Tú eres la nerd

1. UN VIAJE INESPERADO

CATALINA POV'S:

Llevo viviendo con los Johnson desde que tengo la edad de trece años. De hecho es poco tiempo, pero estoy más que agradecida de haberlos conocido.

Cuando mis padres fallecieron yo quedé totalmente devastada. Aún recuerdo ese día casi la perfección. Me parecía irreal que mis padres hubieran muerto y ya no los volvería a ver nunca más.

Pasé cuatro meses en un albergue, sin poder ponerme en contacto con la familia de mi padre, ni con mis amigas. Es el pasado oscuro que intento borrar, pero aún no lo he logrado.

El solo hecho de recordar ese momento, hace que todo mi cuerpo se estremezca.

Cuando creí que todo estaba perdido y que me quedaría ahí para el resto de mi vida, aislada de las personas que amaba, llegaron los Johnson y me dieron la esperanza de poder pertenecer a una familia... otra vez.

Ellos aparecieron en ese albergue y se fijaron en mí de entre tantos niños y adolescentes. Me adoptaron para darme una vida mejor, me trataron muy bien desde que me trajeron con ellos y desde ese momento los amo con todo mi corazón.

El día de hoy es mi cumpleaños número dieciséis y la noche anterior me hicieron saber que me sorprenderían como nunca.

Me levanté totalmente despeinada, como ya se me estaba haciendo costumbre. Por el ambiente caluroso de California, en las noches solía atarme el cabello con una coleta, lo que provocaba que quedara todo desprolijo por las mañanas.

Quise darme una ducha, pero al instante entró toda la familia dejándome sin oportunidad de arreglar mi mal aspecto mañanero.

En parte, me sentía avergonzada de que me vieran así, sin embargo, en estos cortos años me habían dado la confianza necesaria para que esa leve vergüenza se desvanezca.

Primero, entraron Robert y Beily, mis ahora hermanos. Detrás de ellos aparecieron mis padres adoptivos, Tiffany y Paul. Este último era un ex basquetbolista famoso. Juro que cuando lo vi por primera vez, no tenía ni idea de eso. Sin darme cuenta había ingresado a una familia de famosos, pero que, dentro de cuatro paredes, era de lo más peculiar.

Todos aún usaban pijama, pero no tenían un mal aspecto en comparación conmigo.

—¡Feliz cumpleaños! —gritaron todos al unísono.

Inmediatamente observé que traían un pastel de tres leches, mi favorito. Ellos habían logrado conocerme y saber todos mis gustos sin necesidad de que se los diga.

En el apetitoso pastel se leía claramente: "Feliz cumpleaños Cata", escrito con crema de fresa. Una decoración que lo hacía ver demasiado tierno.

—Gracias —. Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro por su lindo detalle.

—Lo hicimos con mucho amor —. Mamá me sonríe apaciblemente, reflejando levemente las leves facciones de su rostro.

—Y con mucha harina —dijo papá. Como siempre haciendo bromas, o al menos, tratando de hacerlas—. ¡Te amamos Cata! —exclamó luego de reír por su intento fallido de robarnos carcajadas.

—Gracias por todo —repetí emocionada, y las lágrimas amenazaron con salir.

A veces no puedo evitar que la sensibilidad me domine.

—¡Abrazo Johnson! —gritaron Robert y Beily al unísono.

Mis padres dejaron la delicia de pastel delicadamente sobre mi escritorio y se unieron a mis hermanos para abrazarme fuertemente.

El "Abrazo Johnson" es una tradición en la que si un integrante de la familia está de cumpleaños, los demás le dan un abrazo de 3 minutos. Ni más ni menos. Y era casi obligatorio en todos nuestros cumpleaños.

Se separaron de mí luego de estar en un cálido abrazo por un largo momento, cumpliendo así con la dichosa tradición familiar.

—Cariño, alístate y baja que te tenemos más regalos —. Mamá empujó a todos sacándolos de mi habitación a la fuerza. Caminé tras de ella algo divertida por su acción.

—Claro mamá —dije entre risas y cerré la puerta de madera que separaba mi habitación del largo pasadizo.

Caminé hacia mi cuarto de baño decidida a tomar una ducha exageradamente larga. Amaba bañarme por las mañanas, hacían que mi mente se despejara y me relaje por completo.

Cuando mi ducha llegó a su fin, regresé a mi habitación para vestirme con un pantalón negro pegado que tenía aberturas a la altura de ambas rodillas, una camiseta blanca con rayas negras y mis zapatillas clásicas.

Maquillé ligeramente mi rostro para evitar que se notaran las leves ojeras de mi rostro y peiné mi alborotado cabello.

Una vez que estuve lista, bajé las escaleras hacia la cocina donde todos se encontraban desayunando.

Vagamente, un recuerdo apareció en mi memoria. Era del día en que llegué a esta casa. La veía bastante elegante y enorme. Aun puedo recordar que ese día casi me pierdo.

Observé que sobre la mesa había una gran variedad de comida para el desayuno. Huevos revueltos, tocino, queso, jamón, entre otras cosas que me fascinaba comer. Lo admito, me había vuelto levemente adicta a este tipo de comida.

—Cata, te tenemos otra sorpresa —habló papá cuando terminó de desayunar.

—¿Otra? —pregunté algo sorprendida.

No esperaba que tuvieran tantos detalles conmigo solo por ser mi cumpleaños, sin embargo, amaba las sorpresas así que no pude evitar que la emoción inundara mi ser.

—Claro hermanita—dijo Beily dando aplausos de la emoción—. Ven, tu regalo está por aquí —añadió mientras se ponía de pie y caminaba hacia el living. Imité su acción y la seguí mientras el resto de la familia iba detrás de mí.

Cuando llegamos observé sobre la mesa de centro del living una caja pequeña color lila y rosa pastel. Acertaron añadiendo el color lila, ya que es mi color favorito. Me acerqué más para observarla a detalle y llevaba una tarjeta que decía "Para: Cata". Simple, pero bastante adorable.

—Ábrela, cariño —dijo mi madre dulcemente incentivándome.

Le hice caso y abrí lentamente la caja. Parecía que estaba hecha de un material bastante delicado por lo que mi miedo de maltratarla iba en aumento con cada roce de las yemas de mis dedos sobre la dichosa caja.




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