¡tÚ Eres Mi Destino! En Edición

CAPÍTULO 22.

Después de haber hablado un buen rato con Roberto y Lucía Fernanda, Ana, pensó en lo que ella le había dicho, que Julio se encontraba dormido desde el domingo, cuando supo lo del embarazo y se sentía culpable de todo lo que le había hecho, su cuerpo estaba inconsciente, no reaccionaba con nada, ni con las pruebas que le hacía el abuelo, que es médico, especialista en Neurología; pero lo que no entendía, era ¿Por qué estaba dormido? ¿Qué pasaba con él? ¿será que se está haciendo el dormido, para que ella vaya a verlo?... ummm – sería el colmo de la desfachatez de Julio y el peor truco que ha existido en la vida – voy aceptar ir a verlo, pero si es un truco, se va a arrepentir de haberse burlado de ella. Se dirige a donde están sus amigos, trabajando en el proyecto

- Hola, chicos, ¿Cómo van con la programación? – se sienta al lado de Ariel

- va todo bien, ya estamos acabando de programar los últimos códigos, para que tú comiences con lo tuyo.

- bueno… de eso les vengo hablar – recorre la mirada hacia ambos amigos - me tengo que ir a Santa Marta

- ¡qué! ¿Por qué? – dice Ernesto asombrado

- tengo que hacer algo y… bueno… tal vez darle de puñetazos a alguien

- espera, espera, ¿Qué dijiste? - ¿a quién? Le pregunta Ariel con cara de chismoso

- A Julio – le contesta ella

- ¿Por qué? – preguntaron los dos al tiempo

- después les cuento, porque tengo que llamar a un taxi para que me lleve – dijo levantándose – ¿saben quiénes están aquí en Palomino? – les preguntó con una sonrisa

- No. ¿Quiénes? Preguntó Ernesto

- Los nuevos esposos Montemayor Benavides – contestó

- Pero ¿No se habían ido a Cancún? Le pregunto Ariel

- Si, eso pensé, pero… - se quedó un momento callada – fue un instante raro, porque estábamos todos pendiente de una niña que se puso mal y mi primo Carlos la estaba atendiendo y en ese corre, corre, llamé a nuestro amigo Alejo De Ángel, el genetista – le explicó todos los detalles, hasta que llegaron Roberto y Lucía Fernanda – no saben la sorpresa que me llevé en ese momento, porque Fer entró como un huracán gritando que soltaran a Elly, y me he sabido quedar como una estatua por unos segundos, hasta que sentí a mi hermano tocándome el hombro y saludándome.

- pero, él te dijo ¿Por qué estaban aquí? Interrumpió Ernesto

- Solo que se les presentó un problema en el hotel y decidieron cancelar la luna de miel allá y venirse para acá – expresó Ana – es algo raro, porque sentí que Fer tenía algo que no logro explicar

- pero ¿Qué sería? – volvió a preguntar Ariel

- La verdad, no lo sé, amigo, pero ahora no tengo tiempo para explicárselos, porque voy a recoger mis cosas – dio un suspiro – ya hablé con mi tía y arreglé que ustedes sigan con la instalación y que Abel va a venir a terminar, también hablé con él, así que ya debe estar haciendo los arreglos para venirse, mientras que Becky sigue allá hasta que yo llegue – se dirige a la puerta y Ernesto la llama

- Espera Ana, toma – saca del bolsillo del pantalón sus llaves – llévate mi auto, ya el técnico lo revisó y está listo

- pero, ¿y ustedes? – dijo ella asombrada

- no te preocupes – le contesta Ariel – nosotros nos vamos con Abel, tu sabes que él no deja su auto para nada, es como su segunda piel – y los tres sueltan una risotada

- Tienes razón, a mí me parece que duerme con ese auto – se carcajea Ana y Ernesto hace lo mismo. Ana toma las llaves y se va – después les cuento todo, par de chismositos, porque me imagino que están que se mueren por saber qué pasó con la niña y con mi hermano y su esposa, ¿cierto?

- Obvio, microbio – nos dejas en ascuas, amiga – dijo Ernesto con cara dramática y Ana se carcajea y sale de la cabaña moviendo la cabeza pensando que sus amigos son unos dramáticos.

Ya en camino y a punto de llegar, siente que le entra una llamada al nuevo celular, que le consiguió su primo y ve en la pantalla que es él que está llamando, toma la llamada y contesta por medio de sus audífonos.

- Hola, primo cuéntame ¿Qué ha pasado con Elly?

- Hola Anita, pues… bien. Ya está estable, aunque te cuento que mejoró desde que salimos de allá y es algo raro – dijo – no sé qué le haría esa loca que entró, pero la niña tuvo un cambio drástico

- ¡oye! Esa loca es mi cuñada – le dijo Ana – es la esposa de Roberto

- Yo sé, la vi en la recepción, pero es que ella entró como una loca y me gritó que soltara a Elly, pero… - se quedó callado un momento y luego dijo – pero lo que hizo la salvó

- espera un momento, ¿tú crees que hizo algo? ¿Cómo qué?

- no sé, pero ella le susurraba algo a Elly, puso una mano en el pecho y… bueno, no sé qué pasó después, porque ella se levantó, soltándola y dijo que ya nos la podíamos llevar

- Carlos, algo te dijo ella, ¿cierto? ¿Qué fue? – preguntó ella con insistencia

- fue algo extraño, Ana, esa chica parece como una psíquica, porque sentí una vibra cuando se me acercó.

- pero ¿Qué te dijo? – pregunta exasperada




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