Tú eres mi destino

Vida como mortal

Pasaron dos siglos, ya estaba acostumbrada a la vida en Midgard, aunque los mortales la llamaban Tierra, veía como avanzaban en algunas cosas, pero seguían siendo primitivos, respecto a la magia y cosas que no entendían se convertían en monstruos, a veces eran agresivos, y en las noches era imposible caminar sola siendo mujer, intentaron hacerme daño, robarme, abusar de mí, e incluso asesinarme, pero termine asesinado gente mala que a veces hacia daño, también me acostumbré a contar el tiempo como ellos, las horas, los días tenían nombres, los meses también y los años estaban contados, este año era 1896, cada siglo tenía sus maravillas y su magia, en este ya tenían medios de transporte como trenes, barcos a vapor, autos motorizados, los inventores eran aclamados cuando hacían una máquina para facilitar el trabajo del hombre, ellos no tenían poderes, quizás los perdieron con los siglos.
Este día era mi cumpleaños, cumplía ochocientos setenta y ocho años, aunque en la Tierra ellos no vivían tanto, por lo que yo mentía con mi edad, diciendo que tenía quince años, y cuando cumplía veinticinco según ellos, yo me mudaba constantemente de país en país, para no levantar sospechas, en doscientos años que ya vivía ahí pude conocer cada parte de este mundo, hablar cada idioma y apilar una fortuna, ganar la confianza y cariño de todos. Un millonario quién era mi pretendiente decidió celebrarse una fiesta para cortejarme y yo acepté porque significaba conocer más gente que pudiera ayudarme a seguir teniendo pequeños negocios, usualmente me conocían como la heredera de un millonario misterioso, pensando que mi dinero venía de un padre, tenía una casa hermosa y sirvientes que me hacían sentir como una reina, sin embargo, era una mujer muy ocupada cuidando cada negocio que me daba dinero.
Me levanté y me puse un vestido rojo, siempre de acuerdo a la época, siguen siendo anchos y usan sombreros al salir, con mangas en forma de globos, este era rojo con negro, y me recogí el cabello, el cual ahora llegaba a mi cintura, lo corte por la incomodidad de tener que peinarlo demasiado, la vestimenta de los hombres mejoro con el tiempo, ahora llevaban sacos largos y pantalones de tela elegantes, trajes de todo tipo de tela y calidad, desde las más finas que solo millonarios tenían hasta las más ordinarias que usualmente las compraban quienes podían acceder a los precios. Abrí un cajón en mi mesa de noche, como cada mañana, y miré la tiara que me regaló Thor, y la rosa eterna de Loki, así sabía que él estaba vivo, ya que mientras él estuviera vivo su magia mantenía esa rosa intacta, y nunca dejaba de usar el collar en forma de corazón con la esmeralda, unos cuchillos que tenía aquel día que me abandono en la Tierra y un anillo de mi padre.
Me puse de pie y abrí una habitación que me servía como armario, en la primera sección tenía ropa nueva de la época, pero si entrabas demasiado encontrabas ropa de los siglos anteriores, me encontraba en New York, Estados Unidos, un país poderoso en este mundo, crecían tan rápido que ya le llegaban a Europa, sabía eso porque al ser una mujer que debía viajar por negocios, tenía una casa en cada país al que iba a quedarme más de una semana, y caminé hasta el fondo de mi armario, donde tenía mi armadura asgardiana, la cuidaba demasiado, y la miraba siempre con nostalgia, extrañaba mi libertad de poder volar, pero no podía hacer eso o podrían matarme.
Tomé un saco por si hacía frío afuera y me dirigí al comedor, dónde se encontraban algunas amas de llave, muy dulces que me cuidaban pensando que era muy joven y frágil, eso siempre me causaba gracia cada vez que pensaba en el hecho de que yo era muchos siglos mayor que todas ellas. Cómo lo que prepararon para mí, y salí, tenía que comprar un vestido para el baile de mi cumpleaños, y en la tienda de vestidos apareció mi pretendiente y anfitrión de fiesta.
-Una dama tan bella como usted, no debería estar sola – dijo él – además me gustaría pagar su vestido para esta noche, le regalaré eso.
-Muchas gracias Robert, puedes acompañarme, pero no cuando me lo pruebe – respondí sonriendo amablemente.
Ambos entramos a la tienda. Yo no me casé ni me enamoré de nuevo, recordaba constantemente en Loki, el primer siglo deseaba volver para golpearlo, pero luego lo perdoné y seguí adelante, sin embargo, ningún hombre llamaba mi atención, por lo que seguía amando a Loki a pesar de no haberlo visto en estos doscientos años, pero seguía preguntándome la razón por la cual me habría abandonado en la Tierra. Comencé a buscar entre todos los vestidos, los modelos, colores, formas, telas, calidades, etc., todos eran hermosos, hasta que vi en un maniquí uno verde esmeralda, con encaje dorado y formas de rosas, no pude evitar recordar a Loki, la fiesta de cumpleaños en Asgard, todas las fiestas de cumpleaños en las que él me saco a bailar para luego darme una beso en un jardín o un balcón alejado de la gente, elegí ese vestido, ya que combinaría con la tiara y el collar de corazón con la esmeralda.
