CAPÍTULO 16: UNA PELEA INCONCLUSA
CATALINA POV´S:
—Necesitamos hacer ese debate lo más antes posible —susurré para que solo mis amigos me escucharan.
La bruja de Valentina y Los Populares se acercaron a nosotros con cautela, pero con intenciones de arruinarnos el día. Ni siquiera necesitaban hacer un esfuerzo, con solo verlos ya me estaba poniendo de mal humor.
—No queremos tener problemas —habló Antonio al instante.
Tratamos de desviar el camino hacia la entrada para no tener que hablar con ellos, pero un comentario llamó nuestra atención e hizo que nos detuviéramos.
—Desde lejos se nota el miedo que nos tienen, ¿y así quieren enfrentarnos? —inquirió, mostrando la superioridad que aparentaba tener frente a los demás.
Richard Miller.
El rubio vestía unos jeans pegados y una camiseta azul que resaltaba los músculos de sus brazos. Sus ojos, centrados en nosotros, brillaban como si de dos faroles se tratasen. Estaba jodidamente guapo.
Demonios, finjamos que eso jamás vino a mi mente.
Estaba parado a lado de Valentina mientras ella lo miraba con deseo, exactamente como mis amigas y yo solemos mirar a nuestros dulces favoritos. Al parecer, Valentina está interesa en él, ¿por qué no me sorprende?
—No tenemos miedo, solo que nosotros sí usamos la cabeza, algo que, definitivamente, ustedes no saben hacer. —Defendí a mis amigos. Mientras sonreía sarcásticamente en dirección al rubio.
—¿No será porque saben que somos mucho mejores que ustedes? —Fingió hacer un puchero—La popularidad lo dice todo, nerds —añadió la hermana de Almendra, Ashley.
Y si se lo preguntan, sí, la hermana de Almendra es de Los Populares, pero ella es todo lo contrario a mi amiga. Tienen la misma edad, hasta parecen gemelas, pero solo son mellizas. Desde que las conocí nunca se han llevado bien. Almendra nos contó que solían hacer todo juntas cuando eran niñas, pero apenas Ashley ganó popularidad, dejó de lado a su hermana y se dejó influenciar por Valentina.
—Hermanita, la popularidad solo hace que personas sin neuronas, como ustedes. —Los señaló Almendra intrépidamente.
—Se crean el centro del mundo —completó Ryan, con una enorme sonrisa de satisfacción.
Ashley miró enfadada a su hermana y a Ryan por sus comentarios. Parecía querer estallar en ese momento y hacer un berrinche como solo Los Populares sabían hacerlo, pero no lo hizo.
Valentina solo rodó los ojos ante el acto de su amiga, como si estuviera harta de ella.
Algo hipócrita de su parte, aunque hablamos de Valentina, no debería ser algo que llame la atención.
—Pasen a clases. — Nos sorprendió uno de los coordinadores de la escuela, obligándonos así a dejar esta pelea inconclusa.
Lo raro fue que Mark no dijo nada. Parecía un niño muriendo de miedo ante el grupito de superficiales que interrumpieron nuestro día. Eso me hacía dudar un poco sobre su permanencia en el grupo.
No quería ser estricta, pero me estaba tomando muy en serio aquel enfrentamiento que tendríamos con Los Populares, simplemente no quería que nada saliera mal. Así que si Mark realmente quería ser parte de Los Retadores, debía aprender a defender al grupo. No quedarse con miedo como había hecho.
Realmente ese chico tenía mucho por aprender.
[…]
—Hola preciosa —habló Richard cuando llego hasta mí. Yo me encontraba en mi casillero, arreglando mis libros para entrar a la segunda hora de clases.
Mis ojos querían ver su rostro, pero contuve aquellas ganas innecesarias. Y fue ahí cuando me sentí terriblemente estúpida por no haberlo podido evitarlo, como había hecho todos estos días.
Quería evitar recordar la tontería que hizo en el baile, no tenía ganas de enfrentarlo.
Demonios.
No me sirvió de nada huir de él, ya que ahora lo tenía frente a mi casillero, esperando por una respuesta de mi parte.
—No me molestes ahora, Miller.
No me molesté en voltear y mirarlo. Después de todo, seguía enojada con él y nada cambiaría mi actitud.
—Vaya carácter mujer, volveré luego. —Fue lo único que dijo y ya no lo oí más.
Admito que me sentí liberada cuando se fue. Solo tenerlo cerca me ponía de mal humor.
— Hola. —Antonio apareció a mi lado.
— Hola Antony.
Una sonrisa burlona aparece en mi rostro, y no puedo reprimirla.
Antony era el apodo que utilizaba su madre cariñosamente, y a mí me encantaba molestarlo con ello.
—¡Cata! —exclamó a modo de regaño, pero lanzándome una leve sonrisa.
—Lo siento, no pude evitarlo.
—¿De que hablaban tú y Miller? —Me puse nerviosa al instante.
Mi cuerpo se tensó y sin ningún motivo. Tal vez era que me hacía sentir extraña el hecho de que Antonio me pregunte sobre Richard.