NARRADOR
Llegada la noche Segundo no se presentó en la cena y solo cuando ella estaba en su cuarto tocó la puerta pidiendo hablar.
-. Pasa – Sandra estaba en pijama y peinándose una trenza, él se sentó en la cama del frente -¿De qué deseas hablar?
-. De lo que sucedió hoy – ella suspiro.
-. ¿De qué exactamente? – lo mire acusatoriamente – de que me buscas como moneda de intercambio, que me decepcionaste o de que no sabes cómo manejar tu dinero.
-. Tienes todo el derecho a estar molesta – ella se sintió insultada y un objeto –pero es que yo me sentía solo.
-. Te lo hubiese creído si esa hija que dices tener apenas fuera una niña, pero es de mi edad y mi abuelita aún vivía cuando ella nació – Segundo bajo la cabeza.
-. Si traicione a tu abuela – eso fue un puñal directo al corazón de Sandra – y a mis hijos es por eso que ellos no quieren verme – ahora muchas cosas tenían sentido.
-. Yo tampoco – susurro ella con lágrimas por sus mejillas, él deseaba acercarse, pero ella le hizo una señal para que no lo hiciera.
-. Quizá estaba llevando la finca a la quiebra – intentó explicar – pero es que me emocioné porque quizá podía ser padre ahora y compartir con mi hija…
-. Cosa que ni con mi madre o mis tíos has hecho – él asintió – y tu hija ahora solo te ve como un cajero automático.
-. Ahora recién me doy cuenta – eso la sorprendió – porque cuando te di el dinero, Soledad intentó calmarme y esperamos a que ella llegará – suspiro – cuando ella llegó venía con un montón de bolsas que se había comprado ropa y zapatos, y un nuevo celular; eso sumaba casi mil soles y me los pidió porque debía pagar.
Sandra se tomó la cara e intentaba tragarse los comentarios que deseaba decirle.
-. Cuando su madre le dijo que sería la última vez que le daría tanto dinero ella explotó y me dijo que solo para eso servía y que, si no, no la volviera a buscar nunca más porque ella no me consideraba su padre.
-. Me lo suponía – acotó.
-. Le dije a su madre que si gustaba podía denunciarme para pasarle pensión – Sandra deseaba que lo hiciera así le pasaría menos.
-. ¿Ella lo hará? – Segundo se encogió de hombros.
-. No me lo dijo – Sandra asentía no creía ser capaz de hablar – y además no deseo que me des algo mensual – ella se puso en alerta – ya que tu compraras la comida, y cosas que yo necesite cuando las necesite ¿Te parece?
-. Sí, estás de acuerdo con eso yo no tengo ningún problema – estaba aliviada.
-. Lamento de verdad que te hayas enterado así de la verdad – se veía decaído.
-. Yo también – ella sentí que el pedestal en donde tenía su abuelo se destruyó en un santiamén – buenas noches – lo despidió.
RICARDO
Estefano se presentó muy temprano esa mañana, con el uniforme impecable.
-. Buen día – lo salude.
-. Buen día – me respondió – le agradezco esta oportunidad.
-. Solo recordarte que aquí no somos esclavos, somos una familia que comparte y se apoya en lo que esté a nuestro alcance.
-. Entiendo – ingresamos a la cocina y vi que el ambiente no había cambiado nada, todos le enseñaban o respondían cada cosa que él preguntaba e incluso ya lo asumían como uno más.
Fui a la oficina y vi a Estrella luchando con algunos papeles.
-. Hola ¿Todo bien? – ella me miro algo avergonzada.
-. Es que aquí hay algo que no me cuadra –me acerqué y era unas facturas de nuestros proveedores, las vi y si había algo raro.
-. Este aumento no nos lo han avisado – Estrellado señalo algo en las verduras.
-. Nos han ido aumentando el precio casi mensualmente – tomé los papeles y los revisé, como carajo no me di cuenta antes.
-. Debemos buscar otro proveedor – asentí – mañana iremos a la zona rural para ver si algún nuevo emprendedor nos puede apoyar.
-. Si lo conseguimos llamaos a este proveedor y cerramos nuestro contrato.
-. No hay penalidad – ella buscó una carpeta.
-. Tenemos suerte su contrato venció la semana pasada y tiene una semana justo para renovación – eso era contar con suerte.
AL DÍA SIGUIENTE
Después de manejar por casi dos horas llegamos, y buscamos un proveedor de hortalizas y verduras nos dijeron que un joven acaba de abrir su pequeño negocio.
-. Buen día – saludamos y salió un joven muy parecido a Estefano solo que era de ojos azules y no tan alto.
-. Buen día – nos recibió con una sonrisa y Estrella de nuevo se fue a Marte - ¿En qué puedo ayudarles?
-. Buscamos un proveedor para nuestro restaurante – él nos miró sorprendido.
-. Soy un negocio pequeño y nuevo – asentí porque lo sabía – quizá requieran mucho y no podre cubrir su requerimiento.
-. Qué tal si lo conversamos – nos invitó a pasar y después de explicarle todo estuvo de acuerdo y cerramos el trato – mañana te esperamos para firmar el contrato.
-. Gracias – nos despedimos con un abrazo y Estrella a medio camino pareció reaccionar.
-. No le preguntamos si estaba familiarizado con Estefano – de verdad que esta mujer por andar soñando.
-. Mañana en la firma de contrato le preguntas si no te quedas estatua de nuevo – me golpeo el brazo y llegamos a la oficina.
-. Llamaron de RIVERA – Luis mi asistente nos informaba al llegar – mañana vendrán para ver la renovación de su contrato – agradecimos y pasamos a la oficina, eso era tener suerte.
-. Mañana debes evitar estar en otro planeta- advertí a Estrella.
-. Te lo prometo – ella suspiraba – es que los chicos de acá son tan guapos y… - suspiró de nuevo.
-. Y tú tienes que dirigir un restaurante – la hice aterrizar.
-. Tienes razón – se palmeo las mejillas y empezamos a redactar el nuevo contrato y por supuesto la liquidación del otro.
AL DÍA SIGUIENTE
Como todo en la cocina ya estaba listo, esperé en la oficina junto a mi prima y los RIVERA fueron los primeros en llegar con sus trajes entallados y algo altivos como siempre.