Helena
—¿Qué estás haciendo?—siento el cuerpo que se me pega buscando mi atención, sonrío un poco y sigo trabajando.
—Resolviendo un problema en el caso que me dio papá—es lo que respondo.
—Debe ser bueno no luchar para conseguir las cosas—detengo lo que hago levantando la mirada—no deberías fingir que lo necesitas, mejor celebremos tu cumpleaños, podemos irnos a tomar y luego escapada nocturna—una pequeña mueca se forma en mis labios.
—Celebraré mi cumpleaños de otra forma—solo que ese año, me oculto de todos y me encierro sin querer celebrar.
Sin querer recordar todo lo que en los últimos meses ha pasado.
Una cita en línea. Eso fue lo que busqué porque quería algo causal que me quitara la sensación de que sigo teniendo los labios de Carter sobre los míos o que él aun toca mi piel. Así que me dije que salir a conocer a una persona que busque lo mismo que yo estaría bien. Quedamos en un bar y aquí estoy, con un vestido corto y ajustado, con mi cabello en una coleta alta y con un hombre que se bastante bien, pero que mi cabeza sigue comparando con Carter lo cual es un error, yo no debía estar comparando a personas, pero no puedo quitarme esta sensación de que es lo que necesito.
El hombre a mi lado es seductor, se nota que sabe lo que hace y eso podría causarme algo, sin embargo, finjo interés porque no siento esa atracción que normalmente suelo sentir con hombres apuestos. Entablamos una conversación tranquila y finjo que no comienzo a sentirme incomoda estando en este lugar, así que comienzo a planear qué decirle para irme porque no tengo ganas de seguir con esta falsa, total, no podré conseguir lo que quiero si tengo en la mente a Carter.
—Eres una mujer muy... sensual—susurra el hombre en mi oído, casi ruedo los ojos, pero al final giro a mirarlo con una sonrisa.
—Debo ir al servicio—tomo mi bolso y me levanto, miro el local que antes no estaba tan lleno, cuando estoy por ir al servicio doy con el rostro que no ha dejado mis pensamientos toda esta semana.
Se supone que no debería importarme encontrarme a Carter y eso no me sorprende, me sorprende ver a la mosquita muerta besando a Carter, me sorprende esta sensación incomoda que siento en mi vientre y en mi garganta y este enojo que me recorre. Sin entender a qué se debe, mis pasos llegan a la mesa de Carter.
—Carter—lo llamo, su mirada me busca casi de inmediato—sabía que eras tú, ¿estás bien?—cuestiono porque todo me indica que está muy borracho.
—Si, estamos bien, ahora desaparece—haciendo que la sensación desagradable me vuelva a invadir.
—Helena—él sonríe tratando de acercarse a mí, pero va tan ebrio que sus pasos son tontos y sé que caerá si sigue, es por eso que corto la distancia entre nosotros y hago que apoye su peso de mí. De inmediato el aroma de Carter me invade, así como la sensación extraña y desconocida que me recorre el pecho acelerándolo sin razón alguna.
—Tan bien que va ebrio—mi repuesta lo hace reír—lo llevaré a su casa, porque por lo que veo, tus intenciones no son buenas—los ojos de Carter buscan los míos y cuando él me enfoca, parpadea varias veces, parece un poco desorientado y la rabia que sentí cuando los vi besándose vuelve con fuerza.
Esta mujer es una mosquita muerta o eso quiere hacer creerle a los demás. Sé que ella quería más que besos, porque puedo ver el deseo brillando en su expresión y no comprendo porque la sola idea de que Carter pueda tocar a otra mujer de una manera intima me hace querer gritar y sacudir cosas, yo misma me desconozco, porque lo que Carter haga no es algo que deba importarme.
—Él quiere estar conmigo, nosotros estábamos...
—Ustedes nada, ilusa tú que crees que lograrás algo con él ebrio—respondo con algo más de fuerza de la que quería, creo que ella nota la manera en la que estoy en estos momentos, porque no responde—vamos, ayúdame a subir tu culo ebrio a mi coche, cuando estes sobrio tú y yo hablaremos. Y muy seriamente Carter—susurro ayudándolo a caminar, salir del bar es una odisea con Carter borracho.
Hago que busquen mi coche y el chico es un amor ayudándome a subir el culo ebrio de Carter al coche. Respiro hondo cuando le coloco el cinturón de seguridad porque él parece más ido que aquí.
—Necesito tu dirección—le hablo a Carter, pero este solo se ríe y me observa con ojos somnolientos.
—Qué bonita eres—murmura y vuelve a reírse. Respiro hondo y tomo su rostro entre mis manos para que su atención se enfoque en mí.
—Carter, necesito tu dirección—sus ojos me observan antes de bajar la vista al escote de mi vestido y hacer una mueca.
—No quiero, mejor dime... quien... quien era—apenas y se le entiende lo que dice, pero cuando me mira a los ojos hay un fuego que no había visto en ese lugar.
—La dirección, dame tu dirección para llevarte a casa—jadeo cuando Carter me toma del cuello acercándome a él, mis ojos se abren sorprendidos por la manera brusca en cómo me tomó, pero hay otra parte de mí que comienza a cosquillear con una sensación diferente que no debería sentir en este momento.
—Llévame a tu casa, si no, déjame volver a la mesa. Seguro... seguro Caroline es una buena compañía—siento como si hubiese comido algo con ácido en este momento, mis labios se convierten en una fina línea y respiro hondo.
—No te dejaré en manos de esa idiota—le respondo y él sonríe un poco.
—Entonces no me dejes en manos de nadie más—su pulgar palpa mi labio inferior y siento que el oxígeno del coche no es suficiente, mis ojos caen en los suyos y el recuerdo me hace sentir ansiosa.
—Te llevaré a mi casa hasta que el alcohol baje—me separo de golpe y él sonríe.
Siento que he corrido un maratón, me tranquilizo y conduzco a mi casa, pensé que Carter iba a ser un problema, pero él cae rendido en el coche sin que pueda decir otra cosa. Niego totalmente, solo cuando ingreso al estacionamiento de mi edificio es que recuerdo al hombre que dejé en la mesa del bar. Busco mi teléfono y le envío un mensaje, casi es media noche, así que bajo y cuando voy por el ebrio toco su hombro y él no reacciona.
Editado: 21.11.2024