Capítulo dedicado a Vanem
VIII
“ —¡No tengas miedo!—le dijo Eliseo—. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos!”
2 Reyes: 6:16
Cuándo cristian llegó a la reunión de jóvenes ya estaban todos. Una vez a la semana la comunidad juvenil Cristiana de la iglesia Fuente de amor y misericordia se reunía con el propósito de fortalecerse. Cantaban, debatían de la palabra, escuchaban charlas y hacían dinámicas que de alguna forma u otra les enseñaba algo de Dios a los chicos.
Peter, el líder juvenil acababa de saludar y había llamado al frente a un chico del coro para que cantara. Cristian se acercó en silencio y luego de orar tomó asiento en la parte de atrás. Cuando Ana Elizabeth lo miró le guiño un ojo dedicándole una sonrisa cariñosa, ella estaba, como siempre, sentada al lado de Peter ya que era la asistente del líder. Su novia le devolvió una sonrisa tierna.
El chico de los cantos se sentó al terminar y Peter se acercó y llamó a una joven para que se presentara ante todos, al parecer se acababa de mudar al vecindario y había decidido unirse a la iglesia..
—Hola chicos, mi nombre es Vanesa pero me pueden decir Vanem.
Peter se puso de pie y dijo en voz alta poniendo ambas manos en forma de arco alrededor de su boca —y la juventud de Fuente dice…
—¡Bienvenida Vanem! —dijeron todos y aplaudieron. Peter regresó a su asiento.
—Gracias —sonrió —Me acabo de mudar a tres cuadras de aquí. Se que aún no me conocen pero estoy a su disposición para lo que necesiten. Trabajo en un colegio impartiendo clases de Química así que si tienen problemas con esa asignatura no duden en acercarse a mí y pautamos un día de estudio. Pues bien… espero conocerlos más y que juntos podamos enamorarnos cada día más de Jesús. ¿Están de acuerdo?
Vanem era morena y de ojos marrones. Tamaño promedio. Era bonita aunque no tanto como Ana Elizabeth, claro que Cristian pensaría eso incluso de una miss universo que apareciera por la puerta. La chica parecía bastante sociable y entusiasta. Cristian curvó los labios en una sonrisa traviesa cuando notó que Peter no dejaba de mirarla.
Cuando Vanesa concluyó, dos chicas tomaron el dominio del escenario y se encargaron de la dinámica del servicio. Se trataba de identificar al personaje de historias bíblicas con imágenes que mostraban con el proyector en la pared frente a todos. Cristian fue elegido por Oscar, y para su suerte le tocó una imagen fácil. Un frasco de sal. De inmediato contestó “La mujer de lot” con seguridad. Miró alrededor y decidió señalar a Vanem. El que adivinaba podía escoger quién era el próximo en descifrar el acertijo, quien fallara debía intentar llevar una pelota pequeña en una cuchara sosteniendola con los labios desde la parte inferior del mango. Si no lograba llegar a su asiento sin dejarla caer no se ganaría el premio secreto dentro de la caja decorada con papel de regalo. Cristian introdujo la mano en la caja para obtener su premio y sacó un llavero con una pequeña biblia colgando en él y el nombre “Jesús” en dorado. Mientras regresaba a su asiento entusiasmado mirando el souvenir escuchaba las risas de los demás mientras veían a la chica nueva intentando hacer equilibrio con la cuchara en su boca. No había podido adivinar la imagen.
Al finalizar la dinámica, cuando las risas se fueron disipando Ana Elizabeth cambió la imagen en el proyector desde la laptop conectada y posicionada en un podio alto a su lado, para pasar a la siguiente parte, Peter tomó su silla y la llevó al frente. La imagen decía:
¡ESTAMOS RODEADOS!
Cuándo Peter sintió que tenía la atención de todos habló.
—Hace unas semanas fui al rancho de mis padres donde ahora vive mi hermana, el plan era pasar tiempo con ella y mis sobrinos. Cuándo llegué los gemelos estaban detrás del sofá de la sala en cuclillas con sus espaldas apoyadas una de la otra y los niños de seis años se secreteaban muy seriamente ahí escondidos entre sí. Me resultó muy simpática la situación. —rió y siguió contando la historia haciendo gestos con las manos con cierto drama como si estuviera reviviendo el momento—, entonces me acuclille igual que ellos con el mismo gesto de seriedad y les pregunté de quién se escondían. Ellos me miraron al mismo tiempo con sorpresa como si la respuesta fuera obvia y uno de ellos contestó “¿No lo ves?” “¡Estamos rodeados!” —Peter se rió a carcajadas esta vez.
—Eso me recordó la historia en la que quiero basar la enseñanza del día de hoy y se encuentra en segundo libro de los Reyes capitulo seis a partir del versiculo quince —El lider de tez oscura y ojos negros, abrió una biblia que cargaba en sus manos y leyó los versículos:
Al día siguiente, cuando el sirviente del hombre de Dios se levantó temprano y salió, había tropas, caballos y carros de guerra por todos lados.
—¡Oh señor! ¿Qué vamos a hacer ahora?—gritó el joven a Eliseo.
—¡No tengas miedo!—le dijo Eliseo—. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos!