—¿Son novios? —preguntó Alex.
Enden y Daysi volvieron a carcajear.
—¿Cuántas veces nos van a preguntar lo mismo? —inquirió—, es la tercera vez en la noche que nos dicen eso.
—Es que… —Alex los reparó— pareciera que lo fueran. Es tan raro verlos juntos, no me acostumbro.
—Deberás acostumbrarte —dijo Enden—, porque a mí me gusta estar con Daysi.
—A veces te vuelves molestoso —soltó Daysi mientras veía a Enden—, pero me agradas.
—Sin mí estarías encerrada en tu cueva.
—Y sin mí no irías a una fiesta, recuerda que fue a mí a quien invitaron —Daysi respingó las cejas con orgullo.
Enden soltó una carcajada burlona.
—¿Disculpa? —alzó una ceja—, Thiago me invitó primero a mí. A ti te dijo sólo para que yo aceptara ir, y claro, acompañes a su hermanita.
—Ay, deja de inventar estupideces —gruñó Daysi, después sonrió y le dio un mordisco a su pizza.
Daysi comenzó a mascar mientras veía a Enden acercar su torreja de pizza a su boca, ella en un impulso tomó el pequeño recipiente de picante, echó un poco en su mano disimuladamente y después lo aventó al joven cuando le dio un mordisco a su pizza.
Enden llevó una mano a su boca mientras arrugaba su rostro, el picante estaba invadiendo toda su boca. Alex y Daysi estaban carcajeando desde sus adentros. Enden tomó grandes tragos de su gaseosa sabor manzana para intentar aliviar el picante en su boca. Soltó un gruñido mientras veía cómo la joven se burlaba de él.
Enden tomó el pote de sala tártara y salpicó a Daysi en el rostro con ella. La joven, horrorizada, soltó un grito al ver que habían dañado su maquillaje.
—¡Qué mierda!, ¡Enden! —gritó molesta.
El joven soltó una carcajada desde sus adentros al sentirse victorioso. Daysi empezó a maldecir mientras intentaba quitar la salsa con una servilleta.
—Me las vas a pagar, —le dijo a Enden— ya verás. Te tengo que coger descuidado.
—Tú comenzaste —aclaró Enden.
Marilyn corrió a recibir a Daysi que acababa de llegar. Desde la entrada de la bonita casa azul cielo con bigas blancas se podía escuchar la música a alto volumen. La joven salió bastante sonriente vestida con un corto vestido rojo que resaltaba sus grandes caderas y proporcionado busto, su maquillaje la hacía ver con más edad de la que ya tenía, aunque al hablar delataba que aún era una adolescente de diecisiete años.
—¡Hola! —saludó Marilyn mientras abrazaba a Daysi, volvió a mirarla al rostro—, creía que no ibas a venir.
—Lo siento —se disculpó Daysi—, fuimos primero a comer algo.
Marilyn pasó la mirada por la cara nueva que estaba presente.
—Él es Alex, mi primo —presentó Daysi al ver que lo estaba viendo.
—Mucho gusto —Alex le estrechó una mano.
—Mucho gusto, Marilyn —se presentó la joven.
La joven estaba ruborizada mientras veía a Alex, era sumamente bello, blanco, con cabello negro, labios rosados, alto, aunque no era musculoso, su porte elegante lo hacía ver bastante atrayente, era alguien que no dejaba pasar desapercibido.
—¿Y Thiago? —preguntó Daysi.
—Está adentro —informó Marilyn—, vamos.
Los jóvenes entraron a la casa, el lugar estaba algo oscuro, sólo se podía ver un poco por el parpadeo de unas luces que mareaban a Daysi, quien no tenía sus lentes para así verse más bonita, aunque ahora sabía que fue una mala elección, no veía nada.
Marilyn se acercó a un joven que bailaba muy pegado a una chica. El muchacho dejó de bailar y se acercó al grupo, saludó a Enden, a Alex y después posó sus ojos en Daysi.
—¡Vaya, la pequeña Daysi pudo venir! —soltó con alegría.
A la joven no le gustó para nada que se expresara así de ella, la llamó “pequeña” y dijo “pudo” como su hubiera sido un milagro. La abrazó y le dio un beso en la frente.
—Te ves hermosa —le dijo mientras la miraba como a una hermana pequeña.
Daysi no dijo palabra alguna, se sentía frustrada por aquella reacción de Thiago, en pocas palabras, le estaba confirmando que él no la veía como una mujer, sino como una hermanita más.
Enden se acercó a ella y rodeó con un brazo su cintura.
—Vamos a buscar algo para beber —le dijo muy cerca del oído.
Pasó una mirada por Thiago y le mostró una sonrisa.
—Se ve buena la fiesta —dijo antes de irse con Daysi.
Thiago apretó los labios mientras veía al grupo perderse entre la multitud de personas que bailaban en la sala.
Marilyn sacaba varias latas de cerveza de la nevera y se las pasaba a los chicos.
—Llegó más gente de la esperada —informó—, mi hermano está emocionado, pero yo no, estoy preocupada porque la casa podría quedar hecha nada para mañana.
Daysi observó la lata de cerveza en sus manos, nunca había tomado alcohol, era su primera vez. Enden le ayudó a abrirla, y cuando la joven la tuvo en sus manos, le dio un gran trago.
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Editado: 22.01.2025