Tú eres la próxima

CAPITULO IV

"No cambié... dejé de ser idiota. No dejé de sentir, paré de demostrar"

(Anónimo)

***

En la misma posición que Ana había estado, ahí se encontraba Cristian, apoyado del tosco y viejo tronco del árbol en el parque; tomaba una cerveza de lata, esperando por la aparición de Ana, tenía la esperanza de que como aquel día, pudiera verla, más que eso prefería llenar su mente nuevamente de ella antes que seguir pensando en cualquier otra cosa.

Después de unos minutos de espera, sintió como el árbol se removía y las hojas en las ramas se agitaban, alguien estaba subiendo y estaba seguro que era ella. Y así fue.

—Oh....Hola, de nuevo. —Ana le saludó.

Ella vestía casualmente, llevaba unos Jeans azul oscuro y una camisa de cuadros blancos y azules con bolsillos en los dos extremos del pecho.

<<¿Por qué me parece tan aturdidamente encantadora?>> dijo para sí mismo observándola. <<No hay escotes pronunciados, o curvas definidas en ropa ceñida, era simplemente la vestimenta de una chica seriamente aburrida y recatada>>

<<¡Cómo hubiera deseado ir a aquel hotel con esta chica y descubrir cuan bello cuerpo esconde detrás de su camuflaje de niña seria!>>

Ana miro alrededor y decidió sentarse alejada de Cristian, él, al notar la distancia que Ana quería poner entre los dos, leyó sus movimientos y rápidamente se posicionó hacia donde ella se dirigía, así que ella no tuvo más remedio que permanecer junto a él.

—No escuché que respondieras a mi saludo. —reclamó Ana un poco a la expectativa, observando la cerveza en la mano de Cristian.

—Hola corazón —respondió al reclamo.

—Soy Ana ¿Recuerdas? No nena, ni Corazón, solo Ana. —corrigió.

—Es de cariño, quedamos de ser amigos ¿No es así?

—Sí, cierto, pero... frena un poco el coche. Vas muy rápido.

<< Si estuviera yendo rápido, la noche que nos conocimos la hubiéramos pasado en un motel >>, pensó.

—Trato, porque veo que no eres como otras chicas, dame tiempo de entenderte —respondió.

—No es complicado, simplemente respétame, todo lo demás se vale.

<<¿Respetar a una mujer? ¿Yo? ni en tus sueños linda>>, pensó

—Ok...—respondió. Cristian se acercó a ella y entrelazo los dedos en el pelo castaño de Ana.—Disculpa, tenías algo ahí —dijo mostrándole una ramita, buscando la mínima excusa para tener contacto físico y estremecerla.

—Gracias... — ella pasó los dedos en el rastro de la caricia de Cristian en su pelo, para cerciorarse de que no tuviera otra cosa encima, al no encontrar nada más, extendió su mano hacia él—. Préstame tu móvil —le solicitó.

Cristian sacó el móvil del bolsillo de su chaqueta obedientemente. Se preguntaba si ya la estaba atrapando.

—No me malinterpretes —dijo, como si hubiera leído su mente y tomó el teléfono de la mano de Cristian—. La última vez que nos vimos te prometí darte mi número si nos encontrábamos de nuevo y me gusta mantener mi palabra. Además, no regresare más aquí, así que puedes contactarme por esa vía, si lo que necesitas es hablar.

Luego de guardar su contacto Ana le regreso el teléfono.

—¿Vas a mudarte? —preguntó desesperanzado de que algo entre ellos pudiera suceder.

—No. Es que había dejado de ir a mi iglesia por un tiempo, pero comenzare a asistir y ahí puedo tener el espacio que necesito para hablar con Dios. Esto solo era algo temporal de todos modos.

—¿Eres... Cristiana? —Ahora todo tiene sentido...

—Asi es —confirmó.

—Osea que del tipo que hablabas era... —señala hacia arriba y luego carcajea... —Oh, vaya...

—Si. Y no es “El tipo” es el ser, la persona ¿De acuerdo? 

Ana sintió los labios de Cristian tocarle la mejilla de repente.

—Eres hermosa... —le dijo al oído casi susurrándole después de besarle. <<Si está disponible sera mas facil conquistarla >> concluyó.

Ana se quedó inmóvil con la boca un poco abierta como sorprendida.

—¿Por qué eres tan egoísta? —le empujó el pecho hacia atrás con la mano alejándolo de si—. Ciertamente deseaba estar sola al venir aquí, pero para mi sorpresa te encuentro nuevamente. ¿Viniste solo para burlarte de mí? ¿En verdad quieres ser mi amigo?

—¿Siempre eres tan retraída? ¿Por qué piensas que me burlo de ti? Solo es un beso en la mejilla, un beso para...que nos sintamos cómodos entre nosotros —se excusó.

—¡No soy retraída en lo absoluto! Es solo... que no me gusta la idea de compartir un espacio estrecho y algo oscuro aislado con un joven que no siente el más mínimo respeto hacia mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.