Blake la miró y pestañeó confuso, como si intentara entender. Luego sonrió.
-¿Vas a matar al personaje? – preguntó.
- Lo dudo, es el protagonista y voy por los finales felices.
-¿Se llama como yo?
-No, podrías demandarme si hiciera eso y sería realmente extraño.
-Entonces supongo que está bien, no negaré que es sorprendente y un poco extraño, pero está bien. Y definitivamente quiero leerlo.
-De acuerdo, te daré la versión censurada – respondió ella bromeando, se sentía aliviada de que Blake lo hubiera tomado tan bien. Quizás ella se había preocupado demasiado, o quizás solo ella entendía las implicancias de que él se hubiera metido en su escritura hasta ser el protagonista de su nueva novela.
-Ahora empiezo a asustarme- dijo él en broma. Se quedaron un rato más conversando y luego regresaron al festival.
-Te llevo a tu casa – ofreció Blake.
-No, ve tranquilo. Me quedaré a ayudar a limpiar y ordenar una vez que termine. Ya hiciste bastante- le dijo ella.
-De todas maneras tengo que llevar los equipos, así que te esperaré
-¿Seguro? Ya has hecho demasiado.
- Seguro, digamos que es mi día de buenas acciones.
Blake se quedó hasta que finalizó el festival, luego transportó de regreso los equipos que había llevado y regresó a buscarla para llevarla a casa.
-Gracias por todo lo que has hecho- le expresó Kit.
-En realidad gracias por darme la oportunidad de ayudar, además lo pasé muy bien.
-Te debo un favor, así que ya sabes.
-¿Quieres ir a mis últimas tres citas en mi lugar? – preguntó él.
-Es verdad, sólo quedan tres más - evaluó Katherine que recién se daba cuenta de lo poco que quedaba, al principio diez citas le habían parecido muchas, luego con aquel trato extraño que habían hecho con Blake se había vuelto algo divertido. Ahora solo quedaban tres citas más y probablemente ya no volvería a verlo. De pronto se sintió apenada.
-Al menos ya tienes tu novela- dijo él y ella asintió.
-Y tú aún no has conseguido un candidato para cuñado ¿Has decidido si le recomendarás la agencia a tu hermana?
-No aún no lo sé. Hay momentos en que pienso que definitivamente no, y otros en que no está tan mal. Quizás en estas citas que te quedan, aparezca algún hombre perfecto y eso me decida a alentarla para que lo intente.
-Sigo insistiendo que es muy difícil si no tienes idea del gusto de tu hermana. Quiero decir, salvo por la condición innegable de que sea buena persona, es difícil saber si alguien es perfecto para otra persona, solo esa persona puede saberlo.
-Cierto, ya lo habíamos mencionado.
-Pero es tu hermana y quieres lo mejor para ella- finalizó ella la oración.
-Eso es más cierto aún.- respondió al tiempo que llegaban a la casa de Katherine.
-Llegamos.
-Sí.
-Gracias por traerme, Blake y sabes no creo que pueda dejar de hacer esto de agradecerte. De hecho incluso es la primera vez que viajo en un camión.
-Es extraño,- comentó él.
-¿Qué?
-Eres feliz con cosas pequeñas.
-Ohhhhh, ese es el gran secreto femenino, no somos tan complicadas. Ya conoces lo que dice esa canción "prometo amar al primero que no me haga daño" – comentó risueña e inmediatamente se arrepintió de lo que acababa de decir, cómo había terminado metiendo al amor en aquella conversación.
-Mereces que no te hagan daño- respondió él.
-Sí, lo aprendí por las malas, pero ya lo aprendí. Ve a descansar – le sugirió y bajó del camión.
-También descansa , Katherine. Trabajaste mucho hoy. Nos vemos en la semana.
- De acuerdo, nos vemos para el próximo informe, camarada – le respondió y se despidió haciendo la venia.
Volvieron a verse casi al finalizar la semana.
-¿No fue una buena cita, verdad? – preguntó Blake.
-¿Cómo lo sabes? – preguntó Katherine y él señaló la mesa. Estaban en una cafetería y la mesa estaba colmada de pasteles, macarons y postres varios.
-Solo lo sospeché.
-Deberías probar este, se llama "Tentación oscura", y es maravilloso- dijo llevándose la cuchara a la boca. Blake tomó su propia cuchara y lo probó.
-Es muy bueno- comentó – Vas a contarme, ¿o no?
-Digamos que tenía algún problema con anatomía – dijo mientras seguía comiendo.
-Me temo que no entiendo.
-Bueno, no sabía dónde estaban mis ojos cuando me hablaba. Quiero decir ni siquiera llevaba ropa muy escotada pero siguió concentrado en mis pechos como si en algún momento fueran a responderle a sus babosadas. Odio que hagan eso.
-Lo siento, Katherine.
-No es tu culpa, hay mucho idiota suelto- dijo ella y levantó la mirada, hasta el momento solo se había concentrado en el postre, es que no era grato contar algo así. Era adulta, había pasado cosas peores, pero aún así se había sentido muy incómoda y vulnerada, le costaba tomarlo con humor y le costaba más contarle a Blake, porque era algo muy tonto pero la había hecho sentir mal.
-Espero que al menos le metieras la cabeza en el plato.
-No, solo le dije que disculpara si mis senos no le respondían, pero eran mudos. De nacimiento.
-¿De verdad?
-Sí, y me fui.
-¡Cielos, Katherine! Mereces otro postre de esos.
-Sí por favor – pidió volviendo a sonreír - ¿Y qué tal tu cita?
-Tampoco fue muy bien, hablaba extraño.
-¿Qué tan extraño?
-No sé cómo explicarlo, pero aniñado, y era algo intencional, hasta usaba diminutivos. Supongo que pretendía parecer tierna ,pero me daba espanto, me temo que hace tanto que no salgo en citas que ni siquiera sé si eso está de moda, si a los hombres les gusta o qué. Era una mujer atractiva, pero no podía concentrarme. Incluso llegó a hablar en tercera persona, "Vivi ama las pastas", dijo mientras ordenábamos la comida y si hubiera estado bebiendo algo me atragantaba.- le contó y ella empezó a reír.