Tu Amor Es MÍo

AL MENOS AMIGOS

SANDRA

Todo estaba yendo viento en popa y más cuando mi abuelo accedió a que yo también sembrara esa parte de terreno que no tenía nada, Rosa se ofreció a ayudarme y plante mis hortalizas.

Me encontraba admirando a la chancha y sus 11 crías cuando alguien se paró a mi costado.

-. Buenas tardes – esa voz no eran buenas noticias.

-. Buenas tardes – dije a la defensiva.

-. He venido en son de paz – lo miré extrañada – al menos podemos ser amigos como cuando niños.

-. No eres el mismo – repliqué - porque aquel José que yo conocía siempre había sido bueno conmigo y con los demás, el dinero de tu padre o él estar junto a tu padre te ha cambiado.

-. Pero puedo intentar ser el mismo – negué.

-. No te puedes engañar a ti mismo – bajo la cabeza.

-. ¿Crees que soy un monstruo? – negué.

-. Solo pienso que te has perdido a ti mismo por llenar expectativas que son imposibles – asintió como entendiendo lo que le quería decir.

-. No sé ni por dónde empezar – admitió, en verdad me daba penita.

-. ¿Qué estudiaste? – ojalá y por metiche no me vaya mal.

-. Administración – eso era bueno.

-. ¿Por qué no la ejerces? – miró a los cerdos.

-. Mi papá dice que eso es para los débiles – no sé si era menso o se hacía.

-. Emprende o busca un trabajo y sal de esa casa porque si no tu padre te controlará hasta el día en que muera – aconsejé con cierto desdén porque en verdad me caía mal su papá.

-. Tú lo dices porque es fácil – me reí sin ganas.

-. No sabes nada –y recordé todo lo sucedido – solo te puedo decir tres cosas – lo miré de frente – o tomas las riendas de tu vida o dejas que tu padre te siga tratando como a un títere, buscas a una buena mujer que de verdad te haga olvidar que el mundo existe y eres capaz de realizar lo que te proponga y, por último, piensa muy bien en tu futuro porque nadie va a trabajar por él más que tus manos.

No dijo nada y se formó un silencio incómodo.

-. Sandra – Rosita llegó a mi lado – dice Jorge que vayas porque algo le pasó a la yunta (dos toros que jalan un arado), me fui corriendo.

-. ¿Qué sucedió? – los vi preocupados ahí estaba Jorge y Sergio.

-. Intentamos sacarlo y se ha quedado atrapado – miré a los toros – necesitamos sacarlo o si no los toros se pueden lastimar.

-. Bien, intentémoslo una vez más y me unía ellos para poder desatramparlo, pero a las justas y se movía.

-. Déjame ayudar – José llegó a mi lado – ve y haz que los toros retrocedan cuando yo cuente 3 – asentí y ya después me preocuparía si lo hacía con buenas intenciones o no – tres – logré escuchar e hice lo que quedamos y por fin se solucionó.

-. Gracias – dije llegando a su lado, miré y Jorge tenía la mano lastimada.

-. Rosita – ella me miró, aunque algo nerviosa – trae el botiquín – ella asintió y salió como rayo.

-. Me retiro – José se despidió – lo pensaré – asentí.

-. Porque no habías dicho nada – Jorge no me respondía – ¿Qué sucede? – y de pronto se puso a llorar, Rosita llegó y lo abrazó (yo me quedé como tonta ahí parada sin saber que hacer) – acaso me tienen miedo – era lo único que se me ocurría preguntar.

-. Algo – Sergio fue quien hablo, le hice una señal que continúe – nosotros somos huérfanos, Doña Angélica nos acogió y le pagamos con trabajo.

-. Eso me parece perfecto y no estoy en contra – traté de entenderlos y calmarlos.

-. Pero ahora usted quizá si no servimos nos va a echar y no tenemos donde ir – dijo Jorge ya más calmado.

-. Pueden vivir conmigo si desean – ofreció Rosita y caí de rodillas.

-. No puedo creer que piensen eso de mí – lágrimas ya caían por mis mejillas – yo también soy huérfana y cuide a mis 3 hermanos sola, no quería parecer tan dura y cruel.

-. No lo eres – Rosita me abrazaba a mí – es solo que este par no te conoce.

-. Entonces no nos va a echar – dijo Sergio esperanzado - negué.

-. Es solo que deseo tanto que esta finca se levante como cuando era niña y no se vaya a la…

-. Ya entendimos – a Rosita no le gustaba que dijera groserías.

-. Vamos Jorge hay que vendarte esa mano y curarla para que no se infecte la cortada – asintió como un niño pequeño al que le acababan de dar un premio. Me di cuenta que Rosita miraba de forma especial a Jorge, se veían tan lindo y son casi edades (creo yo, pero no era momento de preguntar por sus edades)

-. Sandra él no va a poder trabajar – lo miré pensativa.

-. Con cosas de fuerza o peso no – respondí – pero en otras labores sí – Rosita sonrió – Sergio si necesitas ayuda me la pides a mí – lo miré seria y él asintió – haremos lo posible hasta que Jorge se curé.

-. Eres buena – Rosita saltó a abrazarme.

-. Mañana iré al pueblo, voy a hacer trámites y traer algunas cosas, así que les voy a encargar que estén pendientes de los animales – asintieron.

EN EL PUEBLO

Lo primero fue ir de nuevo con el juez de paz para devolverle 20 mil más al señor Torres y así estar un poco más tranquila. Y de ahí abrir el negocio en casa de mi abuelo ya que habíamos bajado algunas frutas, cuyes, ají, leche por litros y huevos.

Nos fue bien, así que también hice compras, jabón, shampoo, pasta dental, cepillo y para la cocina arroz y azúcar, lo demás lo teníamos al alcance de la mano. Lo cargamos en la camioneta y nos fuimos de nuevo a la finca porque ya no quería ver al Señor Torres porque me mira de una manera demasiado macabra.

En cuanto llegué fui a buscar a los chicos y les di algunos duces que había comprado para ellos y algunas prendas porque vi que sus ropas estaban muy gastadas.

-. No debía molestarse, señorita – dijo Jorge.

-. No podremos pagarle – dijo Sergio.

-. Están muy bonitas, peor no tengo nada para darte a cambio – concluyó Rosita.

-. Yo no le he pedido nada a cambio – dije haciéndome al ofendida – solo se los traje porque ustedes me importan y hacen mis días menos grises estando aquí.



#7437 en Novela romántica

En el texto hay: amor, trampas, recocnciliaciones

Editado: 08.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.