Daysi se dio cuenta que todo era una trampa cuando, al subir al auto, el grupo se puso de acuerdo para que Enden se sentara al lado de ella. Después de diez minutos de trayecto rumbo a la discoteca, el auto se estacionó frente a una casa blanca donde una chica alta, pelirroja y bastante sonriente subió y saludó a todos con bastante entusiasmo, centrando su mirada en Alex.
—Hola, Alex —soltó entre un suspiro.
“Ay, no, los voy a matar a todos” pensó Daysi al darse cuenta que sí era una salida de parejas.
Comenzó a pensar el por qué todos se habían puesto de acuerdo para hacer algo como esto, ¿por qué ahora? ¿Después de dos años de separación con Enden, por qué justo ese día decidieron intentar reencontrarlos?
Se sentía extraña. En aquel auto iba la mitad del grupo, cada quien, con sus parejas, al igual que el otro auto que las seguía, todos con sus novios, y ella… se suponía que su pareja de la noche era Enden.
Lentamente volteó a verlo, se sentía nerviosa, no deseaba que él malinterpretara la situación. Sin embargo, lo encontró con una sonrisa desplegada.
No tuvieron que pronunciar palabra alguna, porque sus miradas expresaron que estaban complacidos de estar allí, juntos, algo que hizo rebotar el corazón de Daysi.
Tanto tiempo viéndolo de lejos, siguiendo sus huellas, añorando volver a cruzar palabra con él y ese día lo iba a hacer.
Cuando llegaron a la discoteca, se reunieron alrededor de una pequeña mesa que poco a poco se fue atiborrando de botellas de cervezas y otros licores. Sin embargo, Daysi si a lo mucho probó un poco de cerveza. Se había dado cuenta que prefería estar sobria, aunque disfrutaba bailar y divertirse.
Enden le pidió bailar una canción, a lo que ella complacida aceptó. Se dirigieron hasta la pista de baile y el sentir las manos del joven rodear su cintura la hizo sentir como aquella primera vez que salieron juntos, donde en una noche como aquella bailaron juntos y se besaron con locura.
Aunque ya eran mucho más maduros que aquella noche, sus cuerpos se comunicaban que se estaban llamando a gritos. Daysi no quería hacerse ideas equivocadas sobre lo que Enden podía querer esa noche, así que salió de sus pensamientos y disfrutó de la música que la envolvía.
—Daysi —escuchó un susurro en su oído—, hoy estás muy hermosa.
La joven estuvo a punto de dejar de bailar, pero disimuló que no se había sobresaltado.
—Gracias —soltó.
Enden rodeó por completo la cintura de Daysi y dejó de bailar, mientras, ocultaba su rostro en el cuello de la chica.
¿Qué estaba sucediendo? Daysi se sentía bastante confundida con el comportamiento de Enden. Lentamente volteó para verle el rostro. No podía ver con claridad las facciones al muchacho, pero podía darse cuenta que algo importante iba a suceder.
—Daysi —lentamente llevó las manos al rostro de la chica—, te extraño.
—Enden… —soltó pasmada.
El joven la abrazó con fuerza y así estuvieron por un minuto, sólo sintiendo sus cuerpos comunicarse entre sí.
¿Acaso tuvieron que esperar dos años para darse cuenta que eran el uno para el otro? Daysi no lo entendía por completo, pero ahí estaba, acurrucándose en el pecho de Enden después de añorarlo por dos años.
Decidieron salir de la discoteca para poder hablar con tranquilidad, ya que el alto sonido de la música haría casi imposible el que una conversación fluyera entre ellos.
Había un balcón en la discoteca donde se podía apreciar gran parte de la ciudad, el cielo estrellado creaba un gran manto iluminado y daba la sensación romántica para el ambiente.
—Daysi —dijo Enden mientras la observaba fijamente—, yo te he extrañado muchísimo.
La joven lo observó con intensidad, su corazón estaba palpitando de la emoción.
—Sigo sintiendo lo mismo, aunque intenté olvidarse, se me hizo imposible —prosiguió—. ¿Sabes? Todo este tiempo te he visto de lejos, meditando qué es lo que me encanta de ti.
—Enden, yo… —Daysi soltó un suspiro— tampoco te he podido olvidar.
El joven sonrió y sus ojos se achicaron mientras la observaba fijamente.
—Daysi, yo me enamoré —confesó Enden—. Esa chica siempre viste pijamas en su casa, lleva el cabello enmarañado, tiene un pésimo humor y dice que leer es aburrido, pero se ha leído como veinte libros en lo que lleva del año —desplegó una amplia sonrisa mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. Esa chica, cuando lo desea, se peina el cabello, se arregla con su mejor ropa y maquilla su rostro hasta quedar irreconocible, sale a bailar y mueve sus caderas hasta volver a los hombres locos.
—Enden… —las mejillas de Daysi se enrojecieron en gran manera— yo…
—Ella es dos personas diferentes a la misma vez. Alguien que puede rayar en lo anormal, al igual como puede ser la chica más seria, romántica y divertida —llevó una mano a la mejilla derecha de la joven—. Te amo.
Daysi dejó salir sus lágrimas mientras se abalanzaba sobre Enden para abrazarlo.
—Te amo, Enden, te amo mucho —confesó.
—No sabes cuánto me alivia saber eso —dijo el joven casi a susurro—. Realmente estaba nervioso de haber creado este plan y que no saliera bien.
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Editado: 22.01.2025