Al día siguiente, Ana se levanta con muchas náuseas y corre al baño para vomitar en el inodoro; - con razón todos estos malestares, Dios voy a tener un bebé – se dice ella, luego de ducharse y cambiarse para ir a la universidad, ya siente mejor su estómago, va bajando las escaleras y se encuentra con su hermano Roberto entrando, se ve muy cansado, pero se alegra al verla.
- ¡Ana, hermana! – la abraza y le da un beso en la mejilla - ¿y eso? Tu por aquí, ya que siempre andas con tu novio – le sonríe - ¿cómo va todo? – le pregunta mientras van hacia el comedor
- todo va bien gracias a Dios, ayer sustentamos la tesis y salimos excelentes, nos felicitaron y nos van a apoyar económicamente para implementar el proyecto de implementación, así que estamos muy felices – se sientas para desayunar
- pero parece que estás un poco triste, ¿Qué ha pasado? – Roberto insiste
- no pasa nada, ve veras. – lo mira – tuve un altercado con Julio ayer, pero ya se arreglará.
- ok. ¿encontraron el error que tenían en la tesis?
- sí. Julio nos ayudó en eso, lo imprimimos y quedó bien. – su cara cambia a una expresión emocionada – quedó tan bien, que los jueces se quedaron con una copia.
- muchas felicidades, Ana, de verdad que te lo mereces – él se levanta y la abraza muy fuerte.
- papi, tía Ana; que bueno que están aquí – entran los gemelos Daniel y Angie, ya listos para irse al colegio
- hola mis amores – los saluda Ana – ¿Cómo están?
- bien – contestaron ambos y rieron muy felices. Desayunaron entre risas de los niños contando cosas graciosas que les pasaban, así que le alegraron el corazón un rato a ella. Después de un rato, se despidió de ellos.
- Ana, ¿Dónde está tu auto? No lo vi en el garaje – le dice Roberto
- se quedó en el edificio, porque lo encontré sin gasolina – Roberto frunció el ceño.
- eso es raro, ¿cierto?
- sí. Es muy raro, porque tengo varios días que no lo utilizo, porque Julio me lleva y me va a buscar a la universidad, así que no sé por qué apareció sin gasolina.
- bueno, entonces llévate el mío y yo mando a Juan para que lo traiga y por la noche me voy en él, si no has llegado – ella asiente y recoge las llaves.
- ah, Roberto, voy a regresar a mi casa en unos días – Roberto la mira con el ceño fruncido y se preocupó
- y ¿eso por qué? No quiero que te vayas.
- vamos, hermano. Pronto te casas con Fer y necesitan más espacio, ya que tiene a Antonella, es más fácil que yo regrese a la casa.
- pero Lucía Fernanda te quiere y me imagino que no querrá que te marches y yo tampoco y menos los niños, - la abraza con uno de sus brazos y la acerca a él - ¿qué sucede, cariño? ¿es por la pelea que tuviste con Julio?
- no es eso, pero ustedes van a estar recién casados, querrán estar solos con la familia que están formando y yo me sentiría como un mal tercio, ¿ves?
- no veo nada; ¿qué vas hacer en esa casa tan grande? – él trata de convencerla, pero ella sigue firme
- hablamos por la tarde, o mañana que es sábado, además, no voy a estar sola, está el abuelo y la nana, así que tendré compañía – sonríe al mirarlo – por otro lado, pronto nos iremos para Palomino y estaremos como de tres semanas a cuatro, organizando el programa – le da un beso en la mejilla y se sube al auto marchándose.
Llega a la universidad, se encuentra con Becky y Abel, que también venían llegando, él era otro de sus viejos amigos, se conocieron en tercero de primaria y han estado juntos desde entonces, Ana, cuando se encuentran, corre a abrazarlo y comenzó a llorar, Abel, al percatarse del estado de su amiga, la abraza.
- ¡Oh, Anita querida! ¿Qué pasó? ¿Por qué estás así? – la llevan hacia una de las bancas que están en el pasillo, sigue abrazándola y acariciando su espalda para que se calmara – vamos, inhala, exhala; inhala, exhala; eso es cálmate y cuéntanos.
- ¿ya llegaron Ernesto y Ariel? – pregunta ella; Becky alza la vista y ve que ellos están llegando
- ya están llegando y Ernesto viene corriendo y se ve preocupado – dice ella.
- cariño, ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás en ese estado tan deplorable? – dijo Ernesto con la respiración agitada.
- ¡Oh Ernesto! – se arroja a él, rodeándole el cuello con los brazos y escondió su rostro en su cuello, en eso llega Ariel y también la abraza por la espalda.
- ¿Qué sucede muñeca? – le pregunta él – ella se separa de Ernesto y él la lleva al banco.
- vamos, Ana; ¿cuéntanos que pasó? Le pregunta
- ¡He terminado con Julio!
- ¡Qué! – contestaron todos
- bueno… la verdad fue él que me terminó anoche – comenzó a contarles, como tenían tiempo, porque habían llegado temprano – después que ustedes me llevaron al edificio donde vive él; bueno… - le salieron más lágrimas – él me abrió la puerta, porque se me había quedado la llave, no la encontré, entonces… comenzó a reclamarme cosas absurdas, que no logro entender todavía.
- está bien, trata de relajarte y dinos – le dice Ariel con sus manos en la espalda de ella, dándole unos leves masajes