Robert, mi pretendiente pago y no logro ver el vestido, luego se fue a hacer los preparativos, en su casa, la cual era enorme, yo fui a buscar unas cuantas cosas más que quería comprar, como frutas, algunos pasteles y perfumes, era lo que más me gustaba de los humanos, los perfumes y sus aromas tan maravillosos, la Tierra usualmente me divertía pero extrañaba mi hogar, mi vida como princesa, poder llevar mi tiara donde sea y cuando sea, entrenar con armas, o volar en las afueras de Asgard, era muy callada y como siempre leía libros, tenía la biblioteca más grande, con libros muy antiguos, de hace doscientos años, mitos y leyendas de cada cultura en el mundo, los vikingos eran quienes hablaban de Thor, Loki, Odín y todas aquellas historias que Thor me había contado de cuando venía a Midgard.
Cuando dormía a veces soñaba con ellos y Asgard, y muy rara vez hablaba con Heimdall entre sueños, él decía que era gracias al poder de la gema del espacio, y que también por culpa de la gema él no podía verme, por lo cual solo sabía de mí cuando mis poderes me llevaban con él entre sueños, me decía que Loki y Thor siempre preguntaban por mí, y él siempre respondía que no podía verme, que la gema del infinito bloqueaba su vista hacia mí y todo mi alrededor, por lo cual solo tenía un aproximado de mi ubicación en la Tierra, pero no podía ver lo que hacía ni ver dónde estaba exactamente, así que ellos debían conformarse con que yo estaba viva, y yo con saber que ellos también lo estaban y que solo faltaba un siglo un poco más para que Thor fuera el rey.
Las horas pasaron y como cada día me quedaba a observar la rosa, y todo lo que sentí el día que me la entrego, desde los besos hasta la maravillosa noche en la que había dejado que la pasión desborde nuestros cuerpos, sin embargo, la noche más maravillosa también era la más dolorosa, pues fue mi despedida de escuchar su voz, ver sus ojos, acariciar su cabello, sentir su aroma y combatir con él en entrenamiento, nadie aquí me creería que el único hombre que amo es el dios del engaño, y mis pretendientes estarían intimidados por alguien con poderes y esa agresividad que él tenía cuando estaba celoso. Qué un dios no dejaba que yo amara a otro hombre y que ellos no pudieran llegar a tener una oportunidad.
Me puse el vestido que Robert me compro, el collar, la tiara, el anillo y un cuchillo escondido bajo el vestido, un poco arriba de los tobillos, por si salía en la noche a caminar, unos pendientes que combinaban con el collar y un peinado recogido a la perfección. Salí de mi habitación y me puse un saco en color negro, ya que hacía un poco de frío y el vestido no tenía mangas, solo cubrían hasta mis hombros.
Me recogieron en un auto para llevarme hasta la fiesta, entre por las puertas principales y alguien ya esperaba para pedirme el abrigo negro, se lo entregue y me recibió Robert.
- ¡Por fin llegó la cumpleañera! Bienvenida a mi mansión bella Zafiro – dijo Robert extendiendo su mano.
-Muchas gracias, aunque no era necesario invitar a medio New York a festejar algo tan banal como mi cumpleaños – respondí un poco sarcástica.
Entramos al salón donde todos hablaban y bebían copas de champagne, o vino tinto, yo solo quería esperar a que el ambiente me hiciera sentir más cómoda o más alegre por lo menos, todos me miraban, era algo a lo que estaba acostumbrada por la leyenda cierta de mi especie, que la belleza de un vanir siempre atrae a todo aquel que lo vea, sin embargo, en los humanos tenía una influencia mucho más fuerte, ellos se dejaban atrapar por el hechizo que rodeaba a mi especie, y peor al ser parte de la familia real que éramos quienes teníamos ese hechizo mucho más fuerte y magnético. Robert me invitó a bailar y por etiqueta no podía rechazarlo, así que acepté bailar con él un vals, que el baile favorito de las damas en la alta sociedad, ya que era un baile hecho para enamorados y de cortejo, usualmente parejas comprometidas a casarse bailaban esto.
