Quizás al ver esta historia pensarás que no me tengo amor propio y que debo esperar que sea mi esposo quien deba tratarme como una reina, ¿te digo algo? ¡Lo hace! Aún siendo esposos me trata como si aún estuviéramos en el noviazgo: todos los días me toma de la mano, me envía mensajes diciéndome que me extraña y ha estado pensando en mi, incluso tan solo me manda mensaje para decirme: ¿que tal tu día? Me escucha con paciencia cuando le cuento un problema, no rebela mis defectos al mundo, tanto en público como en privado me trata con dignidad, no me obliga a hacer cosas que no quiero y molesten mi conciencia, de vez en cuando, tenemos cenas románticas, si tenemos un desacuerdo, se esfuerza porque lo resolvamos de la mejor forma posible, de vez en cuando, me trae rosas, ¡y mucho más! ¡Más de lo que imaginan! ¡Damian es un príncipe! Y estoy tan feliz de haber encontrado a alguien que me ama tanto como yo a él. Pero...... ¡todo cambio! Y eso paso al los pocos días de casados, de hecho, cuando termino muestra luna de miel, me diagnosticaron cancer de colon terminal y que solo me quedaban 6 meses de vida.
Los médicos me prometieron que me darían un tratamiento para que esos 6 meses los viviera con dignidad y mi muerte fuera pacifica, pero a pesar de eso, ¡yo quería vivir! ¿Es por el hecho de querer perseguir sueños y proyectos ambiciosos? Para Damian y para mi, nuestros nuevos y proyectos son sólo una pieza en nuestro matrimonio, mi razón para luchar contra el cancer y poder erradicarlo, ya que me dijeron que la probabilidad de esa feroz lucha para erradicarlo y no morir con un tratamiento muy agresivo, era del 0.001 %, así que, ¡había esperanza! Te dire mi razón por la cual acepte luchar con ese tratamiento que no tienes ni idea lo difícil y casi sin fuerzas me dejaba, sin aliento: poder cumplir mi promesa cuando hice los votos matrimoniales: envejecer con el amor de mi vida, porque para mi, una promesa es una promesa, y cumplírsela al hombre que tanto amo. Porque en el matrimonio, aunque bien es cierto que debes ver que esa persona a la que escojas te trate con verdadero amor y respeto, también debes centrarte que tú, mujer, seas una buena esposa, ¿a caso los hombres son máquinas sin sentimientos? ¿A caso se convierten en nuestros esclavos con tal que nosotras las mujeres seamos reinas? ¡Claro que no! ¡Ellos también merecen ser amados y respetados! En esta historia, verás que el amor verdadero mutuo aún es posible, pero en mi caso, ¿viviré solo esos seis meses? En esta historia lo sabrás.