Quince días pasaron desde que se encontraron en la discoteca y Julio no podía olvidarse de Ana, así que, para quitarse esa obsesión, toma el celular y busca el número de ella, logrando una cita para salir a comer por la noche, perfecto, ahora será lo que el destino me tiene preparado, es el pensamiento de él, ya que no está muy seguro de que sea la mujer indicada. Sólo saldrá con ella, hasta quitarse esa obsesión que tiene, la hará suya, su relación será solo sexo, porque definitivamente la deseaba con desesperación.
Se encontraba en su habitación, cambiándose, para ir en busca de Ana, así que, se puso ropa casual, pero no se había dado cuenta del brillo que tenía en sus ojos gris-verdoso, ese brillo que da cuando la persona está a un paso de enamorarse. Toma sus llaves y se dirige a la puerta para salir y bajar por el ascensor hasta el parqueadero y sacar su coche Audi r8 Spyder negro, su orgullo. Hace el cruce en la avenida hacia la calle donde vive Ana, no demora mucho, ya que quedan a cuatro cuadras de donde él vive, en eso toma su celular para mandarle un audio a ella que ya está llegando, así que cuando llega al frente de la casa, Ana ya está esperándolo en la puerta, ella sube y él la recibe con un beso en la mejilla.
Julio levanta la mirada hacia Ana y siente que ella está un poco nerviosa. Perfecto, sé que le gusto y lograré que sea mía; aunque, detuvo el pensamiento, no creo que sea hoy, pero lo será. Se dijo con determinación y seguro de sí mismo.
- ¿te pasa algo, Ana? Le preguntó
- No. Nada – contestó ella – es que me siento un poco nerviosa hoy
- ¿nerviosa? Y ¿eso por qué? – le preguntó asombrado, ya que la sintió sincera - ¿no estabas segura de salir conmigo?
- no es eso, es que no sé por qué me siento así – aseguró ella – es la primera vez que me sucede, es como si fuera una emoción indescriptible que siento, ¿ves?
- ummm. Tal vez es la química que sentimos, porque yo también me siento así. Expuso él
- ¿de verdad? – yo también lo pienso – ella sonrió y Julio quedó fascinado con esa sonrisa
- no te preocupes, solo vamos a comer y si te apetece, podemos ir a bailar un rato. ¿qué te parece?
- me parece bien ese plan – ella sintió alivio con las palabras de Julio – ahora cuéntame que ha sucedido con tus hermanas, ¿ya se desquitaron contigo, por lo de las vacaciones?
- claro, ya nos dijeron lo que quieren – se carcajeó al recordar la penitencia que Sofi y Fer les pusieron a Andrés y a él.
- ¿y qué es? Si se puede saber – ella también se rio
- debemos llevarlas y traerlas a la universidad por dos semanas y costearles los almuerzos.
- pero eso no es tan difícil, ¿cierto? Le pregunta ella.
- no te creas, es bastante complicado lo de la llevada y traídas - le explica él
- y eso, ¿por qué? – ahora ella se sorprende
- porque si estudiaran en la misma universidad, fuera muy fácil, pero están en distintas, Sofi es la más lejana. Pero… la mira antes de voltear hacia la derecha – con Andrés nos hemos turnado, él lleva a Sofi por la mañana y recoge a Fer por la tarde y yo hago lo mismo, llevando por la mañana a Fer y recojo a Sofi por la tarde, así no se enojan las dos – se ríe y se le distingue un brillo travieso en los ojos gris-verdosos – porque se enojan mucho y no hay quién se las aguante.
- vaya, pero sí que son terribles las dos – Ana suelta una carcajada, pensando en su hermano Roberto y el temperamento de Fer – me imagino que mi hermano ya ha probado el mal genio de Fer.
- jajajaja, sí y muy seguido, el pobre un día me preguntó, que ¿por qué era así?, yo le dije que ella siempre era así, que tratara de complacerla y así la tendría contenta – dijo y Ana solo veía esa sonrisa tan bonita que tenía - bueno… ya hemos llegado al restaurante – la chica mira alrededor y se da cuenta de lo rápido que habían llegado, Julio buscó donde parquearse y detuvo el coche, salió y ayudó a Ana salir, aseguró su auto y entraron al lugar.
La noche fue mágica para la pareja, especialmente para Ana, que a cada minuto que pasaba con Julio, se enamoraba más, sobre todo, cuando él le tomaba la mano y le acariciaba la palma con el pulgar y ella sentía un estremecimiento por todo el cuerpo. Él se daba cuenta de la inquietud de la joven, veía que le gustaba la forma cómo le brillaban los ojos, cada vez que la acariciaba y estaba complacido, ya que sentía que no pasaría mucho tiempo para que fuera suya.
- ¿quieres ir a bailar? O ¿tienes que ir a la universidad, mañana? – le pregunta Julio al momento de pagar la cuenta.
- tengo que estar temprano en clases, ya que es la primera semana después del regreso de mi intercambio y debemos realizar muchos informes, especialmente yo que estuve fuera el semestre anterior.
- ok. Si quieres vamos el sábado – Julio le vuelve a decir, ya en la puerta, cuando van caminando hacia el coche – esta semana lo tengo bastante ocupado con varios casos en la fiscalía – le abre la puerta y hace que se acomode, cierra y camina hacia el lado del conductor – y en el despacho tenemos mucho trabajo, ya que me ha tocado contratar un suplente, mientras Pedro regresa de su descanso.
- ¡vaya! El muy ingrato no me avisó que se iba – dijo Ana sonriendo