Tu eres mi amor eterno

Un cuento especial

Mientras me bañaba pensaba en todo lo que viví en esta casa y de repente me quedé dormida en la bañera y me vino un recuerdo. Era un día soleado y estábamos en el jardín de la estancia con Enzo, mi madre no estaba así que mi padre me dejó que traiga a Enzo a casa, estamos haciendo un picnic, se me acerca, me besa y luego dice : 
- Te amo Ada con mi vida. Nunca te alejes de mi. – dijo mirándome a los ojos con ese amor tan hermoso que expresaban esos ojos  
- Yo también te amo  y se que odias esto de escondernos de mi mamá, que no te acepte y que te trate como un campesino – dije llorando  
- Ay bebe no llores – dijo limpiándome las  lágrimas  
- Quisiera conocer tu cuarto – dijo con una sonrisa  
- Bueno, también si queres podes probar mi cama – dije siguiendo su juego seductor. Nos fuimos a mi cuarto besándonos  desesperadamente sin despegar nuestros labios, sus manos recorrían todo mi cuerpo, llegamos a mi cuarto y sus manos estaban muy juguetona recorrían mi cuerpo y eso me gustaba mucho.  
- Ponete protección no te olvides – dije antes que sigamos 
- Shh tranquila ya lo hicimos así y no paso nada, vos te cuidas ya estamos bien así – dijo besándome. Me besaba todo el cuerpo sus labios, empezó a penetrarme con fuerza arriba de mi escritorio me puso.  
- Ay …  ay! Seguí – dije gimiendo  
- Sos toda mía! Y me penetraba con más fuerza.  Y sentí como se vino en mi. Me gustaba mucho el sexo con el.  
Escuché que me tocaban la puerta y salí de mi sueño, era Enzo parece que me había quedado por mucho tiempo dormida  
- Estas bien Ada? – dijo tocando la puerta  
- Emm.. Si Enzo ya salgo me quede un poco dormida por el largo viaje enseguida bajo – dije  
- Bueno bueno  solo vine porque esperanza se despertó y esta haciendo muchas preguntas y no se como manejarme – dijo  
- Si lo entiendo, si puedes vuelve a subirla y dile que mami necesita contarle un cuento así ella viene – dije así le contaba las cosas a ella, cuando tenía que decirle algo duro o algo que ella  necesita saber como la ves que me pregunto por sus abuelos, recordé ese día  
- Mami.. Mis abuelos ¿porque no los conozco? – dijo  
- Mira te voy a contar un cuentito, había una ves una hermosa pequeña mujer que la cigüeña le trajo una niña muy linda y esa Pequeña mujer les contó a sus padres pero ellos pensaban que eso estaba mal porque todavía era una pequeña esa mujer y entonces ellos decidieron irse lejos a trabajar para que esa pequeña mujer y niña no les falte nada y que puedan comer mucho muchos dulces – dije estuve a punto de decirle la verdad pero no podía hacerle eso a mi hija  
- Ósea que mis abuelitos están buscando plata para que nosotras podamos comer dulces!! Siii!! Ellos son mi mejores abuelos pero no le digas nada a mi abuela Susana y a la abuelo Carlos – dijo  por los padres de Christian  
- Obvio mi princesa este es nuestro secreto, mejor a papá tampoco le digamos si? – dije dándole un beso en la mejilla.  
- Mami…  mami. Tocaban la puerta del baño.  
- Pasa princesa – dije.  
- Mami dijo ese hombre que tenias un cuento para mi, ya me estaba aburriendo  
- No mi vida, ahora no es un cuento, sino que una historia de verdad – dije  
- Pero mamá ¿y papá cuando va a llegar? – dijo triste  
- Papá no va a venir acá, hija se que tenes 3 añitos y no vas a entender esto pero quiero que sepas que sos tan afortunada que tienes 2 papás, ya conoces a Christian y ahora te falta conocer a Enzo, es el hombre que te dijo que vengas para acá, ellos dos te cuidaron siempre pero Enzo tenia que cuidar esta casa para que vos puedas venir y traer a   tus perritos tenias que creer un poco más para poder venir aca, cuando naciste dios te regalo dos papas para vos Y eso fue hermoso. Cuando seas más grandes y puedas entender todo esto que nos están pasando, yo voy a estar lista para explicarte y contestar todas tus preguntas, sabes mi amor? – dije  
- Papá el también.- dijo   
- SOS tan inocente hija perdón por lo que te hago pasar, tenia que a ver sido más valiente antes – dije con mi frente pegada en la de ella  
- Te amo mami – dijo ella y se me caía el mundo, la amaba con mi vida todo lo que pase lo hice por su bien, se que estuvo mal pero también se que tenia que aceptar eso o no tenerla ahora en mis brazos y eso hubiera sido el peor error de mi vida. Creo que nunca se lo voy a poder perdonar a mi  mamá lo que me hizo pasar. Baje en busca de esperanza y Enzo pero me volvía perder en otro recuerdo pasado por la vieja oficina de mi padre.  
- Papá no me puede hacer esto mi madre, Tienes que hablarle vos sabes como es Enzo, lo conoces, sabes que es buen chico y trabajador! LO AMO ES TAN DIFÍCIL ENTENDERLO – Dije gritando  
- Mañana vas a sacarte eso que llevas dentro, yo nose como pudiste avergonzar a la familia así, te desconozco Ada – dijo mi mamá.  
- Que dijiste? Eso es mi hija y yo hago lo que quiero con mi bebe porque es mi bebe y yo lo voy a tener porque es mía te guste o no, ya me sacaste a Enzo, ella es parte de mi y si me lo sacas yo me voy con ella escuchaste – dije enojada. Cuando dije eso sentí como su mano me pegaban una cachetada.  
- Ami no me amenazas mocosa! Es esto o ya buscar un marido para encajarle este problema, pero trata de elegir bien esta ves y no un campesino sin vida – dijo ella.  
- Me das asco, nose como soy tu hija y voy aceptar esta mierda que haces solo por ella porque no soy como una hija de puta, yo si amo a mi hija – dije  
- Ami me respetas – dijo y me agarro de los pelos para pegarme otra cachetada  
- Hola princesa – escuche que decían y me sacaron de mis pensamientos, era rosita  
- Me da un escalofríos estar acá rosa, vos te acuerdas todo lo que pase y los maltratos de mi familia  
- Lose hija pero mira esa criatura que tienes es hermosa y ella te dará las fuerzas y te hará que te olvides de todo. –dijo  rosa acariciándome el pelo  
- Hola chicas lamento interrumpir pero esta niña esta buscando a su madre y esta la comida ya – dijo Enzo.  
- Estas bien? – me pregunto preocupado  
- Si es solo recuerdos tranquilo – dije  
- Bueno vamos a la mesa – dijo Enzo. En la mesa estamos esperanza, Enzo y rosa, ahora ella también se sentaba en la mesa y conociéndolo a Enzo ya lo sabía era una persona humilde y para el, todos eran iguales. 




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