Tú eres la próxima

CAPITULO XX

“...Y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.”

Isaías 49:23

 

 

Cristian sintió una gran emoción al escuchar sonar el teléfono, posiblemente sería la respuesta a la solicitud que había enviado a la universidad, creía inmensamente que Dios le ayudaría a cambiar el rumbo de su vida y superarse.

—Cristian, es para ti. —Dijo su madre desde la sala de estar.

—Gracias mamá— gritó— lo tomaré aquí.

Cristian tomó el teléfono inalámbrico después de respirar hondo.

—Si buenas, habla Cristian.

—Hola Cris —Era la voz de Nancy del otro lado del teléfono.

—Oh, Nancy. Eres tú. ¿Sabes? Estaba pensando reunirme contigo, tenemos que hablar.

—Prefiero que no nos veamos, solo te estoy llamando para informarte algo que creí que debías saber.

—Sé que hemos tenido muchos problemas y diferencias...en realidad me gustaría hablar contigo de esto personal — dijo Cristian

—No tengo tiempo para esto ¿sabes? Mañana seré hospitalizada.

— ¿Por qué? ¿Te sientes mal? ¿Ha pasado algo?—preguntó preocupado.

—Mañana me van a practicar una pequeña cirugía, de eso quería hablarte...Cristian mañana me practicaran un aborto estoy... estoy embarazada.

Cristian se quedó en silenció.

—Pensé que debías saberlo — dijo y colgó.

Cristian se quedó en pausa mientras miraba el teléfono en su mano.

—No puede...ser...

La madre de Cristian entró a la habitación.

—¿Eran de la universidad? ¿Qué te dijeron?

—Mamá... Yo... Hablamos de esto luego ¿sí? Tengo que salir...

Cristian condujo a toda velocidad hacia la casa de Nancy.

Luego de que Cristian tocara varias veces la puerta, Nancy le abrió. Sin decir nada ella se dirigió a su habitación, Cristian la siguió.

—No tienes que decirme que lo haga —dijo cerrando la puerta—, ya lo tengo decidido.

—Nancy... Vine a impedirlo...

—¿Qué dices? — dijo entrelazando los brazos — ¿Te Estás drogando o qué? ¿A ti que más te da? Ni siquiera estamos saliendo.

—Es nuestro bebe... No hagas esto, no dejaré que esa criatura sufra por nuestros errores —Cristian la tomó de los hombros — haré lo que me pidas, si... Me pides que me case contigo lo haré, si me pides que te amé lo intentaré con todas mis fuerzas y le rogaré a Dios que me ayude a serte fiel solo a tí, solo...no lo hagas...no...abortes, tengamos este bebe.

—Pues lo lamento, es tarde, no retrocederé en mi decisión

Cristian se alejó un poco de ella, Nancy no podía creer lo que veía, Cristian se había arrodillado delante de ella y las lágrimas se le escurrían por la barbilla.

—Que... ¿Que... Haces? —pregunto extasiada.

—Nancy, por favor perdóname... perdóname por todo lo que te he hecho, perdóname por usarte y lastimarte...perdóname... Por favor no hagas esto.

Nancy le dio la espalda.

—No... No solo lo digas, demuéstralo como muchas veces me demostraste que me odiabas.

Cristian se levantó del suelo —Haré lo que sea. —limpió su rostro.

—¿Lo que sea? ¿Incluso alejarte de tu vieja amiga Ana?

Cristián se acercó y la beso, como hace mucho tiempo no lo hacia. —Ya te dije. Lo que sea.

Al salir de casa de Nancy, sentía como todo su mundo se derrumbaba.

Sin pensarlo dos veces, se monto en su motocicleta y condujo hasta FUENTE DE SALVACIÓN. Al llegar se estacionó de inmediato, se apresuró a entrar y camino directo al altar.

No se arrodilló, solo camino de un lado a otro con las manos en la cabeza, atragantado por sus lagrimas. Estaba muy desepcionado y afligido. Sin poder contenerse comenzo a discutir con Dios.

—¿Por qué me haces esto? —gritó —me ilusionas con tu gracia y tu amor, haciendome creer que todo ira bien y cuando ando desprevenido, distraído con el espejismo de tus bendiciones, siento esta daga en mi espalda.

>> Me has enseñado lo que es vivir para ti, tener fe, creer en lo imposible, en lo que no puedo ver, y cuando estoy mas seguro de lo que has hecho, cuando pienso que lo que mas anhelo esta en mis manos, cruelmemte se desvanece, resbalandose entre mis dedos.

>>Eres cruel Dios. —Cristian mordió su puño, camino hasta la salida y luego regresó al altar. —Perdoname. Solo estoy frustrado, solo estoy... —Cristian rompió en llanto y se tiro sobre el altar —Perdoname, yo... Sé que son consecuencias de mis actos, todo... Todo iba tan bien que yo... Olvidé lo que había causado. El resultado de mis acciones me sigue persiguiendo y te acuso como si fuera tu culpa, yo fui quien se alejo de ti y tu eres quien me sigue amando lo suficiente para que yo siga vivo.

>> Yo te pedí que no me permitieras tenerla —dijo refiriéndose a Ana Elizabeth—,  si sabias que le haría daño, supongo que ésta es tu respuesta. Ayudame a ser fuerte y a asumir las consecuencias de mis acciones, ha ser un buen padre y un buen esposo para Nancy, hazme amarla, por favor hazme amarla y permite que ella te ame a ti.




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