"...Más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo"
Romanos: 6 -23
Daniel despertó jadeante y repleto de sudor.
—¿Tuviste una pesadilla? He tratado de despertarte en varias ocasiones pero no lo conseguí. Ya me estaba preocupando —dijo su hermano mayor—, tus quejidos me han despertado.
—Voy por agua...—dijo Daniel poniéndose sus gafas.
Daniel salió de su habitación y caminó por el pasillo hasta llegar a la cocina, se sentía angustiado, su corazón se sentía exprimido; en su pecho sentía una incomodidad inquietante. Luego de beberse de un golpe toda el agua que se había servido, golpeó la mesa del desayunador con el fondo del vaso de plástico.
—Es la tercera vez ya... ¿Qué quieres que haga señor? ¿Estás seguro que este mensaje es para mí? Perdóname... ¿Cómo podrías equivocarte...? pero... ¿por qué yo? ¡No sé qué quieres que haga! No sé...
Daniel volvió a la cama tratando de conciliar el sueño y aunque por un buen rato tuvo los ojos bien apretados esperando dormirse, no lo consiguió, resignado a quedarse una noche más en vela, decidió leer algún texto al azar con la intención de quedar somnoliento.
Daniel abrió la biblia y comenzó a leer:
Hechos: 9-13
Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos a cerca de este hombre (Saulo), cuantos males ha hecho a tus santos en Jerusalén y aún aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. Porque yo le mostraré cuanto le es necesario padecer por mi nombre.
Daniel cerró la biblia pensativo... luego recostó su cabeza en el descanso de la cama.
—Señor...a donde me envíes iré... —concluyó.
***
Alguien tocó la puerta de la habitación.
—Ho, ho, hola amigo, co, co, ¿Cómo estás?
Cristian se sentó en la cama al escuchar la voz de Máximo.
—Hey...—respondió desanimado.
Máximo tomó asiento frente a la cama.
—Bro, lo, lo, lo lamento.
—¿Por qué me pides disculpas viejo? Yo soy el idiota que lo arruina todo, sé que lo del concierto era algo que cambiaría nuestras vidas y lo arruiné completamente, soy una mierda...
Máximo se quedó pensativo unos instantes.
—Cris... Sabes que...pe, perdí a mis padres y a mi hermano me, me, menor en un accidente de coche. Y de, después de eso, no, no, no volví a ser el de antes, incluso, no he po, po, podido deshacerme de e, e, este estúpido taaaa, tar, tartamudeo.
—Sí, lo se
—La música le daba sentido a mí, mi, mi vida. Después que comenzamos a, a, a tocar, me olvidé por un tiempo de la tragedia que, que, que me atormentaba, por eso me, me, me enojé tanto. Esa competencia era... muy impor...tante...lo era todo..
—De verdad lo lamento amigo...
—Pero... —le interrumpió—, hace unas semanas, el, el, el director me recomendó que asistiera a, a, a las reuniones del club de Elizabeth y me, me, me lo pensé bastante porque sé que ella so, so, solo habla de Dios y esas cosas, y eso no es lo mío, así que solo me dé, de, detuve un día a es, es escuchar desde afuera y to, to, todo lo que e, e, ella dijo tenía razón.
>>Antes mi motivo de levantarme to, to, to, todas las mañanas era mi familia y mi, mi, mi mundo se derrumbó cu, cu, cuando me dejaron, y con la música ta, ta, también fui de, de, defraudado, incluso no era se, se, seguro que ganáramos así que... Me estaba aferrando a, a, algo efí...mero en palabras de la hermana de Greg. Así qué es, es, estoy re, re, reconsiderando buscarle un sentido a mi vi, vi, vida que nadie pueda qui, qui, quitarme. Por lo tanto, no te cu, cu, culpes tanto, al final, todo en este mundo se desvanece como el polvo.
—Gracias amigo
—¿Sabes? Ana E, e, elizabeth es una chica muy especial, si estar co, co, con ella te, te te cambia, te apoyo amigo, Greg lo aceptará co, co, con el tiempo.
Cristian no dijo nada, después de saber la verdad ¿Cómo podría estar con ella? Era imposible.
—He, hey viejo, ¿No te sientes so, so, sofocado aquí? ¿No quieres que, que, que te lleve a algu, alguna pa, parte?
Cristian lo miró por unos segundos.
—Ha, Cris debo decirte algo acerca de mí y...
—Max —le interrumpió—. ¿Puedes hacerme un favor? Llévame a ver a mi padre
—Cla, cla, claro amigo, ¿Ya sabes do, donde está tu, tu padre?
—Sí, así es...en la cárcel.
***
Cristian esperó nervioso en esa habitación pequeña con paredes pintadas de un color oscuro que no podía definir si eran grises o verde pálido e iluminada con tan solo una bombilla. En ese lugar una mesa y dos sillas, una de ellas ocupada por él eran los unicos muebles en ese espacio.