Tú eres la próxima

CAPITULO V

"Nunca vuelve quien se fue, aunque regrese".

(Anónimo)

 

Con la cara frente al inodoro, el cuerpo de Cristian expulsaba las dos latas de cerveza que se había bebido. Aunque Cristian toleraba más el alcohol, su estómago vacío no le sentó nada bien la idea de tomar.

Ya en la cama, su mente tenía una guerra que no podía parar, esto nunca le había pasado, no era la primera vez que se encontraba con una chica dura de matar, pero al final las chicas siempre cedían al momento de un beso, al parecer había una verdad que no podía ocultar, a Ana realmente no le gustaba Cristian.

—¿Por qué continuaste Cristian? —se reprochó. Lo admitía, era dificil rendirse o renunciar a algo que deseaba. Un sentimiento extraño  le hizo empuñar la tela de su camisa en su pecho.

—¿Qué es lo que esa chica me está haciendo? —se regañaba.

Sentir las lágrimas de Ana en su rostro, le golpeó duro, como si hubiera sido la primera vez que hubiera hecho llorar a una chica, de momento como una ráfaga, sintió deseos de escribir sobre ella, fue algo inevitable.

Salió por la ventana de su habitación hasta el tejado con su cuaderno de música y un cigarrillo prendido. Hacía algo de frío. Cuando aún no había terminado de escribir, como si se desmayase, había cerrado los ojos de repente y se había dormido.

Al despertar se dio cuenta que había estado afuera toda la noche en su tejado, grave error para un cantante a días de un concierto, para colmo de males, el cerillo del cigarrillo había caído en su chaqueta, perforándola.

—Oh, ¡Mierda! ¡Mi chaqueta favorita! —Corrió hacia adentro, buscando la forma de reparar la chaqueta que recién había comprado, no valió la pena, estaba arruinada; fue directo al baño por el botiquín en busca de algún jarabe para el resfriado, no podía enfermarse y menos ahora que estaba llegando la oportunidad de su vida.

Se tomó medio frasco, ignorando la recomendación en la etiqueta de la medicina, con la intención de prevenir y cortar de raíz cualquier virus que se quisiera asomar.

Ya medicado, se dispuso a prepararse para ir a la escuela, aunque estaba seguro que al llegar lo enviarían directo a detención.

***

—Cri, cri, Cristian, que pa, pa, pasó amigo, pensé que no vendrías a la, la, la escuela. —dijo Máximo al ver a Cristian acercándose.

—Me desperté tardísimo, llegué a las nueve, estuve todo ese tiempo en la asquerosa detención.

—Rayos amigo, que, que, que mal... ¿Estás bien? No ti, ti, tienes buen aspecto.

—No es nada, tomé una medicina para el resfriado y estoy algo adormilado.

—Amigos....les tengo una malísima noticia... —dijo Gregorio, quien se venía aproximando a ellos.

—¿Qué, que, que pasó Bro? —preguntó Máximo.

—Ustedes saben que no hemos visto a Camilo por unos días —comentó Gregorio.

—Cierto, le llamé y no contesta, ni responde los mensajes, tampoco se ha conectado a sus redes sociales. —dijo Cristian.

—Pues, el caso es que traté de llamar a la madre de Camilo pero no la conseguí, así que llame a su padre. Lo van a transferir.

—¿De qué hablas? ¿Por qué? —Cristian preguntó exaltado.

La madre de Camilo ha fallecido por una sobredosis, lo peor de todo es que cuando Camilo se enteró trato de suicidarse con el mismo método, pero para su fortuna lo encontraron antes de que fuera demasiado tarde. Su padre se lo llevó a vivir con él fuera de la ciudad.

—¡Ra, ra, rayos! —expresó Máximo encolerizado.

—Que fatal —lamentó Cristian—. Debe estar destrozado.

—Lo lamento bastante por él... ¡Y por nosotros! ¿Qué diantres haremos con el concierto? Él es la segunda voz y el segundo bajista. Más que nada necesitamos una segunda voz, estamos perdidos —comentó Gregorio.

Cristian sacó una hoja de papel doblada dentro de su mascota de canciones y se la pasó a Gregorio. Luego se apoyó de la estatua monumental del campus de la escuela, donde estaban reunidos.

—He cambiado la canción del final, creo que esta será algo más...diferente. Se me ocurrió anoche, puede ser un as bajo la manga ¿Qué piensan?

Máximo se puso junto a Gregorio para leer juntos la nueva canción que Cristian había escrito.

—Tum, tum, ttutut, mmmm.....

—Pa, pa, pum, pan, pa.....

Los dos comenzaron a tararear; Máximo se golpeaba las piernas con los dedos como si fuera la batería mientras Gregorio movía los dedos como si estuviera tocando un piano invisible.

—Hey Bro, la letra esta Buena. Y los acordes me gustan, están estupendos, si tocamos esta, la audiencia enloquecerá —dijo Gregorio entusiasmado—. Definitivamente ¡Está increíble!

—Sí, es, es, esta, es...bastante buena, ya hace mucho te, te, te... decía que debías intentar por esta línea, esto se, se, será caótico. —corroboró Máximo.




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