¡tÚ Eres Mi Destino! En Edición

CAPÍTULO 25.

Con la llegada de la navidad, la familia Benavides Maldonado, llega también las reuniones familiares, la alegría, la compra de regalos y por supuesto, el cumpleaños de Julio, porque es una fecha que todos celebran como lo es el 24 de diciembre. Son fechas para recordar y festejar en familia y en especial también, el cumpleaños de las gemelas, el 31 de diciembre.

A pesar de todas esas celebraciones, hay momentos de tristezas y soledad, porque, aunque Julio y Ana, por el momento se llevan bien, no han podido reconciliarse, ya que a ella no lo perdona del todo y se hace del rogar. Hace unos días, Julio trató de abrazarla y besarla, pero ella no lo dejó, pero eso no ha hecho que él se desanime, porque sabe que ella lo hace es para hacerlo sufrir un poco más; sabe que ella lo necesita tanto como a él, pero está esperando que llegue su cumpleaños para hacerla caer en sus brazos de nuevo.

En casa de Ana, todo marchaba bien, aunque, trataba de rechazarlo siempre que se le acercaba, sentía mariposas en el estómago y debilidad en las piernas. En las últimas semanas, hubo muchas discusiones por parte de Julio sobre dónde iban a vivir, él decía que en su apartamento y ella que no regresaría al lugar donde él la había humillado, que, si quería, tendría que él mudarse a su casa, pero Julio no estaba de acuerdo, ya que era una herencia de ella y que él tenía que proveer la vivienda de la familia. Por ese motivo, Ana luchaba con él, hasta que, un día de tanto estrés, se puso mal y la llevaron a la clínica, ya que se le subió la tensión arterial y el médico recomendó tranquilidad para ella en su estado de embarazo, así que a Julio no le quedó más remedio que trasladarse a la casa de Ana y comenzar a acercarse a ella para reconquistarla, aunque, ha sido muy difícil.

Cuando Ana sale del baño envuelta en una toalla y en la cabeza llevaba un gorro plástico, encuentra a Julio en el balcón muy pensativo, él siente su presencia y se da vuelta para mirarla, se queda embobado, la recorrió desde la cabeza a los pies, volviendo sus ojos y en especial los labios; fue acercándose lentamente y cuando ya estaba enfrente de ella, la toma por la cintura y la acerca a su cuerpo, baja la cabeza y se prende de sus labios en un beso muy caliente y arrollador.

- Ju… Julio, vamos … a llegar tarde a la fiest… - él logra besarla de nuevo, impidiendo que siga hablando, la levanta para que envuelva sus piernas a sus caderas.

- no me importa, sólo quiero estar contigo – vuelve a besarla mientras va llevándola hasta la cama, la acuesta con mucho cuidado y se queda encima de ella – estoy loco por ti, amor mío y no descansaré hasta volver a conquistarte de nuevo - va dejándole un camino de besos por todo el cuello hasta llevar a la base de sus pechos turgentes y grandes por el embarazo – eres tan bella, cariño mío – va soltándole la bata de baño y besa su abdomen abultado donde se encuentran sus hijos – los amo, hijos míos y a su madre también – baja por todo el vientre, le abre las piernas suavemente, para acariciarle, mete un dedo y se da cuenta que está bastante húmeda – umm que delicia – baja su boca y comienza a pasarle su lengua por todo ese canal húmedo y escucha un gemido profundo de parte de Ana – déjate llevar, amor. Ana cierra sus ojos y lleva sus manos a la cabeza de Julio, para incitarlo a que siga haciéndola enloquecer.

- Ju… lio ahhh – él siguió lamiendo su sexo y cuando estaba a punto se iniciar el orgasmo, se levantó, terminó de quitarse la ropa, cuando ya estaba desnudo, Ana le tocó y sintió que él se contrajo, ya que estaba muy excitado.

- Ya no aguanto más, amor – Julio la apoya en el colchón y se posiciona entre sus piernas y la penetra suavemente, para no dañar a sus hijitos - ¿estás segura de que a los bebés no les a pasar nada? Le dice preocupado.

- ¡Claro que no! – ella le sonríe y Julio comienza a moverse, primero lentamente y después aumentan el ritma, los dos están sudando, por el movimiento y los gemidos se escuchan más fuerte según los empujes de Julio. Sus corazones latían al unísono y se notaba que cada uno se hacían promesas y que esta vez sí se cumplirían. Se durmieron un buen rato, se sentía muy relajados, cuando suena el timbre del celular de Julio, él con movimientos perezoso lo toma de la mesa de noche y ve que es su madre.

- ¡Mierda! ¡la cena navideña mi cumpleaños! ¡mamá me va a matar! – dice saliendo de la cama y corriendo al baño, pero en sus carreras lleva en sus brazos a su hermosa mujer. – vamos a darnos una ducha rápida, amor, para irnos, porque va haber un funeral uno de los días más importante de mi vida. El día que recuperé a mi mujer – sonríe con picardía y nota que Ana se ruboriza.




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