- ¿Qué quieres que te cuente sobre mí?- dijo Lee- Won sintiendo más el calor del abrazo que el de las llamas.
- Lo que tú quieras contarme…
- Bueno, lo más importante ya lo sabes…, que soy un reverendo tonto porque…salir en busca del grifo…yo sólo…sin avisar y sin pensar en las consecuencias…ha sido, francamente…
- …una estupidez…
- Iba a decir una insensatez…pero gracias por tu aporte.
Tthor rió divertido y apretó el abrazo un poquito más. No sabía porqué pero sentía que su amigo necesitaba una muestra de cariño. Le rozó la frente con la palma de su mano y notó que la temperatura de su cuerpo estaba un poco alta. Pero no dijo nada. Aunque eso lo preocupó bastante.
- No sé en qué estaba pensando. – prosiguió Lee- Won- Ni siquiera traje un espejo. No sé cómo iba a contactar a un guardián de Edeso, sin uno. Edeso es un espejo y sin uno, el guardián no aparece.
Tthor miró de reojo su mochila, tirada a un costado. Pero continuó sin decir palabra.
Los palos largos que sostenían el techo temblaban con el vendaval pero la construcción parecía sólida. O eso era lo que esperaba Tthor: que resistiera, al menos, esa noche. Ya al amanecer pensaría en cómo volverían a Warghost.
Lee- Won miró el fuego y sonrió levemente.
- ¿Sabías que el mes que viene es mi cumpleaños?
Tthor meneó la cabeza.
- No, no lo sabía. Y, ¿cuántos años cumplirás?
- Quince.- dijo Lee- Won, aún sonriendo- Sí, ya lo sé. No los aparento.
- Y, ¿qué vas a querer de regalo?- quiso saber Tthor en un susurro, recordando con dolor que había perdido el obsequio que su prima le había dado: una piedra tallada con la forma de serpiente, cuya boca mordía su propia cola formando un círculo perfecto.
Se le había caído al agua cuando saltó al río desde la carreta, para salvar a Wilgenyna.
- No quiero ningún regalo.- dijo, de pronto, Lee- Won mirando a Tthor- Tengo todo lo que quiero…
Tthor notó que las mejillas de su amigo se sonrojaban.
- Éste será el primer cumpleaños lejos de mi casa.
Tthor quedó un poco desconcertado.
-¿No extrañas a los tuyos?- le preguntó.
El jovencito no podía concebir que alguien se alegrara de estar lejos de su familia. El recuerdo de Wilgenyna lo seguía a sol y a sombra.
Lee- Won suspiró como toda respuesta.
- ¿Tienes…papá?- preguntó Tthor con un poco de timidez.
Lee- Won asintió.
- Y… ¿hermanos?
El muchacho volvió a asentir y se apretó un poquito más contra el pecho de Tthor. Éste lo envolvió más con sus brazos, conteniéndolo.
- Tengo siete hermanos, seis varones y una niña. Yo soy el más chico de los varones. Ellos están en mi aldea, con mi padre. Este año, mi madre decidió que viniera con ella a trabajar a la abadía.- las últimas palabras fueron casi inaudibles.
- ¿Y por qué no te quedas allí con ellos?
Tthor sentía, por un lado que lo más prudente, era terminar allí la conversación pero por otro lado, quería saber más.
- Porque…porque soy diferente.- susurró Lee- Won y se incorporó de golpe, mientras se secaba el rostro con ambas manos.
Estaba decidido a que su amigo no lo viera llorar.
- Tranquilo, Lee- Won…- Tthor le buscó la mirada- Yo tampoco me he sentido de la manada… Y me lo recuerdan casi todo el tiempo. Simplemente me ven diferente y la verdad es que yo mismo me siento así: no veo a la luz del sol, me descompongo y vomito hasta cuando imagino ver pasar un automóvil.
Lee- Won sonrió animado.
- Tú tienes suerte de que tu cumpleaños sea durante las vacaciones. El mío es el veintiuno de Diciembre y casi siempre es el último día de clases. Si yo te contara los regalos que he recibido… Un cumpleaños lo pasé dentro de un tanque de agua, en el techo del colegio; el anterior a ese,- rememoró Tthor- terminé atado a un árbol, a orillas del río, lleno de piquetes de cerbatanas por todo el cuerpo y el anterior a ése…la señora Nogg tuvo que ponerme el hombro en su lugar y hacerme un par de suturas, producto de la paliza que me dieron.
Lee- Won estaba realmente impresionado.
- Bueno, después de todo- dijo en voz baja- lo mío, comparado con lo tuyo no es nada.
Tthor se encogió de hombros.
- No sé porqué pero no encajo; mi pelo rojo me delata…- bromeó Tthor- Y a ti…, ¿por qué te tildan de diferente?
Lee- Won palideció y comenzó a morderse el labio inferior. Pero antes de que pudiera responder, un relámpago brilló afuera y, por un segundo, iluminó todo, como si fuera a plena luz del día. Y antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, un fuerte rayo sonó, haciendo retumbar todo alrededor.
Esperaron un segundo rayo, pero nada ocurrió. Y cuando habían comenzado a respirar con tranquilidad, percatándose de que la lluvia parecía haberse detenido, un nube densa y oscura los rodeó completamente.
Lee- Won comenzó a toser y Tthor, quien instintivamente se había cubierto la nariz, levantándose la remera, miró hacia el techo abovedado y abrió los ojos desorbitados. Con una mano tomó su mochila y con la otra, mientras daba un salto con bastante agilidad, agarró a Lee- Won por el brazo y lo arrastró hacia fuera de la estructura, justo cuando el armazón de paja y barro que formaba el cielo raso se desplomaba hacia el centro de la vivienda circular, completamente envuelto en llamas. El rayo había caído en la viga central metálica que sobresalía del techo, incendiando el material reseco interno, sin problemas.
- ¿Estás bien?- preguntó con voz ronca Tthor, mientras ayudaba a Lee- Won a levantarse, teniendo especial cuidado de no tironearle del hombro lastimado.
El jovencito asintió impresionado.
La lluvia era ahora una fina cortina de agua fría, insuficiente como para apagar el fuego que ya se había devorado todo el techo.
- ¡Tenemos que irnos!- dijo Tthor mirando a su alrededor.
Desde que había llegado a ese lugar, se sentía observado y, aunque podía atravesar con su vista varios metros a la redonda, algo dentro suyo le decía que debían alejarse de allí con rapidez. Y Tthor siempre era fiel a sus presentimientos, así que se calzó bien la mochila en la espalda, tomó a Lee- Won del brazo y comenzaron la caminata.