Fue una de esas noches de lectura, en la que Tthor descubrió que la contratapa del libro que Murk le había obsequiado era bastante más gruesa que la tapa. Con una rápida inspección, vio que había algo adentro, así que con cuidado, despegó la última hoja de la tapa dura y descubrió una sobre amarillento lleno de semillas de diferentes formas y colores. También había una hoja, escrita con una letra estilizada con comentarios y sugerencias para su plantación, acompañado de dibujos simples de las diferentes fases de la luna.
Tthor se despabiló, de repente, al hacer semejante descubrimiento y leyó las instrucciones tantas veces que acabó por aprendérselas de memoria.
Durmió muy poco aquella noche y, a penas oyó que Darius se levantaba y se preparaba para las tareas matinales, se vistió y se fue con él a la cocina. Estaba decidido a iniciar una huerta, siguiendo las instrucciones que había encontrado. Warghost necesitaba una huerta, principalmente porque dependían de la papa del aire y Tthor era alérgico a ella. Y tenía muy poca variedad de otras cosas para comer. Ésa, pensó Tthor, era la manera de mejorar su situación. La luna de aquella noche era propicia así que le habló a Darius de su hallazgo y le preguntó dónde sería el mejor lugar para hacer su experimento.
Darius no pareció muy convencido. Miró de cerca el puñado de semillas que Tthor le mostró y dijo:
- No sé, Tthor, parece que estas semillas están viejas. No estoy seguro de que vayan a germinar…
- No pierdo nada con intentarlo. Además aquí tengo las instrucciones y dicen que el primer paso es hidratarlas en una vasija de piedra. Se me ocurrió pedirle prestado el plato a Asmodeus, pero el problema es que necesito una parcela de tierra- no muy grande- claro, para iniciar la huerta.
- Tthor, hace cien años, o más, que la plantación principal y casi exclusiva de Warghost es la papa del aire. No sé si podrás cambiar esa tradición.
- ¿Y si hablo con el señor Blumber?
- ¿Y qué le dirías? Que quieres plantar unas semillas que encontraste en un libro que te dio Murk. Sabes que él , como su gente, no son bienvenidos aquí.- explicó Darius. Pero al ver la cara de decepción del muchacho, agregó- Lo único que se me ocurre es que hagas tu experimento en tierras que no pertenezcan a Warghost, para evitar problemas y que no tengas que dar explicaciones.
- ¡Eso haré!- exclamó Tthor agradecido.
Darius se sintió conmovido por la energía renovada que el muchacho mostraba. Lo había notado triste desde su llegada a la abadía. Así que agregó animado:
- Cuenta conmigo para lo que necesites y seguro Noel y Lee-Won no tendrán inconvenientes en unirse a ti en esta cruzada. Pero por ningún motivo, abandones tus quehaceres. Evítate los problemas…
Tthor sonrió satisfecho y corrió a encontrarse con Lee- Won para contarle las novedades. Pero se decepcionó un poco al ver que Lee- Won rechazaba su oferta de aventura, enumerando todos los encargos que tenían por aquellos días.
Con bastante mal humor, por el rechazo de su amigo, buscó a Noel en la zapatería. La jovencita no dudó en mostrarse interesada por aquel nuevo proyecto. Pero, ante el mal humor de Tthor, quiso saber qué le pasaba.
- Lee- Won hace días que prácticamente no me habla. Y no sé porqué…
- No te ha dicho nada…
Tthor suspiró.
- Siempre tiene la misma excusa…que tiene encargos que hacer…
- Y seguramente es así.- dijo Noel como al pasar.
- No sé…a mí me suena a excusas. Cada vez estoy más convencido de que ya no quiere ser mi amigo.
Noel negó con la cabeza.
- Nada de eso. Es idea tuya. Está ocupado. Lo tienen de aquí para allá. Igual que a ti.
Tthor la miró serio.
- Si quieres, hablaré con el…como cosa mía.- propuso ella.
- No, gracias.- dijo Tthor resuelto- Si no quiere ser más mi amigo, que no lo sea.
- No sabía que eras tan orgulloso.- le espetó Noel.
Tthor se encogió de hombros, como toda respuesta.
Esa misma mañana, después de las faenas y mientras desayunaban en la fuente de la piedra de Kabanor, Tthor y Noel pensaron cuál sería el lugar perfecto para la huerta.
Después de las primeras alternativas propuestas y rápidamente desechadas, la joven le propuso un pequeño vallecito que daba a un estanque semi-oculto por un grupo de abetos jóvenes, bastante lejos de las miradas curiosas. Sólo quedaba a media hora de caminata. Nadie solía ir por allí porque, según relató Noel con bastante misterio en su voz, no querían encontrarse con el viejo gruñón, cuyo apellido era Yalfom. Tthor quiso saber más, pero ella sólo pudo decirle que nadie se le acercaba porque el viejo gruñón no simpatizaba con las personas. Tthor aceptó de inmediato pero la jovencita trató de proponer otros lugares y, aunque pasó un par de días pensando en otras opciones, tuvo que ceder y aceptó de mala gana.
A la mañana siguiente, Noel se encerró por varias horas en las caballerizas, con Lee- Won, mientras Tthor había ido al pueblo con Darius.
- No puedes seguir tratándolo así. Él no es tonto. Sabe qué algo te pasa.
- ¿Qué le has dicho?
- Nada…que estabas muy ocupado y que por eso no podías pasar tanto tiempo con él, como antes.
Lee- Won bajó la vista, sonrojado.
- Ya no soporto más estar alejado de él. He pensado que prefiero estar con él, aún sabiendo que no me quiere de la misma forma en la que yo lo quiero. No te imaginas cuánto lo extraño…, tanto, que he pensado que me conformaré con su amistad, si es que ya no la he perdido para siempre, con mi actitud.
- Nada de eso. Él ha estado muy triste estos días. De lo único que me habla es de ti. Pero, Lee- Won, con esto no quiero que te vuelvas a ilusionar.
Lee- Won esbozó una sonrisa triste.
- No te preocupes. Si Tthor me quiere sólo como amigo, para mí es más que suficiente. Hace días que no duermo bien, no me puedo concentrar. Y él siempre ha sido tan bueno conmigo. No me merece mi indiferencia. Y no quiero que esté triste por mi culpa.