La música era un poco rápida, pero yo sabía bailar todo tipo de baile de salón, perteneciendo a la vida millonaria, usualmente me enseñaban todo, con tutores privados, desde historia, literatura, hasta instrumentos como violín, piano y violonchelo, yo sabía todo aquello que ellos no creerían si les contará mi edad. Nos movíamos en círculos con Robert y yo miraba a todos los invitados, los hombres me miraban atentos, y las mujeres me miraban ligeramente molestas, Robert era un soltero codiciado y yo era la única que no besaba el suelo por el que pisaba, era rubio, ojos plomos, de bien porte, pero simplemente no era Loki, él o era lo que yo quería, por lo que nuestras miradas nunca se encontraban ni lo harían, de un momento a otro, las mujeres se amontonaron en la puerta, escuchaba que ellas suspiraban y hablaban entre ellas, seguramente es algún jovencito soltero y codiciado, pensé para mí, y tenía toda la razón, ellas abrían paso a medida que él avanzaba hacia el salón, la canción terminó y yo me aleje de Robert, para tomar una copa de champagne.
Mire hacia todas las pobres muchachas desesperadas por la atención que se robaba este jovencito, y por fin mi vista pudo ver el alboroto, era muy guapo, cabello negro, piel pálida, ojos azules, y muy alto, delgado, no pude evitar recordar a Loki, por alguna razón él se parecía en esos aspectos, pero no era él, solo tenía rasgos similares a Loki, caminaba lentamente con un gesto soberbio gracias a la atención que le daban las chicas, yo solo aparte la vista hacia Robert, quién se veía ligeramente celoso, alguien le estaba robando la atención que todos los días se llevaba con las mujeres, la rabieta de un niño malcriado, eso me molestaba de él, por eso quería irme lo antes posible a París, para comenzar un negocio de perfumes.
De repente, todo estaba silencioso, y salí de mis pensamientos, cuando volví a poner atención este muchacho estaba frente a mí, callado y estático, mirándome fijamente, era otro hombre atrapado por el hechizo de la belleza vanir, pensé, lo miré de vuelta y me sentía confundida, su mirada era segura y confiada, extendió la mano y sin pensarlo le entregué la mía, para luego darme un beso en la mano, señal de caballero y educación en la Tierra, no había duda que era de buena familia.
-Su belleza realmente resalta entre todas estas mujeres hermosas, es como un imán de miradas y no pude evitar acercarme – dijo el misterioso chico – quisiera bailar con usted y así tener la atención de absolutamente todos, desde hombres por usted y mujeres por mí.
-Entonces bailemos – respondí automáticamente.
Me llevo hasta la pista, hizo una reverencia, yo también la hice y comenzaron a tocar vals nuevamente, puso su mano derecha en mi cintura y con la mano izquierda mantenía elevada mi mano derecha, yo ponía la izquierda en su hombro, y comenzamos a bailar, era confuso, y magnético, ahora sí miraba directo a sus ojos, los cuales me hicieron sentir en el cielo otra vez, sentí que solo estábamos él y yo.
- ¿Disculpe, pero ya nos hemos visto antes? – pregunté sin quitar la mirada de sus ojos.
-Tal vez si, no olvidaría a una mujer tan hermosa – respondió él con una sonrisa.
Seguíamos mirándonos a los ojos, era inevitable, como si algo nos sujetará a la gravedad de la mirada del otro, su aroma era conocido, y simplemente quería congelar el momento, mantener este sentimiento nuevamente en mí, seguíamos bailando, pero ya no podía ser consciente de los movimientos de mi cuerpo.
-Solo tienes que concentrarte, Zafiro – él sabía mi nombre.
- ¿Loki? – salió de mi boca.
-Hola Zafiro, te extrañe princesa.
Mis ojos quitaban la ilusión como si fuera una cortina, era él, era Loki frente a mí, bailando conmigo como la primera vez en Asgard, sonreí automáticamente, sus ojos estaban mirándome y me preguntaba el por qué no pude ver bien que era él al principio.
-Tenia que engañar solo a tus ojos para que no salieras corriendo, los demás me ven tal y como soy.
-Yo también te extrañe, Loki.
La música termino y seguíamos mirándonos fijamente a los ojos, despertamos de ese sueño juntos y vimos a nuestro alrededor, todos nos miraban, y Robert ahora tenía una expresión furiosa, pero a nosotros nada nos importaba cuando estábamos ver a el uno del otro, simplemente ignoramos todas las malas miradas, él tomó mi mano y me llevó lentamente hasta el balcón, que se mantenía solitario por el frío, sin embargo, ya lo sentía frío en este momento.
- ¿Por qué estás aquí, Loki? – pregunté ahora con lágrimas en los ojos.
-Necesitaba verte – respondió con una expresión de culpabilidad – estar contigo otra vez y ver que estuvieras viva.
- ¿Por qué me dejaste? Te pido una explicación.
-Puedes confiar en que tomé esta decisión por el bien de los dos, y aunque si fue más por mí, sé que tú habrías sido infeliz.
