Tu amiga, la fea [ella era fea 5]

Capítulo 10

La señora Eliana pasaba su mirada por Enden y después por su hija e inspeccionaba sus gestos, parecía que trataba de encontrar algo que los delatara.

—Entonces —comenzó a decir— quieres que deje ir a Daisy a una fiesta —se aclaró la garganta mientras negaba con la cabeza—. Claro que no, ella está castigada.

—Mamá —suplicó la joven—, sólo será una noche, yo nunca te he pedido permiso para ir a una fiesta.

—Daysi, sabes que yo te doy permiso para salir de día, pero de noche es imposible. Ya sabes cómo se pondrá tu padre si se entera que te dejé ir a una fiesta.

—Tía —dijo Enden—, irá conmigo, yo la voy a cuidar, regresaremos muy temprano. De hecho, sólo vamos a ir porque dimos nuestra palabra al amigo de Daysi de no faltar.

Daysi miró a Enden y después a su madre:

—Sí, es cierto —agregó Daysi—, sólo será un rato.

La señora Eliana soltó un suspiro y dejó caer su cuerpo al espaldar del sillón de cuero en el que estaba sentada. ¿Desde qué momento su hija era amiga de Enden?, ¿de ahora en adelante Daysi estaría yendo a fiestas a mitad de la noche? No quería que eso pasara, sería terrible.

—No lo sé —respondió—, debo hablar con tu padre, Daysi.

Como si hubiera sido invocado, el señor Elián entró a la sala de estar cargando un libro en su mano derecha, como era siempre habitual. Todos posaron sus miradas en él, algo que lo hizo fruncir el ceño.

—¿Qué sucede? —arremetió con su voz seria.

—A Daysi la invitaron a una fiesta —informó Eliana—, irá con Enden.

Al señor Elián le pareció demasiado extraño que Enden estuviera en su casa y siendo abogado de su hija, al igual como le pareció sumamente raro que Daysi (la misma que odiaba los eventos sociales) estuviera pidiendo permiso para ir a una fiesta.

Reparó de pies a cabeza a Enden, quien estaba al lado de su hija y le mostraba un rostro tranquilo, pero a la vez serio. Sabía que él era un buen muchacho, no le veía problema con que su hija se volviera novia de él, de hecho, le agradaría, aunque Daysi aún le faltaba crecer un poco, así que, no era conveniente dejarla ir a una fiesta.

—¿Y dónde será esa dichosa fiesta? —preguntó mientras se sentaba en un sillón al lado de su esposa—, ¿a qué hora?

—Es hoy, a las nueve —respondió Enden.

—¿Y tú vas a ir? —inquirió el señor Elián mientras veía fijamente a Enden.

—Sí, claro —contestó—, cuidaré a Daysi, la traeré temprano.

—¿Y desde cuándo están saliendo? —indagó tornando su expresión un poco más seria.

Enden y Daysi se miraron los rostros, no soportaron la risa y comenzaron a carcajear desde sus adentros.

—Ay, papá, yo no soy novia de él —explicó Daysi—, ¿cómo se te ocurre?

—Yo también llegué a creer que eran novios y lo estaban ocultando —dijo Eliana.

La risa de Daysi se cortó por completo y sus mejillas comenzaron a ruborizarse, sus ojos querían mirar a Enden, pero se obligaba a no hacerlo. En cambio, Enden la observó por un momento y después comenzó a hablar.

—Daysi es una muy buena amiga —respondió—, vamos juntos al grupo de lectura y ahora estamos haciendo planes juntos fuera de clases. Saben que ella se encierra mucho en su casa y eso no es para nada bueno, por eso queremos ir a la fiesta, sólo un rato, para despejar la mente.

Daysi rebuscaba en su closet ropa decente para comenzar a arreglarse. El reloj marcaba las ocho de la noche y si seguía en su casa a las diez, sus padres no la dejarían ir.

—No tengo nada decente —gruñó.

—Eso es porque prefieres pijamas antes que ropa decente —dijo Enden a sus espaldas mientras se sentaba en la cama—. Las chicas en estos casos siempre utilizan un vestido corto o un short alto. Intenta buscar algo de escote, seguramente le gustará a Thiago.

El rostro de Daysi se tornó rojo y volteó a ver a Enden, le aventó una blusa negra de lentejuelas en la cara. El joven soltó una pequeña carcajada y quitó la blusa de su rostro.

—Oye, ésta se bien —dijo—. Una vez, una amiga llevó algo parecido a una fiesta, tenía un pantalón alto. Se te verá bastante bien.

Daysi corrió a tomarla y buscó un jean alto en su closet, al sacarlo, volteó a ver a Enden con rostro victorioso.

—¿Qué te parece? —se lo mostró con una ligera sonrisa en su rostro.

—Se ve bien —respondió—, ve a bañarte, se nos hace tarde.

La joven dio varios saltos de alegría y corrió hacia el baño, después volvió a la cama, se acercó un poco a Enden y comenzó a tomar algo que se encontraba a espaldas del muchacho.

—¿Qué estás haciendo? —inquirió Enden al tenerla muy cerca de su rostro.

—Esto —Daysi mostró una ropa interior rosa que tenía en su mano.

Enden le dio una ligera bofetada al rostro de la chica mientras soltaba una pequeña risa avergonzada.

Al encerrarse en el baño, Daysi soltó un pequeño grito ahogado de emoción. Iba a ir por primera vez a una fiesta, y lo mejor es que su amor platónico fue quien la invitó. No cabía de dicha. Se observó en el espejo y dejó salir un suspiro. Por su mente pasaban muchas escenas donde ella estaba bailando con Thiago.




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