Han pasado doce horas desde que el doctor Miguel Ángel Benavides, hizo que Ana se durmiera para hacer regresar a su nieto, ya estaba preocupado, porque ha pasado mucho tiempo, en ese momento se abre la puerta y entra Joaquín, pero ve un movimiento y mira hacia la cama.
- ¿Qué ha pasado papá? ¿Ya despertaron? – cierra la puerta y mira el rostro de su padre y luego ve hacia donde se encuentran Julio y Ana acostados – parece que se han acercado.
- Sí. Eso fue en este momento que entraste, me siento mejor ahora, ya que ha pasado mucho tiempo – se acercan a la cama y reparan en los rostros de los chicos, se notan serenos y su respiración es acompasado y regular – al parecer ya se encontraron – hacen otro movimiento para acercarse más, se abrazan, Julio atrae a Ana a su pecho y le da un abrazo fuerte, se ve una sonrisa en sus labios; mira hacia Ana y ella también tiene una sonrisa y le pasa un brazo por el estómago y levanta una pierna para ponerla sobre la de Julio dando un suspiro de placer y satisfacción – bueno… - dice – creo que ya podemos decir que todo se solucionará para esta pareja – comienza a tomarle el pulso a Julio, luego escucha sus latidos con el estetoscopio – su respiración y latidos se están normalizando, el color está volviendo.
- Me alegra mucho eso, papá – dice el señor Joaquín – ya estaba preocupado por todo esto – la puerta se vuelve abrir y entra la señora Yolanda
- parece que ya volvió – dijo. Miguel Ángel y Joaquín la miraron asombrados - ¿Por qué se sorprenden? Tengo el poder de visualizar todo – sonríe – tenemos que organizar una reunión familiar – se acerca a la cama y le da un beso en la frente a su hijo y otro a Ana – gracias mi niña, por devolverme a mi hijo – Joaquín se acerca su esposa y le pregunta
- Cariño, ¿cómo hiciste eso? La mira todavía con sorpresa
- No sé, pero lo intuí, sentí una alegría y se me presentó una imagen en la mente, me asusté un poco, por eso corrí hacia acá para comprobar lo que veía – Joaquín sonrió y miró a su padre como interrogándolo
- Si. – contestó – ya se están manifestando, lo que ha pasado con Julio y Ana, ha ayudado a que se presenten, así que, mis queridos, creo que esta familia va a tener muchas sorpresas y acontecimientos que nos mostrarán cuáles serán nuestras capacidades – sonrió - bueno… voy a comer algo y relajarme un poco, he estado muy estresado con todo esto, después vendré a echarles un ojo, para ver cómo están – abre la puerta y sale, Joaquín abraza a su esposa y le da un tierno beso en los labios
- cariño, te amo – la lleva hacia la puerta – dejemos a estos jóvenes para que descansen también – les da una última mirada y dice – se despertarán por la mañana.
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En la habitación de Julio, todo se ve en calma, hasta que alguien se mueve bruscamente, el doctor Benavides mira con sorpresa hacia la cama y ve que Ana está luchando para quitarse los brazos de Julio del cuerpo y ese movimiento lo hace despertar también.
- ¡Vaya, vaya, vaya! – se acerca a la cama sonriente – ¡ya era hora de que se despertaran! – dice con enojo disimulado – ya me estaba cansado de verlos abrazos y haciendo mimos y quejidos.
- abue… ¿abuelo? ¿Qué está haciendo aquí? – pregunta un Julio con cara sorprendida - ¡Qué ha pasado? – mira interrogante hacia donde está Ana - ¿cariño? – arruga el entrecejo incrédulo
- aparta tus manos de mí – ella también está asombrada – tengo que ir al baño – trata de levantarse, pero siente que todo le da vueltas y el doctor Benavides logra llegar a tiempo y evita que caiga al suelo.
- Ana, por favor, no te levantes así – hace que se siente en la cama – durante mucho tiempo acostada y el esfuerzo que hiciste con Julio te ha dejado muy agotada.
- pe… pero si solo fue un rato – dice un poco confundida no hace mucho que me acosté.
- no es así – le contesta él – ya han pasado más de doce horas desde que llegaste – asiente con un movimiento de cabeza – está amaneciendo, son casi las cuatro de la mañana, así que sigan durmiendo y así reponen fuerzas – la vuelve a levantar de la cama y la acompaña al baño para que haga lo que tenga que hacer – si quieres refréscate un poco y vuelve a la cama, mientras reviso a Julio y hago que camine un poco, ya que tiene casi una semana que no lo hace – después que Ana cierra la puerta del baño, el doctor se dirige a la cama para hacer que Julio se levante.
- abuelo, no entiendo que hace Ana aquí, ¿Qué ha pasado? – él se siente confundido, aunque recuerda algo que no logra explicar – recuerdo que me encontraba en el patio de la casa, acordándome de lo que había vivido con ella y… pues… siento su presencia y su voz llamándome, es un poco raro, abuelo
- no es raro, hijo, tú sabes que tienes el poder de percibir las energías de otras personas y con mayor razón, sientes la de Ana, por ser tu pareja de la Luz, además, si recuerdas eso, es porque te estabas despidiendo de todos esos lugares que te hicieron feliz – lo mira detenidamente – y si lo piensas, esto te está sirviendo de experiencia, para fortalecer esos poderes, aunque digas que lo has perdido.
- pero… lo había perdido, abuelo… desde que pasó el problema que tuve con ella, no logro enfocarme correctamente – el abuelo hace que se levante con mucho cuidado para que de unos pasos, pero ve que se tambalea y lo abraza firmemente – ten… tengo el estómago revuelto, creo que voy a … vomitar – el abuelo lo lleva al baño de al lado y lo sostiene para que evacúe lo que tiene en el estómago, aunque no tenga nada, ya que no ha comido desde hace varios días – cuando regresan a la habitación, encuentran a Ana ya cambiada y se asusta al ver la palidez de Julio