Tú eres la próxima

CAPITULO XIX

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva Criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".

2 Corintios: 5-17

 

 

Eran las cinco de la mañana. La madre de Cristián preparaba el desayuno para ambos, con diligencia antes de ir al trabajo.

Mientras se servía una taza de café caliente, escuchó los pasos de su hijo, bajando las escaleras. Lo vio entrar por la puerta y se sorprendió.

—¿Por qué estas levantado hijo? —preguntó colocando la cafetera sobre la encimera.

Cristian se acercó y beso su frente, ella sonrió al sentir el gesto de cariño de su parte.

—Quiero desayunar con mi madre ¿No puedo? —cuestionó sonriente.

—Claro que si cariño, pero...

Cristian tomó asiento en el desayunador —desperdicié mucho tiempo de nuestras vidas alejandote, quiero que todo el tiempo que podamos estar juntos, aprovecharlo al máximo.

>>Siempre te ibas antes de que me despertara y aveces llegabas cuando estaba dormido, podía tenerte todo el tiempo que quería cuando estabas de licencia medica pero ahora que has retornado a tu trabajo, quiero hacer algo al respecto.

—Me haces la madre mas feliz del mundo —confesó frotando la espalda de su hijo —, dame unos minutos para servirte el desayuno.

Cristian asintió y se quedo admirandola. Tenía a la madre perfecta, de esas mujeres que dan todas sus fuerzas y aliento porque sus hijos tengan una vida mejor, que los aman incondicionalmente y siempre estan allí para ayudarlos a acarrear el mejor camino cuando estan perdidos. Él no había hecho nada para ayudarla ni estaba cumpliendo con su role como el hombre de la casa.

—Siento que tengas que trabajar, quisiera poderte ayudar con los gastos. Malgasté el dinero cuando trabajaba en la agencia de modelaje y ahora que lo dejé no tengo nada que pueda ofrecerte. Lo lamento.

—No  pienses en el pasado como un motivo para culparte. Ahora vives una vida nueva. Las personas dicen que lo mejor es olvidar el pasado y seguir adelante pero yo no estoy de acuerdo —La señora martinez colocó dos platos con pan tostado y huevos revueltos sobre el desayunador y se sentó junto a Cristián —, pienso que cuando decidimos adoptar una vida nueva debemos estar concientes de cuales errores cometiamos antes para no volver a cometerlos ahora.

—Tienes razón, dejaré de lamentarme y buscare soluciones, gracias por tu consejo, ahora a desayunar, muero de hambre —Cristian tomó una de las tostadas en su plato, su madre dio un golpecito a su mano haciendolo soltar el pan.

—Oremos primero

—Oh, cierto —Cristian bajo su cabeza y luego de dar gracias desayunó con su madre para luego ir a la escuela.

***

—¿Qué rayos está haciendo Cristian? —cuestionó Gregorio al ver a su hermana junto a su mejor amigo.

—E-E-Esparce tratados como todo u-u-un Cristianito devoto —contestó Máximo en forma graciosa pero eso no causó ninguna gracia en Gregorio.

Cristian, Daniel y Ana Elizabeth estaban entregando a los estudiantes los mensajes bíblicos que Daniel escribía. Desafortunadamente solo tomaban los papeles de manos de la hermana de Gregorio y de Daniel. Todavía en la mente de muchos quedaba impregnado el recuerdo de Maggie en sus mentes, colgando en el laboratorio de Química.

—Es lamentable que se-se-se esfuerce tanto y los chicos aun no le-le perdonen —comentó Máximo.

Gregorio comenzó a caminar en dirección a su clase y Máximo le seguió.

—Toma tiempo aceptar que una persona ha cambiado, más aún cuando se trata de alguien que ha lastimado a tanta gente. Es dificil confiar.

—E-E-Estás hablando de-de ti mismo, ¿verdad? se que tienes miedo de que Ana Elizabeth y él esten juntos por-por-porque es evidente que se gustan.

Gregorio guardó silencio. Así era. No quería que su hermana estuviera con alguien como Cristian, toleró como su mejor amigo, siendo un simple expectador de sus acciones, pero esta vez lo que hiciera le afectaría directamente si se atrevía a lastimar a su hermana.

Era cierto. Lo sospechaba, que su hermana sentía lo mismo, sin embargo ¿Cómo él Podía asegurar que no volvería a ser quien era antes? era un riesgo que no quería correr.

—No hables tonterías —Nego las acusaciones.

Gregorio y Máximo se acercaron a Patricia quien acababa de cerrar su casillero. 

Gregorio besó los labios de su novia, sin decir nada, tomó la bolsa de ella  y siguieron su camino. Máximo alzó la mano para saludarla a lo que ella contestó con una sonrisa.

—Pu-pu-pues si Greg, no puedes evitarlo, de-de-deja de ser tan terco. No eres su mamá.

Gregorio volteo a ver a Maximo disparándole chispas por los ojo—Dejemos el tema ¿Quieres? —sugirió con tono demandante.

—¿De qué hablan? —Curioseó Patricia.

—De nada —contestó su novio.

—Greg no quiere que su-su-su... —trató de responder.

—¿¡Quieres cerrar la boca Max!? —le reprendió exaltado.




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