-¡Alma, hijita… Te llegó una carta!
-¡De quién, Mamita! –Le respondió Alma a Alhelí, su madre.
-¡No lo sé, pequeña. No tiene remitente! –Le contestó su madre.
-¡A ver…! –Alma se disponía a leer la carta que recién le llegaba, cuando su madre la deja sola para que la lea con tranquilidad, respetando así su espacio.
Querida, Alma, ¡mi Alma!
Sé que es atrevido que te haya enviado esta carta, justo horas antes de tu boda. Es muy temprano aún, y sé que estás a tiempo de cambiar tu decisión. Como ya lo sabrás, no la he pasado muy bien todos estos días desde que me llegó a casa la invitación a tu boda con el estúpido de Valente. Desde esa tarde, no logro estar en paz, parezco un muerto en vida que solo busca su alma a como de lugar para poder ser feliz. Alma, también sé que estas líneas pueden causarte enojo y repulsión hacia mí, pero es el último recurso que tengo para hacerte cambiar de opinión, mi amor. Ambos sabemos que no lo amas y que estás haciendo todo esto para castigarme por mi cobardía.
No te puedo mentir al decir que también creo que merezco este castigo, pero… ¡Por Dios, mi amor, ya no me hagas sufrir más! Te necesito tanto!.. ¡Siento que me muero sin ti! ¡Siento que no volveré a verte nunca más si te casas con ese nabo! ¡Ven, vamos a hablar, mi Alma!.. ¡Te estaré esperando dentro de una hora, en nuestro lugar! ¡Ya no temas, todo estará bien si estamos juntos! ¡El amor cuando es tan grande no hay nada, ni nadie que pueda romperlo, ni detenerlo!
¡Te ama con todo su corazón!:
Mateo
Un millón de cosas pasaron por la cabeza de alma en el momento que leía la misiva de su verdadero amor…Tenía que verle, aunque sea por última vez, tenía que explicarle a su amor que no podrían estar juntos nunca, que la olvidara, porque desde ese día le pertenecería a su esposo. Alma, cerró sus ojos llorando y recordaba cada instante que compartió con Mateo, sus conversaciones, sus miradas profundas, sus caricias… Sus besos y la forma en que la amó la única vez que hicieron el amor, pero justo en ese instante de ensoñación, tocan la puerta de su habitación.
-¡Hola, futura esposa, bella Alma mía!
-¡Hola, amor! –Le respondió Alma guardando sigilosamente la carta de Mateo.
-¡¿Qué haces aquí ahora, justo antes de la boda?! ¡No mires el vestido, dicen que es de mala suerte que el novio vea el vestido de su novia antes de contraer nupcias! –Le dijo Alma algo preocupada.
-¡Tonterías, mi amor! ¡Esas son solo supersticiones! Anda, ¡dame un beso, amada mía!
Y así acabó Valente con la mínima posibilidad que tenía Alma para poder ver por última vez al amor de su vida.
Pasaron dos horas, y Mateo aún sigue esperando a su Alma en la playa del río, el lugar de ellos, pero nada que Alma aparecía, y al ver que ya le faltaba solo 1 hora para que la boda comenzara, se dio por vencido y resignado, se quitó la ropa y se sumergió en las aguas del río, mientras él gritaba mirando al cielo: ¡NECESITO VERLA UNA VEZ MÁS, DIOS… SOLO UNA VEZ MÁS!