Este es uno de los nueve mundos, Vanaheim, se hacen llamar vanir, son dioses de la naturaleza y la fertilidad, usualmente son los mejores aliados de Asgard, el reino de los dioses y líderes de los nueve mundos, ambos reinos viven longevamente y en armonía. A diferencia de Asgard, Vanaheim es un reino completamente pacífico, pero cuenta con un ejército que se entrena desde una edad muy temprana, esto incluye su realeza. La realeza tiene un detalle especial que la vuelve muy fuerte a pesar de sus políticas pacifistas y delicadas, tienen la forma exacta de un ángel, tienen alas y rostros que brillan por su belleza y rasgos delicados, quizás era porque eran la representación personificada de la naturaleza misma, ya que solo la realeza tenía poderes y alas, que usaban en combate a su beneficio y de manera casi perfecta.
El ejército tenía un líder con sangre real en cada división que había, ya que así ellos podían estar al frente y volar para hacer las mejores estrategias. Sin embargo, era muy raro que los vanir entrarán a las guerras, pero cuando Asgard pedía ayuda ellos siempre llegaban para apoyar y no había manera que juntos pudieran perder una guerra. Afortunadamente las guerras entre mundos acabaron hace 150 años, y la última únicamente la libró Asgard sin pedir ayuda contra Jötunheim, dando fin a las batallas injustas que tenían estos gigantes contra Midgard. La comunicación entre Asgard y Vanaheim era la mejor de los nueve mundos, eran aliados y los reyes de ambos mundos se trataban como hermanos. En Asgard los reyes eran Odín y su esposa Frigga, mientras que en Vanaheim eran Egil y su esposa Astrid. Odín y Egil eran muy buenos amigos y los conectaba el Byfrost, que era el portal que unía a los nueve mundos. Los reyes de Vanaheim tenían una hija realmente hermosa, y su nombre era Zafiro, en honor a la piedra preciosa, ya que el día que nació Odín entrego como regalo una bella corona con zafiros a la pequeña bebé.
Los habitantes de Vanaheim al igual que los de Asgard tenían una vida larga de aproximadamente 5100 años o más, por lo que envejecían a una velocidad muy lenta, tanto que la mayoría de edad en Vanaheim era a los 100 años y en Asgard a los 150 años, y casualmente era el cumpleaños número 100 de la princesa Zafiro.
Esta princesa tenía una belleza sin igual en los nueve mundos, su cabello era tan negro como el vacío del universo y llegaba hasta las rodillas de esta mujer, sus ojos eran tan verdes como dos esmeraldas, su piel pálida como la nieve y sus labios rojos como las rosas en primavera, delgada y no muy alta, de hecho era bajita, una muchacha de 1,55 metros de altura, pero ella sabía usar eso a su favor en las batallas, sus alas al igual que su cabello eran negras, ella era la única con ese color de alas, ya que los demás las tenían usualmente blancas o marrones.
Esa princesa soy yo, siempre soy un poco seria, usualmente estoy entrenando, practicando mis poderes o estudiando la historia de los nueve mundos y más que todo la de Asgard, el reino dorado, los libros tenían dibujos hermosos pintados a mano de las batallas y los tratados de paz, y dibujaban incluso libros de los reyes desde los primeros hasta los últimos, sin embargo, nunca se parecían a la realidad, ni mis padres ni yo nos parecíamos a los libros y dudaba que los reyes y príncipes de Asgard tuvieran una historia diferente, no conocía a ninguno en persona, ellos siempre estaban ocupados en cruzadas y misiones para mantener la paz entre los mundos, nosotros manteníamos la vida de la naturaleza en los nueve mundos mediante una unión mágica parecida a un portal, solo que llenos de energía.
Hoy es mi cumpleaños, por fin la mayoría de edad, mis 100 años significaban que ahora podría viajar entre los mundos y conocer en persona todo lo que yo leía el estudiar, una gran fiesta sería el festejo que me obsequiaban mis padres, y claro que también un vestido, hecho de la seda más delicada y liviana, color esmeralda y con detalles dorados, que me llegaba hasta los tobillos, y unas sandalias delicadas con tacón alto en color dorado, con joyas como una gargantilla de oro, pulseras que combinaban y por último la corona que me regaló Odín. Bajé lista para mí fiesta, siendo la mujer más feliz del mundo.
Mis padres estaban felices, al verme, caminé por el gran salón, con mis alas tocando el piso, eran tan grandes que las arrastraba, y todos las admiraban por ser únicas, todos estaban felices por mí, yo era una buena princesa, siempre ayudaba a mi reino cuando podía y hasta les leía a los niños en la plaza principal.
- ¡Es un orgullo para mí, ¡qué mi hija se haya convertido en una mujer tan hermosa y fuerte! – anuncio mi padre – y agradezco que ustedes compartan conmigo la alegría de ver a mi hija crecer y llegar a la mayoría de edad.
- ¡Mi hija será la mejor princesa que reinará para ustedes! – hablo mi madre – y estoy segura que nunca los decepcionará.
Me tocaba hablar, pero un golpe movió la tierra y dejó en silencio el salón, mi padre salió inmediatamente para ver que estaba pasando, y salí detrás de él junto a mi madre, nos estaban atacando, pero era nuestro propio ejército, era una traición, empezaron a matar a quien estuviera en su camino.
-Zafiro, corre, ve y pide ayuda a los asgardianos, sabes dónde hacerlo – me ordenó mi padre.
Inmediatamente corrí lo más rápido que pude, hacia una cúpula de cristal, mientras escuchaba a lo lejos los gritos de niños y mujeres siendo asesinados, unas lágrimas salieron de mis ojos, pero debía pedir ayuda y contener mi dolor, por fin llegué a la señal, mandaba ondas que viajaban a la velocidad de la luz, solo había que oprimir el botón y este enviaba una señal de ayuda, pero no sabía que tanto podía tardar ya que era la primera vez que la usábamos. Así que preparé mis armas y corrí de nuevo al palacio, pero al llegar vi cómo todo estaba en llamas, mi palacio estaba consumiéndose poco a poco por el fuego, y los habitantes estaban muertos, incluyendo a mis padres, no pude con la escena y lloré, todos habían muerto y yo era la única viva.