El sol brillaba con luz tenue cuando salieron del tréboles a secas. Si Tthor no hubiese estado tan preocupado por todo lo que Darius le había contado, se hubiera dado cuenta de lo hermoso que era el centro del pueblo.
Una única calle principal, conocida como calle Aigond, zigzagueaba de norte a sur vestida con los más importantes y extraños, pensó Tthor negocios the Meaghdose. Lugares donde vendían hierbas, plantas, hojas disecadas y animales retorcidos en extraños frascos de vidrio transparente; un local cuyo cartel rezaba: dragones piel, escamas, sangre pura e híbrida, cuernos y huevos, todos los colores, al mejor precio y gran calidad. Y, otro negocio, pegado a este ofrecía: cuernos de ciervo, cabeza de camello, barriga de almeja, garras de águila, ojos de liebre.
"Eso que ofrecen es verdad, sobre los dragones."
" ¡Claro!, los dragones existen, todo el mundo lo sabe....—Darius miró a Thor de reojo.— A veces se me olvida que no te han criado aquí. Hay muchas cosas que debes aprender; por ejemplo: si comes lengua de dragón obtienes el poder de hablar con los animales y si te bañas con su sangre, te vuelves invencible.
"¿ Y qué estamos esperando para comprar?" Darius rió divertido.
" También debes saber que no todo lo que te ofrecen aquí es verdadero. Además, la sangre la lengua de un dragón, o cualquier otra parte de su cuerpo, solo confiere su efecto en la persona que lo haya casado y matado con sus propias manos. "
—"Genial! Ya sabía yo que no podía ser tan bueno...
Tthor siguió a Darius unos metros más y vio un local pequeño de comida rápida, abarrotado hasta la calle de gente que hacía fila para comprar. Cuando una señora y su pequeña hija se corrieron a un costado, Tthor pudo leer en un cartel bastante gastado y apunto de caerse: entrañas asadas, sesos en vinagre y ojos en compota. ¡Todo a sólo dos kelsics la porción! A Tthor le pareció barato, aún sin estar muy seguro del valor de la moneda.
—¿De Qué animal son los sesos y los ojos?
— Mejor no preguntes...—murmuró Darius, llevándoselo del brazo y alejándolo de la multitud.
También había negocios de querosén y cera para velas aromáticas, distribuidores mayoristas de corma, un licor de miel y trigo molido, y armas para todas las para toda ocasión: floretes, carcaj flechas rústicas, espadas, dagas y cuchillos. Tthor pensó instintivamente en la pandilla del colegio.
—¡ Compremos algo de allí!
Darius negó con la cabeza mientras reía carcajadas.
—No puedes, eres menor de edad y además necesitas un permiso especial para tener cualquiera de esas armas...
Tthor suspiró desilusionado. Lo que hizo a Darius reírse aún más. Casi al final de la calle Aigond, una pequeña zapatería, cuyo frente solo exhibía una extraña bota marrón desgastada y sucia, pareció llamar la atención de Darius.
—Aquí es.—dijo el hombrecito, entrando por la pequeña puerta roja.
Tthor tuvo que agacharse para poder acceder al interior. El local era bastante oscuro, con casi todas las paredes cubiertas por estantes, llenos con zapatos de todas clases y tamaños desde uno pequeño que cabría solo en el pie de una muñeca, hasta uno gigante que medía más de dos metros. También había herramientas, cajones con clavos, tachuelas y cierres. Un par de lámparas de kerosén colgaban cerca del mostrador donde un hombre de contextura mediana, calvo y de cara redonda y rosácea trabajaba con un martillo.
—Tthor, te presento al Señor André L'Vois, especialista en zapatos.
El niño observó su vestimenta en silencio: tenía puesto un delantal de cuero y, debajo de él, el zapatero llevaba un saco rojo con botones brillosos, calzas ocre y sombrero de tres puntas.
—Es un Leprechaun.— susurró Darius.
Tthor no tenía idea de lo que podía hacer un Leprechaun pero la cara seria del zapatero observándolo, lo persuadió de no preguntar. Entonces dijo:
— Hola, mucho gusto.
—El gusto es enteramente mío. Lo Estábamos esperando por aquí. La voz del señor L'Vois era gutural y firme— Aunque me lo imaginaba... Algo distinto...— dijo observando la cara cada vez más desfigurada del muchacho.
Tthor contestó avergonzado:
—Sí, ya he oído eso hoy.
Darius carraspeó y preguntó:
—¿Están ya los encargos de Warghost, señor L'Vois?
—Por supuesto,— dijo el zapatero sonriendo ampliamente,— aquí está la bota del Señor Dedalus, el zapato de la señora mariamne y la sandalia tejida de mimbre de la señorita Rémona y, a medida que iba diciendo eso, iba sacando de debajo del mostrador cada cosa que nombraba. Las colocó en una caja redonda y se la entregó a Darius. —Serán once tunks, por favor.
Darius pagó y no aceptó el vuelto. Saludó con la mano y le hizo señas a Tthor para que lo siguiera.
—"Tres cosas son excelentes entre los asuntos mundanos: odiar la tontería, amar la Excelencia y esforzarse constantemente por aprender."
—Claro,— balbuceó Darius y guió a Tthor hasta la vereda.
—¿Qué quiso decir?— preguntó Tthor mientras seguía a Darius por una calle lateral, empedrada y de una sola vía.
—André L'Vois siempre habla así, en tríadas.
—¿Tríadas?
— Sí, son frases o pensamientos que siempre están unidos por tres conceptos.— Recitó Darius con cierta dificultad— Pero no me preguntes qué significa realmente porque no lo sé. Deberías preguntárselo a Noel.
Tthor miró a Darius con curiosidad.
—¿Noel? ¿Quién es Noel?
— Noel G. O. Douval, la sobrina del zapatero. Allí viene, mira.
—¿ Por qué casi todos aquí tienen varias iniciales?—preguntó Tthor mientras veía acercarse a una jovencita, como de su edad, de larga trenza platinada, ojos azules y cuerpo redondo y abultado que les sonreía.
—Orffelios nos enseñó que, ante cada cambio importante o experiencia trascendental, se recibe un nuevo nombre que simboliza la nueva etapa. Entonces los nombres anteriores pasan a ser iniciales.
—¿Y tú? ¿Tienes varios nombre?