Llegamos al final del año y Josué y tú no volvieron a hablar.
Creí que todo iba bien hasta que te vi con Sofía.
Te estabas metiendo con la chica que me gustaba.
Todo era risas entre ustedes. Mi salón estaba al lado del tuyo por lo que constantemente te veía a dos bancas de distancia platicando con ella.
Pasaron los días y ella empezó a ir al tuyo.
O simplemente se quedaban en el pasillo hasta que llegaban los maestros.
Dejaba de hablarme a mí para hablarte a ti.
Intenté pedirle que se alejara de ti.
Porque yo sabía cómo eras. Primero hacías que todos se encariñaran contigo. Luego les clavabas un puñal por la espalda y reías como si nada hubiera pasado.
Nunca pedías perdón. Nunca te mostrabas arrepentida.
Porque para ti, nunca pasaba nada.
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Editado: 02.09.2019