Tu Amor Es MÍo

PROBLEMAS Y...

NARRADOR

Sandra arregló con su abuelo la habitación al costado de ella para que Ricardo se quedé.

-. Deberías descansar – ella sugirió al ver que luchaba por mantener sus ojos abiertos.

-. Quisiera hablar un poco más contigo – ella sonrió y lo ayudo a llegar a su cama.

-. Descansa ya hablaremos – dejó su mochila a su costado – cámbiate con algo abrigador porque durante la madrugada suele hacer más frío – él asintió – lamento que estas colchas – dijo mientras tendría la cama – son un poco toscas.

-. Eso no importa – él la detuvo ya que sabía que ella estaba apenada.

-. Descansa – él asintió y con lo cansado que estaba se quedó dormido en cuanto tocó la almohada.

Sandra estaba nerviosa, contenta y más; pero había algo que la hacía sentir ansiosa algo así como un mal presentimiento.

En la mañana ella ya estaba empezando con sus labores y sabía que quizá Ricardo aún estaba dormido ya que el trajín del camino y más la altura estaba rendido.

Cuando estaba dando de comer a los cuyes, sintió como la tomaron por la espalda y le taparon la boca, eran dos hombres que la cargaban… de tal modo que ella mordió la mano que cubría su boca y gritó lo más fuerte que pudo, mientras pateaba con todas sus fuerzas, Rosita vio lo que pasaba de lejos y a pesar de correr con todas sus fuerzas no logró llegar a tiempo.

-. Don Segundo – tocaba la puerta del segundo piso desesperada y agitada.

-. ¿Qué sucede? ¿Por qué tanto alboroto? – dijo al salir muy tranquilo.

-. Se llevaron a Sandra – le tomo unos segundos entenderlo que Rosita le decía.

-. A ver – su semblante ya se tornaba preocupado- cuéntame lo que viste – pidió tratando de mantener la calma y Rodrigo quien al escuchar los gritos también salió inquieto.

-. Solo vi que dos hombres la tomaron por la espalda en el cuyero – Rosita intentaba vocalizar porque sabía que era crucial el poder recordar todos los detalles – eran casi tan altos como el chico que llego ayer, tenían la cara cubierta por pasamontañas negras, solo se le veían los ojos, eran fuertes ya que la pudieron cargar y le taparon la boca para que evitara pedir ayuda.

-. ¿Se la llevaron? – Rodrigo dijo llegando hasta ellos.

-. Lo siento muchacho – Segundo palmeo su hombro.

-. La subieron a una camioneta destartalada blanca – se podía ver lo preocupados que estaban.

-. Tenemos que buscarla y dar parte a la policía – Segundo asintió y subió junto a Rodrigo en su camioneta y fueron al pueblo para poner la denuncia.

Ella tiene que estar bien porque apenas la encuentro y ya la perdí de nuevo

Cuando salieron de la comisaría, fueron a la catedral del pueblo… no es que fueran muy creyentes, pero Sandra tenía mucha fe.

Al salir se hallaron con José quien muy preocupado se acercó a ellos…

-. ¿Cómo está Sandra? – al parecer él no sabía nada y Rodrigo estaba a punto de tomarlo por el cuello y golpearlo, pero Segundo reacciono a tiempo y negó.

-. La acaban de secuestrar – era muy notable la sorpresa en el rostro del joven por lo que eso dejo más tranquilo a Rodrigo.

-. Debo mostrarles algo… fueron dentro de la camioneta para tener algo de privacidad.

SANDRA

No tengo ni la menor idea a donde me llevan y ni siquiera sé quién diablo son estas personas, no recuerdo haber tenido algún problema con nadie aquí, me dolían las muñecas ya que me habían atado con una soga delgada y cada que intentaba zafarme, esta se metía en mi piel y estaba segura que me estaba lastimando.

El trayecto fue corto apenas unos diez minutos y me volvieron a cargar, unos veinte metros y me botaron gracias a Dios sobre paja.

-. Ahí te quedas tranquilita – escuché que se alejaron y el portazo que dieron sacudí mi cabeza y logré por fin quitarme la tela negra que cubría mi cara, estaba dentro de un establo bastante abandonado y casi en ruinas las tablas parecían que ya podían caerse si le dabas una patada, pude escuchar voces afuera; pero no lo graba reconocer ninguna.

Habían pasado un par de horas y escuché pasos fuera y me preparé para enfrentar a quien fuese que cruzara esa puerta, esta se abrió y me quedé muda porque no lo podía creer.

POR OTRO LADO

Ricardo, Segundo, José, Sergio y Rosita estaban en la camioneta rumbo a donde creían se habrían podido llevar a Sandra ya que José había dado una pista muy importante.

Jorge se quedó en la finca a la cabeza de todo debido a que aún estaba un poco mal de la mano y no podían dejar la finca abandonada, él se puso a rezar por Sandra que ella siempre había sido muy buena con ellos y no deseaba que le sucediera ningún mal.

-. Ya verás que no le pasará nada malo – Lupe se acercó e hincó a su lado para rezar juntos.

-. Ella debe estar bien – ella lo abrazó.

-. A la gente buena a pesar de las dificultades, siempre les va bien – lo consoló a pesar de que ni ella misma se lo creía porque nunca había sucedido algo parecido en el pueblo.



#7437 en Novela romántica

En el texto hay: amor, trampas, recocnciliaciones

Editado: 08.07.2025

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