Tthor durmió bastante mal esa noche. Tenía mucho frío y estaba incómodo en el piso duro. El colchón de paja, debajo de él, no lo aislaba de la humedad.
Pero no era por el frío ni por lo incómoda que era su habitación, que no podía conciliar el sueño.
No lograba quitarse a Lee- Won de la cabeza. A pesar suyo, porque no entendía la causa de que su amigo le diera vueltas en la cabeza a esas horas de la noche, cuando podría estar descansando, disfrutando del poco tiempo de tregua que tenía. En vez de eso, revivía, una y otra vez, las escenas de aquellos días. Trataba de encontrar alguna palabra o un gesto que hubiera dicho o hecho que fuera la causa del alejamiento de Lee- Won.
Era el primer amigo varón que tenía en toda su corta vida. En la escuela a donde asistía, los jovencitos lo evitaban, intimidados por el grupo dominante que utilizaba a Tthor de blanco de descargas de todas sus bromas violentas.
El joven cambió de posición en la cama por quinta vez y se cubrió con la manta hasta la cabeza. Sentía que algo malo había hecho y, como no tenía experiencia en eso de tener amigos, pensaba que estaba haciendo algo equivocado, pero por más que lo intentara, no entendía qué era.
Cerró los ojos, con un profundo suspiro y se quedó quieto. Afuera, el viento se colaba por el techo agujereado, hablando en un tono helado y lúgubre. Tthor se estremeció levemente, cuando el reloj de la torre marcó la media noche. Abrió los ojos, se destapó y se puso de pie con rapidez. Darius pareció moverse entre sus frazadas pero siguió profundamente dormido, sin darse cuenta de que su compañero de dormitorio, en un nuevo episodio de sonambulismo, se iba por el pasillo, rumbo a las caballerizas.
Tthor cruzó el patio central, sin sentir la nieve bajo sus pies descalzos, llegó a la cocina oscura y atravesó un pasillo lateral, rumbo al rellano del tercer piso.
A las huellas que había dejado en el patio y luego en la cocina, se le unieron otras, éstas de zapatos de goma que imitaban el mismo rumbo del muchacho.
Tthor se paró frente a los tres cuadros de la apoteosis de Orffelios y, con los brazos cruzados detrás de la espalda, se puso a contemplarlos, mientras tarareaba unos versos; aquellos que Wilgenyna le cantaba en las tardes de Albión.
- Tthor…- susurró una voz, acercándose a él.
Lee- Won se paró a su lado y lo miró fijamente.
- ¿Estás dormido?
Tthor no le respondió. Parecía obnubilado con la primera pintura.
- Tthor, ¿estás sobámbulo…? - le dijo Lee- Won preocupado y tiritando de frío.
El muchacho seguía sin mirarlo y susurraba unos versos, sin pestañar.
- Sí, lo estás…,- confirmó Lee- Won- porque sino me hubieras corregido.
Lo tomó de la mano y le dio un leve tirón.
- Vamos. Te llevaré a tu cama.
Pero Tthor no se movió. Dejó de entonar la canción y clavó su vista en la segunda pintura. El joven moreno trataba de pensar una forma para que Tthor lo siguiera.
De repente, luego del cuarto tironeo, Tthor pareció apretarle la mano y caminó hacia la pared que estaba detrás de ellos. Llevando a Lee- Won con él, se sentó en el pasillo, con la espalda apoyada en la pared, justo en frente de los cuadros.
Lee- Won se sentó a su lado, mordiéndose el labio.
- ¿Y si te despierto?- dijo zarandeándolo un poco.
Tthor lo miró y, por un breve momento, su mirada se encontró con la de Lee- Won. Le pasó el brazo por detrás de la cabeza y lo acercó a su pecho. Lo envolvió con ambas manos, apoyó su cabeza sobre la cabeza de Lee- Won y cerró los ojos.
- Entonces, vamos a dormir aquí.- dijo Lee- Won, resignándose, sintiendo el calor del muchacho envolverlo completamente.
No tardó en relajarse y quedarse dormido.
Estaba por amanecer, cuando Tthor abrió los ojos. Lee- Won se movió un poco entre sus brazos. Tthor lo miró, durmiendo tranquilo a pesar de lo incómodo de la posición, sin entender demasiado.
Levantó la vista y vio los cuadros de Orffelios que comenzaban a brillar con las primeras luces que entraban por la ventana oval del pasillo.
Tthor, sin dejar de abrazar a Lee- Won, apoyó sus labios en la frente del muchacho, en un impulso bastante fuerte y le dio un beso, suave y sostenido.
Lee- Won abrió los ojos inmediatamente y miró a Tthor con una mezcla de sorpresa y emoción.
- ¡Buenos días!- lo saludó Tthor, con una sonrisa- Supongo que llegué aquí en otros de mis ataques…
Lee- Won se despegó de Tthor, haciendo un esfuerzo bastante grande, porque la calidez del muchacho era para él, irresistible.
- Sí, intenté despertarte pero no lo logré.
- Y te quedaste conmigo…
- En realidad, prácticamente me obligaste.- bromeó Lee- Won con picardía.
Tthor lo miró sonriente.
- Gracias.
- Ni lo menciones.
Sus miradas se encontraron por un segundo pero Lee- Won desvió sus ojos hacia el pasillo.
A Tthor se le borró la sonrisa de los labios. Sin poder contenerse le preguntó:
- ¿Por qué estás enojado conmigo?
Lee- Won lo miró sorprendido.
- No estoy enojado contigo, Tthor.- le dijo Lee- Won en un susurro nervioso.
- Si he hecho algo que te haya molestado, yo…
Lee- Won se acercó hacia él, en un impulso y le puso sus dedos en los labios, impidiendo que siguiera hablando.
- No has hecho nada malo. Al contrario…, me has tratado como nunca nadie lo había hecho.
Tthor sentía que el corazón se le aceleraba.
Lee- Won retiró la mano de la boca de Tthor, con suavidad y muy lentamente. Sonrió algo tímido y, sin perder tiempo, se puso de pie.
- ¿Vamos a desayunar?- lo invitó, extendiéndole la mano.
Tthor la tomó y se puso de pie, aún sintiendo la calidez de los dedos de su amigo, en sus labios.
- En Albión, ¿también caminas por toda la casa, cuando estás dormido?- le preguntó Lee- Won, mientras descendían por la escalera caracol.
- Sólo por mi habitación. Nunca había salido por la casa ni mucho menos afuera de ella. Aquí parece que estoy más activo. Tengo más energía. En Albión me siento cansado, casi todo el tiempo.