Tu Amor Es MÍo

MANOS A LA OBRA

-. Vamos a tumbar todos los árboles secos y la leña se venderá y otra parte se guardará para la casa – los jóvenes me ayudaron y por eso matamos una gallina para comer. Recordé que tenía un tío panadero que aún tenía su horno de leña y no industrial a él le ofrecí un buen precio y cerré el trato.

-. Vendí toda esta parte en 5 mil soles abuelito – él se sorprendió.

-. ¿A quién? – no me lo creía.

-. Ya lo verás – y justo mi tío llegó en una pequeña furgoneta.

-. Hija – fui y lo saludé ellos siempre han sido buenos con nosotros – no sabes que tu llamada me cayó como anillo al dedo.

-. Eso es bueno – me alegraba saber que todo empezaba con buen pie – miré ahí esta su carga.

-. Y esta sequita por eso te voy a dar mil más – eso no me lo esperaba –porque ya no tenía nada para mi horno.

-. Bien tío entonces un gusto hacer negocios- esto era un buen impulso.

-. Por supuesto – nos dimos un apretón de manos – muchachos ayúdenme a cargar y les daré su propina - los jóvenes le ayudaron y él fue consciente para pagarles por su esfuerzo.

-. Vaya hija tan rápido ya hiciste dinero – me dijo mi abuelo a mi lado.

-. Y eso solo empezando a limpiar la finca para que sea más productiva – le respondí orgullosa.

-. No sabía que había tanto palo seco- claro si ni siquiera llega a la mitad de la finca, por su edad.

-. No te preocupes y nos quedó para nosotros – le mostré un montón que quedaba para nosotros.

-. Eso es bueno – sonrió.

-. Guarda ya los 9 mil que tenemos para pagarle al señor, ese dinero lo vamos a lograr tener antes de tiempo al parecer – mi abuelo levanto los pulgares en aprobación.

-. Llamaré al veterinario – me miró extrañado – quiero que analice a los cerdos para evitar problemas y venderlo de una vez porque la que está preñada en estos días pare - asintió y yo hice la llamada, estaba justo por estos lares y vendría de inmediato.

-. Bienvenido – me saludó – Sandra la nieta de Don Segundo.

-. Un gusto – era bastante joven - ¿Qué análisis desea?

-. Quiero un análisis de Triquina – lo llevé al corral y extrajo sangre – lo más pronto posible.

-. Mañana mismo le traigo los resultados como revisar a mis otros pacientes.

-. Muy bien – le di la mano – gracias.

Fui a almorzar y mi abuelo me esperaba con una sonrisa.

-. Se nota que ya estoy cavado – me dijo y yo sonreí.

-. Pero ya llego la sangre joven – nos reímos.

-. No quería que estuvieras en medio de todo esto – suspire.

-. Pero ya está hecho – no deseaba hablar más de ese tema – ahora solo a buscar la salida y a luchar que no fue eso lo que tú me enseñaste.

-. Bien – se animó de nuevo – haré lo que pueda para apoyarte.

-. Por cierto ¿Dónde está la alfalfa sembrada? – no la había visto

-. Detrás de los cultivos, pero no hay mucho debemos comprar para alimentar a los cuyes – eso no era rentable, tanto cuy y no había que darle de comer.

-. Eso no está bien, abuelo – le dije seria.

-. Es que aumentan los animalitos – se excusó.

-. Lo sé; pero lo vamos a arreglar – en eso escuchamos el sonido de un motor – Lupe muchas gracias delicioso – la señora agradeció – disculpa que no te ayude a lavar – negó y salí.

Era el hacendado con su hijo supongo que ridículamente estaba vestido como si de un ranchero mexicano se tratase (ojo me encanta la cultura mexicana, pero a él no le quedaba y no era adecuada esa vestimenta).

Era un chico blanco, ojos marrones, cabello castaño, un poco más alto que yo, más delgado que atlético que venía con un mondadientes en la boca (esto era demasiado).

Quiere parecer rudo y lo único que hace es parecer ridículo

-. Don Segundo – gritó – Sandrita – estábamos cerca de él no había necesidad.

-. Buenas tardes – lo salude fría - ¿Qué se le ofrece? – no me gustaba andar con rodeos.

-. Traje a mi hijo a ver si lo recuerdas, José – gritó y el camino a su lado.

-. Buenos días – también saludo en un grito.

-. Buenos días – intenté mantener mi tono de voz – buenas tardes ya son – quería reírme porque ambos se desencajaron – y les podemos escuchar no es necesario gritar – ese señor por alguna razón no me caía de niña y ahora menos - ¿Qué desean? – algo me decía que no solo venían por eso.

-. A es que también mañana tengo un pararaico y necesito algunos cuyes para la celebración – bien podía hacer negocios, pero ellos querían aprovecharse.

-. Cada uno le costará 25 soles y si quiere pelado son 10 soles más – vi como el señor abrió los ojos demasiado – me mordí la lengua para no reírme.

-. Pero si somos casi familia- se notaba que empezaba a dudar.

-. Si, pero es un sacrificio criarlos y no los vamos a regalar – lo mire seria – ustedes dirán si están de acuerdo o pueden ir a ver en otras fincas – sabía que en otras les venderían a 30 – y eso que está con descuento porque usted es conocido de mi abuelo.

Al parecer esa fachada de macho se les vino abajo

En ese momento bajo una chica de la camioneta y sí la conocía.

-. Marleny – salude con cierta nostalgia.

-. Sandra – moría por abrazarla, pero no era el momento.

-. ¿Qué opinas? – no sabía si ella estaba de mi lado o el de su familia.

-. Es un precio justo – sabía que ella seguía siendo la misma de antes, le sonreí.

-. Bien Don Edilberto Torres – dije su nombre, así como se había presentado - ¿Cuántos desea o no nos va a comprar?

-. Dame unos 100 – bien eso era una victoria para mí.

-. Disculpe, pero yo tengo un dicho – me acerque un poco más – en los negocios no existe familia ni conocidos, así que pajarito pagando y pajarito volando.

-. No puedo creerlo – dijo entre dientes y me canceló, revisé el dinero en su cara para que viera que hablaba en serio.

-. Supongo que Marleny me va a acompañar a coger los cuyes – ella asintió - ¿Has traído mayas o si no te puedo vender?



#5407 en Novela romántica

En el texto hay: amor, trampas, recocnciliaciones

Editado: 24.04.2025

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