Tu amiga, la fea [ella era fea 5]

Capítulo 1

La lluvia arreciaba en el punto más fuerte. Los zapatos de Daysi chasqueaban por lo húmedos que se encontraban.

Los lentes de la joven se encontraban totalmente empañados. Pasó una mano por su cabello rizado y dejó salir un suspiro que se inundó de agua.

Volteó a mirar hacia la derecha de la carretera, después a la izquierda. El arroyo que transitaba por la avenida principal le explicaba que sería imposible cruzar por él sin antes haber pescado un hongo en sus pies.

La joven, salida de sus cabales, sacó su celular de su bolso y trató de buscar un número el cual marcar para llamar y pedir ayuda. Sin embargo, mientras estaba en el acto, se le resbaló el objeto de sus manos.

Su día no podía estar peor, era el más horrible que había tenido en lo que transcurría de aquel año.

Con su mirada buscaba el celular que había caído en el arroyo, pero sabía que ya estaba perdido.

Soltó un fuerte grito mientras llevaba sus manos a su cabeza.

—¡Maldito Alex, te voy a matar! —soltó.

Alex soltó un estornudo y después limpió su nariz mientras se acomodaba en la cama.

—Oye —escuchó que lo llamaron.

El joven volteó a ver a su derecha. Un chico que aparentaba unos diecisiete años tenía su mirada concentrada en la pantalla de su celular.

—¿Qué pasó? —inquirió Alex.

—¿Hoy no se suponía que debías llevar a Daysi a ese grupo de lectura? —preguntó el joven.

Alex tragó en seco y sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.

—Mierda —soltó el muchacho.

—Huele a muerto —chistó su amigo sin dejar de observar el celular.

—Den, no estoy para bromas.

En aquel momento escucharon que la puerta se abrió de manera brusca y a su vista apareció una joven morena, de cabello rizado y ojos verdes profundos.

Den alejó su mirada del celular y barrió a la joven de pies a cabeza, estaba empapada y soltaba resoplidos mientras observaba Alex.

—Eres un maldito imbécil —gruñó Daysi.

Alex se acomodó en la cama y soltó el celular que tenía en sus manos.

—Lo siento, yo… ya iba a llamar, ya te iba a buscar, …ir a buscarte —explicó el joven—, en serio.

—¡Deja de decir idioteces, no soy una estúpida! —gritó Daysi—, ¡te voy a matar!

La joven se acercó a la cama y jaló con fuerza el cabello de Alex.

—¡Ay, Daysi!, ¡cálmate! —el joven trató de defenderse, pero se le hacía imposible—, ¡déjame!

Den se levantó de la cama y comenzó a arreglar su camisa.

—¿Cuándo van a madurar? —preguntó mientras los observaba.

Daysi soltó a su primo, quien se llevó las manos a su cabeza mientras dejaba salir un gruñido.

—¡Ay, estás loca, loca…! —le gritó fuertemente en el rostro a la joven.

—¡Eso es para que no me vuelvas a dejar esperando en la lluvia, estúpido!

—¡Tú eres la única que espera por una hora en la lluvia!, ¡subnormal!

Daysi le dio un fuerte bofetón al joven. Hubo un gran silencio en la habitación, uno bastante incómodo.

Daysi y Alex crecieron atados no por su lazo de sangre, sino también por una fuerte amistad. Eran mejores amigos. Sin embargo, aquella palabra “subnormal” hirió profundamente a la joven.

Daysi llevó su mirada lentamente hasta el joven de ojos color miel que observaba la discusión. El chico, quien por lo general era alguien serio y callado, incomodó en gran manera a Daysi. Ellos nunca se hablaban, no eran amigos y a la joven le intimidaba en gran manera.

Quería que la tierra la tragara. No sólo fue avergonzada por su primo por el desplante que le hizo, sino que también fue ridiculizada al haber un completo desconocido en aquella habitación que presenció la discusión.

—No me vuelvas a hablar más en mi vida —le dijo Daysi a Alex.

—No te imaginas el gran favor que me haces —soltó Alex.

Daysi salió de la habitación azotando con fuerza la puerta. Caminó a grandes zancadas por el pasillo, deteniéndose en seco al ver a un joven idéntico a Alex, quien traía en sus manos un pocillo lleno de helado.

—Crespas, ¿qué te sucedió? —chistó el joven—, ¿decidiste nadar en el arroyo de afuera? —soltó una carcajada.

—Piérdete, Axel —gruñó la joven.

—Uy, ¿qué comiste?, ¿escorpión?

Daysi ignoró por completo al joven y siguió su camino.

Axel y Alex eran hermanos gemelos, crecieron siendo inseparables, así que, Daysi era muy cercana a Axel, sin embargo, odiaba algo de aquel chico y era que siempre se burlaba de su cabello enmarañado. Por más que Daysi intentara peinarse, la gente le preguntaba el por qué no se había arreglado el cabello.

Daysi llegó a su casa, humedeciendo las baldosas al caminar. La empleada de servicio la veía a lo lejos con rostro no muy agradable, aunque, no podía reclamarle a la jovencita, ya que, aquel rostro de pocos amigos que traía, le avisaba que no la estaba pasando nada bien.




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