ha dicho. No soy “puro”.
- Eso lo sabemos. Pero, por alguna razón, la piedra de Faíl no rugió.
- Y…¿no podría ser por otro motivo?
- Hay solo un motivo por el que Faíl no ruge: hay alguien con línea más directa que el que intenta sentarse al trono.
- Entonces…por eso estoy aquí…- Tthor sentía que el corazón se le quería salir del pecho.
- Sí, al cumplir trece años, el heredero al trono asume su primer cargo. Otra cosa en la que Domtrov falló, hasta ahora: el cargo de guardián de la paila de Orffelios.
Tthor se frotó los ojos con fuerza.
- ¿Qué es la paila de Orffelios?- ya empezaba a marearse con tantos datos y nombres.
- Es una pequeña vasija que posee poderes especiales. La trajo Orffelios consigo cuando arribó al pueblo. Puede alimentar a cientos de personas, creando comida casi de la nada, puede curar a cualquier enfermo que beba o coma de ella. Y convierte en heredero al trono a cualquiera que vierta en ella una gota de sangre real y beba de ella. El que beba de esa sangre, la que pertenezca al verdadero heredero, se convierte en rey…
- ¿Y dónde está la paila ahora?
- Ese es el problema. Orffelios la escondió hace más de cincuenta años y nadie sabe dónde está. Solo sabemos que está aquí en Meaghdose. Hemos estado sin un rey desde entonces…
- Pero si…¿cómo se llama?
-Domtrov…
- Si Domtrov no sabe dónde está, ¿cuál es el problema?
-Cuando el heredero cumple trece años,- explicó Darius bajando un poco la voz al ver pasar una pareja cerca suyo- la paila surge de su escondite, busca a su guardián y lo empieza a preparar para asumir el trono, cuando cumpla diecinueve años.
- Entonces…si no viene a mí…s…significa que no soy el he…heredero.-Tthor notaba que ya había empezado a tartamudear.
- En realidad, no importa mucho si lo eres…- Darius bebió otro trago de corma y calló un momento.
Parecía estar buscando las palabras adecuadas. Miró a Tthor y agregó, con voz suave:
-El problema es que Domtrov parece estar convencido de que el heredero existe, sabe que tiene entre trece y quince años, según los cálculos a los que muchos han arribado. No sabe tu nombre pero sabe que existes. Y ya ha comenzado tu búsqueda. En realidad, cada niño o niña que tiene tu misma edad, aquí en Meaghdose está bajo su mira. Los que conocemos tu línea de sangre pensamos que eres tú. Y salvo unos pocos en el pueblo, nadie está seguro de quién es el verdadero heredero. Pero estás en la lista negra de Domtrov…
- ¡Genial!- dijo Tthor.
Sus manos temblaban y, por vergüenza, las escondió debajo de la mesa.
-¡No pu…pudo buscarse un c…contrincante me…mejor!- aseguró con voz quebrada.
- Tranquilo, Tthor, se te preparará…
- ¿Puede ser que haya n…nacido otro niño con línea de sangre di…directa que ustedes no supieran?- Tthor albergó una esperanza en sus palabras.
- Como te dije antes, cuando los Vanir llevaron a cabo su “limpieza”, quedaron muy pocos con línea de sangre directa para el trono.
-Algunos s…se fueron del pu…pueblo…Quizá estén en otro lado…
- No, Tthor, lo dudo, eso es poco probable. Ya se han hecho investigaciones de genealogía y los Asís que quedaron están aquí.
Un silencio tenso se apoderó de ambos por varios minutos. Tthor se sentía en el medio de una pesadilla. No podía entender cómo él, de todas las personas del mundo, podía ser heredero de algo.
-¿Y dónde está Domtrov ahora?
- La noche en la que murió tu padre, él perdió sus poderes, porque el trono no lo reconoció. Dicen que ha estado escondido, esperando al heredero. Necesita la paila y te necesita a ti… Pero no te preocupes…-agregó rápido Darius al ver la palidez en el rostro del niño- Aquí estarás a salvo.