- ¿De qué hablas, Loki? Solo quiero que me expliques.
-Prefiero que aprovechemos nuestro tiempo juntos, porque no estaré aquí mucho tiempo, solo está noche y volveré a Asgard mañana.
Antes de que pudiera enojarme y responder algo, me besó, sus manos sostenían mi cabeza y mi cintura, y poco a poco yo tenía mis manos en su cabello y su espalda, sus rizos eran suaves, ese color negro era perfecto, él era perfecto para mí. Nos separamos y de nuevo lo miré, para asegurarme de que no fuera un sueño, que está vez él si estaba ahí conmigo, porque no podría aguantar otra decepción en la mañana al despertar y ver que la realidad era mi soledad y no tenerlo conmigo, no tenía mi respuesta, pero al menos sabía que él aún me amaba como yo a él, y que estaba sano y salvo, él miraba mi collar, y sonreía.
-Aun lo usas – dijo sonriendo.
-Bueno es muy bonito, y no tienes derecho a decir nada, me abandonaste – dije molestando.
- ¿Entonces se conocen? – interrumpió Robert con un cuchillo en la mano.
-Es un amigo de mi infancia, Robert – yo miraba el cuchillo.
-Yo soy el pretendiente de Zafiro, así que debemos pelear en fin duelo por su mano.
-No seas tonto, yo nunca acepte que fueras mi pretendiente.
-Tranquila, los mortales son tan dramáticos y estúpidos – dijo Loki poniéndose delante de mí y preparándose para pelear – si quieres morir humano, no tengo problema en ayudarte.
Levanté las manos y usando mis poderes le quité el cuchillo a Robert, y a Loki le tomé la mano para calmarlo.
-Lo siento Robert, pero no puedes decir nada de lo que viste – dije acercándome.
Puse mis manos cerca de su cabeza y empecé a borrar su último recuerdo para reemplazarlo por mi diciéndole que no podía casarme con él ni dejar que sea mi pretendiente e hice que de desmaye, dándome tiempo de irme con Loki, saqué mis alas silenciosamente y abrazando a Loki salimos de ahí hasta llegar a un balcón de mi casa, guarde mis alas otra vez. Me dio un beso en la frente y entramos a la casa.
- ¿Siempre estás sola en esta enorme casa? – preguntó Loki mirando alrededor.
-Solo en las noches porque mis amas de llave y cuidadores tienen su propia casa y su familia, así que se van, de todas formas, no necesito que me cuiden, como ya viste con Robert, mejore mis poderes e incluso desarrollé otros – respondí mientras me sacaba la tiara de la cabeza.
Él se acercó a abrazarme y le correspondí, de verdad lo amaba demasiado, estaba feliz de verlo, él no iba a quedarse más que unas horas, y a pesar de que quería una respuesta por su abandono, pero lo que importaba era saber que seguía amándome.
-Esta noche quiero darte algo – dije abriendo el cajón de mi mesita de noche – es un broche, los hombres lo usan en sus trajes elegantes, pero este es especial y solo existe este, lo diseñé yo misma.
Se lo puse en sus manos y lo observó, tenía la forma de su daga, la que siempre tenía, pero nunca usaba, la original era de oro, y tenía una esmeralda en el mango, sabía que es daga nunca la usaba porque era un regalo de su madre, y no se arriesgaba a perderla en una batalla, pero siempre la llevaba en las misiones a las que acompañaba a Thor.
-Tiene un hechizo de protección, siempre te alertará si estás en peligro de muerte, desprenderá un brillo azul para alertar, así que trata de tenerla en tu ropa – le expliqué.
-Es igual a la de mi madre, salvo por el hechizo – dijo abrochándolo entre la ropa que tenía – sin duda la necesitaré, Thor cada vez se mete en batallas más seguido y lo acompañamos, Sif y los tres guerreros.
-Solo procura que no te maten a ti o a Thor, por favor.
-Te prometo no morir, y tal vez proteger a Thor.
Sonreí en complicidad y nos besamos, volviendo a caer en ese amor tan apasionado que teníamos, pese a los ochocientos setenta y ocho años que yo tenía y los novecientos treinta y uno qué él tenía, éramos muy jóvenes en comparación a la esperanza de vida de nuestras especies, nuestro amor era siempre apasionado y loco, está noche no era la excepción.
Al día siguiente él se despidió de mí y pese a tener el corazón roto por esta despedida yo sonreía para que él no se sintiera mal por tener que seguir con su camino, vi como el Byfrost desde el cielo y por un momento quise correr hacia él para seguirlo, sin embargo, no lo hice, y desapareció frente a mí.



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En el texto hay: marvel, loki, vengadores

Editado: 26.03.2024

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