Voy para el apartamento de Melisa y no sé porque siento muchos nervios, como cuando la conocí ese día en la reunión familiar organizada por mis padres, desde que éramos niños ya nos habían comprometido para que nos casáramos, a mí al principio no me gusto para nada y tuve un tiempo de rebeldía total, pero cuando la vi supe que esa mujer era para mí, era muy espontanea, tenía una sonrisa hermosa, era una mujer con un conocimiento increíble, con ella se podía practicar de todo, el día que por mi propia voluntad le pedí que nos casáramos no lo podía creer.
-Señor hemos llegado. -No me di cuenta en que momento llegamos.
-Que apartamento es Connor.
-Señor el 10-05.
-Gracias, ve al apartamento y dile a mi Madre que estoy aquí. -Cuando llego toco dos veces.
-Buenas noches. -Digo cuando una señora me abre la puerta.
-Buenas noches en que le podemos servir.
-Quisiera hablar con la Señora Melisa.
-De parte de quien.
-De su esposo. -Como la señora no es muy alta, puedo ver que en la sala se encuentra un hombre trabajando en un computador, se para acercarse a la puerta.
-Señora Agatha tranquila yo atiendo al señor. -Veo que le da una pequeña sonrisa y se retira, se nota que le conoce.
-Señor Brandon puede seguir, voy a mirar si Melisa ya se despertó y lo puede atender, desea algo de tomar.
-No gracias. -Que hace un hombre en el apartamento de mi esposa, parece que viviera aquí.
-Qué pena Señor Brandon pero Melisa está durmiendo y no lo puede atender, cuando se despierte yo le aviso que usted vino.
-Perdón no nos han presentado soy Brandon Thompson Bateman el.... -No me deja terminar.
-Ex esposo de Melisa, mucho gusto soy Morgan Cooper, soy un amigo muy cercano de Melisa.
-Y está viviendo aquí. -Me molesta el tono en que ha dicho amigo cercano.
-Sí Señor llegue hoy de Inglaterra y Melisa me pidió quedarme aquí.
-Y es que no había hoteles desocupados. -No puedo disimular mi molestia ante esta situación.
-Si pero como Melisa está un poco enferma, decidimos que yo la acompañara. -Como que decidimos, porque tanta confianza, esto me está molestando aún más, me levanto para dirigirme hacia donde vi que se fue este tipo para ver si es verdad que ella está durmiendo, el me coge del brazo y me dice.
-Para donde cree que va.
-Para donde está mi mujer.
-Qué pena recordarle que ella ya no es su mujer.
-Y si la suya.
-Eso no es de su incumbencia.
-Claro que sí, ella sigue siendo mi esposa.
-De papeles no más y no por mucho tiempo. -Él sabe que ella me iba a pedir el divorcio.
-A demás usted se encuentra muy alterado y ella necesita estar tranquila, por eso es mejor que se vaya y si mañana ella lo ve conveniente lo llama.
-A mi usted no me dice que tengo que hacer, arriba esta mi mujer y voy a verla, le guste a usted o no.
-Sobre mi cadáver va a molestarla, no es suficiente con todo el daño que le ha hecho.
-Eso es problema de ella y mío, usted no es nadie para que se meta en todo esto.
-Claro que es mi problema porque si por mí fuera hace mucho tiempo ella estuviera separada de usted y estuviera conmigo. -Hasta que muestra sus cartas, como lo pensaba anda detrás de Melisa.
-Nunca, escúcheme bien, nunca le voy a dar el divorcio, ella siempre va a ser mi esposa, como dijo el sacerdote hasta que la muerte nos separe.
-Eso lo veremos, yo no voy a permitir que ella siga atada a un hombre que primero no le cree, segundo rechaza a su propia hija y tercero le hace mucho daño.
-Y quién es usted para meterse en la vida de Melisa y mía, con qué derecho lo hace.
-Con el derecho de que fui yo el que estuvo con ella, noche tras noche mientras ella sentía su desprecio y quien soy, soy el hombre que la ama con el corazón y que daría lo que no tiene para serla feliz.
-Sobre mi cadáver lo voy a permitir, ella es mía y de nadie más.
-Tuya no es, tú te encargaste de que ella ya no lo sea.
-Si no es para mí no es para nadie.
-Eres un egoísta y yo no soy de ninguno de los dos, solo soy de mis hijos. -Cuando volteo a verla está en el pasillo, con una hermosa bata de seda, se ve muy pálida y muy cansada, quiero salir abrazarla pero el tal Morgan llega a ella primero.
-Tú no debes levantarte por Dios Melisa estas muy pálida y estas helada.
-Ayúdame a sentarme y no me trates como si estuviera moribunda que no pudiera hacer nada.
-Nena por favor debes de cuidarte, voy a llamar a la enfermera no me gusta el color que tienes.
-No me gusta que él te llame así, no me gusta la confianza que tiene contigo y porque vive en tu mismo apartamento, es que no puede pagar un hotel.
-Primero que todo Brandon yo no tengo que darte explicaciones de nada que tenga que ver con mi vida personal, tampoco tienes el derecho de venir a mi apartamento a gritar y hacer un escándalo, eso te quedo mal para un hombre de tu categoría.
-No me vengas con esas estupideces y dime porque él vive aquí contigo.
-Ese no es tu problema.
-Si lo es porque tú vives con mi hijo y no quiero que el piense cosas que no son.
-Thomas no tiene que pensar nada, porque a mi hijo siempre escúchame bien he sido honesta con él y le dicho la verdad, hasta donde alcanza su inteligencia.
-No quiero que el viva sobre el mismo techo que Thomas ni tuyo.
-Sobre Thomas no va vivir, por eso él está viviendo contigo y referente a mí no tienes ni la moral, ni la autoridad para impedírmelo y si no es más te puedes retirar. -Llega el estúpido ese con un enfermera, ella le toma la tensión y hace una cara.
-Señora Melisa, no se debe levantarse, ni debe tener discusiones, tiene la tensión muy baja y el pulso muy acelerado, si no toma las indicaciones de la doctora me vera en la necesidad de notificar y tendrá que volver al hospital.